La historia inolvidable de aquel 18 de marzo de 1968 se trasladó al Estadio Alfredo Harp Helú con unos aguerridos Pingos que fueron arropados por más de 20 mil aficionados en el primer juego de pretemporada.
El héroe de la tarde fue Robinson Canó, quien recientemente llegó al infierno para vestir la franela roja, con su cuadrangular en la cuarta entrada para darle la ventaja a su nuevo equipo y festejar con sombrero de charro.
“Yo vine a ver a Canó y no me arrepiento. Desde que lo anunciaron sabía que daría lo mejor de sí y no no falló. ¡Tiene 41 años y mírelo, fuerte como un roble y con esos pies que parecen cohetes”, dijo el fanático Ramón Sánchez desde el jardín izquierdo.
El dominicano estaba encendido y castigó a los Mulos, novena que lo dio a conocer en las Grandes Ligas en el sexto inning, cuando anotó una carrera más a la cuenta.
La tercera rayita para los capitalinos cayó desde los spikes de José Rondón, lo que hizo explotar las gradas del Diamante de Fuego y causar la decepción de los Mulos.
Todavía en el séptimo capítulo, el segunda base hizo magia con su bate para impulsar la cuarta rayita.
“Aunque no es el equipo titular, estos muchachos de los Yankees juegan bien, se ve que venían con ganas de estar aquí y qué decir de Giancarlo Stanton, un privilegio tenerlo aquí”, dijo Paty Quijano.
Si bien es cierto que Giancarlo Stanton fue la estrella principal de los Bombarderos, fue hasta el noveno rollo cuando despertaron con un rally de tres carreras producto de lo dobles de Carlos Narváez y Cole Gabrielson.
Trevor Bauer, Cy Young de 2020 y actual pitcher del México, se fue sin decisión tras mantenerse en la lomita 3.0 innings permitiendo solo 4 hits y ninguna anotación.