Santiago Giménez acabó su sequía goleadora con el Feyenoord, en una noche amarga porque su equipo quedó eliminado de la Europa League al caer en tanda de penales contra la Roma (4-2), luego del 1-1 en este partido (2-2 global).


Pintaba para ser una jornada agradable para el “Bebote”, quien muy pronto le dio la ventaja al cuadro neerlandés, sin contar con que a partir de ese momento la fortuna cambiaría de lado, por eso ya la Loba se instaló en los Octavos de Final.


La suerte quedó clara desde que Mancini le ganó a Geertruida ambos volados, tanto para decidir en qué portería tirar como quién lo haría primero.

El capitán de la Roma pidió que ellos abrieran la tanda, esa en la que fueron implacables Leandro Paredes, Cristante, Aouar y Zalewski, aunque Romelu Lukaku falló en el segundo tiro y eso incrementó la tensión en el Olímpico.

El tema es que después de la pifia del belga, el portero Svilar atajó los tiros de Hancko y Alireza, con lo que salvó el pellejo de su compañero.

Una noche triste para Santiago Giménez y el Feyenoord, y eso que después de siete partidos sin gol por fin terminó su sequía.

El delantero del cuadro de Rotterdam marcó apenas a los 5 minutos el juego, una definición de killer, de un jugador que siente la posición de centrodelantero ya que cazó un disparo machucado y apenas puso el pecho para que la pelota rebotara y se dirigiera a la red, mientras los jugadores del cuadro italiano pedían infructuosamente una mano.

Eran siete partidos de críticas para el mexicano, al que así como vitoreaban hace algunos meses ahora ponían en el paredón, como si de verdad le quedara grande el puesto.

Muy rápido empató la Roma, el 1-1 en el juego (2-2 global) gracias a un extraordinario Lorenzo Pellegrini, quien de media distancia guardó el balón en el ángulo superior izquierdo.

Pesaban las piernas en el tiempo extra. Hubo una sola llegada de peligro de la Roma en un tiro potente de Romelu Lukaku, y apenas una del Feyenoord en el disparo de Yankuba Minteh, acción en la que el portero desvío el balón correctamente. Pauli Dybala ya no podía moverse y por eso prefería recurrir a las faltas, un jugador con tanta calidad técnica lucía vulgar, preso del cansancio.

La prórroga estuvo de más.

Ambos querían definir la serie en penales, incluso conscientes de que ese tipo de desempate siempre reserva sitios para villanos, antes que para héroes, aunque en este último rubro el guardameta Svilar alzó la mano.