Steven Van de Velde, jugador del equipo de voleibol de playa neerlandés para los Juegos de París 2024, y condenado por la violación de una menor de edad, fue abucheado este domingo por los aficionados durante su primer partido del torneo olímpico.

El jugador, de 29 años, fue condenado en 2016 a cuatro años de prisión después de haber reconocido la violación de una niña de 12 años.

Cumplió una parte de su pena en Gran Bretaña, donde tuvieron lugar los hechos, antes de ser trasladado a Países Bajos, donde recuperó la libertad antes de regresar al voleibol de playa en 2017 y de ser seleccionado para la cita olímpica parisina.

Este domingo por la mañana, llegó al terreno de juego junto a su compañero Matthew Immers en medio de los aplausos de los numerosos aficionados neerlandeses presentes, ya que este es un deporte muy popular en el país.

Pero cuando fue anunciado su nombre por megafonía, el público expresó su rechazo con abucheos.

También fue abucheado en momento puntuales del partido, especialmente cuando se disponía a sacar.

Van der Velde e Immers perdieron ante la pareja italiana Alex Ranghieri y Adrián Ignacio Carambula por 2 sets a 1 (22-20, 19-21, 15-13).

La dupla neerlandesa volverá a jugar el miércoles, en la segunda jornada de su grupo, contra la pareja chilena formada por los primos Marco y Esteban Grimalt.

La presencia de Van der Velde en los JO había suscitado la indignación de numerosas asociaciones de defensa de los derechos de las mujeres y de la lucha contra la violencia en el deporte.

Aislado y sin declaraciones

El Comité Olímpico neerlandés indicó hace unos días que el jugador permanecería apartado de los demás deportistas de la delegación, fuera de la Villa Olímpica, y que no hablaría con los periodistas.

Después de la derrota de este domingo, el encargado de hablar con la prensa fue su compañero Immers, que dijo sentirse “decepcionado” por todo el foco mediático de este asunto.

“Le conozco, llevamos jugando juntos dos o tres años y jugamos todos los torneos. Lo que ocurrió en el pasado se queda en el pasado. Ya tuvo su pena. Para mí su caso es un gran ejemplo de que se puede crecer, que se puede aprender mucho.
“Lo que ocurrió en el pasado, obviamente, no