Aunque hubo victorias, podios y un par de poles, no todo fue color de rosa para el mexicano, ya que en algunas carreras perdió el rumbo del éxito.
LO BUENO: SUS ESTADÍSTICAS Y CALIDAD AL VOLANTE
Por primera vez en 73 años de historia de la Máxima Categoría, un piloto mexicano terminó segundo en la Clasificación General.
Checo le dio a Red Bull el anhelado 1-2 con su subliderato, el cual se agenció en Las Vegas, con un total de 285 puntos.
Dos victorias, en Arabia Saudita y Azerbaiyán, dos poles, en Jeddah y Miami, y 9 podios en total, fueron los frutos del tercer año del tapatío en el equipo de las bebidas energéticas.
Sus batallas más recordadas serán la que tuvo con Fernando Alonso en Brasil y con Charles Leclerc en la Ciudad del Pecado.
LO MALO: LAS SESIONES DE CALIFICACIÓN
La falta de adaptación a la evolución del RB19 se convirtió en el martirio de Pérez Mendoza después del Gran Premio de Miami.
Justo cuando apuntaba al título de pilotos, perdió la confianza con el monoplaza y cada vez era más complicado encontrar la puesta a punto ideal para la qualy y la carrera.
En Mónaco, España, Canadá, Austria y Gran Bretaña, Pérez quedó lejos del top 10 y su única salida fue recurrir a las épicas remontadas.
LO FEO: GIRA ASIÁTICA Y MÉXICO
Lo peor que le pudo pasar a Checo en el año fue quedar fuera en la carrera de casa.
El piloto azteca, que arrancó quinto, visualizó una única oportunidad para luchar por la victoria, sin embargo, en esa acción, se tocó en el Ferrari de Charles Leclerc y abandonó en la primera curva.
En la gira asiática, Pérez no destacó cómo se esperaba, ya que solo sumó 5 puntos entre Singapur, Japón y Qatar.