*Apenas 25 mil aficionados en el Rose Bowl para ver el regreso de Javier Aguirre
Los llamados “incondicionales” abandonaron a la Selección Mexicana.
En una escena pocas veces vista en Estados Unidos, pocos aficionados acudieron al Estadio Rose Bowl al debut de Javier Aguirre con el Tricolor en el juego ante Nueva Zelanda.
Si hay algo que le duele a los directivos y federativos es el bolsillo, y este es un golpe claro porque ni siquiera el arranque de este nuevo proceso despertó la ilusión entre los fans.
La mina de oro empieza a quedarse sin tanto brillo.
Tampoco es que los boletos hayan estado tan caros.
En taquilla las entradas oscilaban entre los 40 y los 100 dólares, a sabiendas de que la Selección Mexicana casi siempre ha sido un negocio garantizado.
El Tricolor ya había sido abandonado en los últimos años en el Estadio Azteca, por eso no es casualidad que el partido contra Valencia vaya a disputarse en Puebla, en octubre.
Hace un año, el técnico Diego Cocca fue despedido tras la escandalosa derrota contra Estados Unidos en la Semifinal de la Nations League, pero hay versiones que sugieren que lo que en verdad caló fue la pésima entrada en el duelo contra Panamá por el tercer lugar.
Al Roe Bowl le caben 92 mil 600 espectadores, pero hay demasiados huecos en el juego ante Nueva Zelanda.
Lo curioso es que el récord de asistencia en un partido de futbol del Tricolor en Estados Unidos era precisamente contra Nueva Zelanda, en 2010, cuando acudieron 90 mil 526 espectadores al Rose Bowl.
Apenas hace dos meses, México enfrentó a Brasil y tenía la intención de establecer un nuevo récord, pero falló en el intento.
Al final, los organizadores reportaron 25 mil 271 aficionados en el estadio.
