En emotivos testimonios, dos mujeres dijeron que Dani Alves las tocó y cortejó con la denunciante antes de describir las secuelas de la presunta agresión.

El tribunal no reveló sus nombres.


(Alves) tenía una actitud escalofriante. Me sentí tensa”, dijo una de las amigas.

El ex defensa del Barcelona de 40 años fue detenido en enero del año pasado y desde entonces se encuentra en prisión preventiva.


El brasileño negó inicialmente haber mantenido relaciones sexuales con la mujer, a la que dijo no conocer.

Más tarde sostuvo que sí había mantenido relaciones sexuales consentidas con ella en el baño VIP de un club nocturno de Barcelona y que lo había negado en un principio para proteger su matrimonio.

El juicio en la Audiencia Provincial de Barcelona se centra en si mantuvo relaciones sexuales forzadas o consentidas con la presunta víctima.

El fiscal acusa a Alves de forzar a la mujer a mantener relaciones sexuales y de no utilizar preservativo, y solicita una pena de nueve años de prisión y que el acusado pague una indemnización por daños y perjuicios de 150 mil euros (unos 163 mil 215 dólares) a su presunta víctima.

La prima de la denunciante dijo que ella ni siquiera había besado a Alves antes de abandonar la zona pública y que no era consciente de que estaba entrando en un baño donde se produjo la supuesta agresión cuando él insistió en que se trasladaran a otro lugar.

Al cabo de unos 15 minutos, Alves salió del baño y un par de minutos más tarde la denunciante lo siguió, con aspecto “desolado”, dijo la prima.

Dijo que tenía que irse. Fuimos a buscar nuestros abrigos a la conserjería y antes de llegar allí mi prima me dijo que (Alves) le había hecho mucho daño y que había eyaculado dentro de ella”, dijo la testigo.

Alves, vestido con vaqueros azules, camisa blanca y chaqueta oscura, permaneció impasible en la primera fila de la sala durante el testimonio.

Ambas testigos dijeron que su amiga se mostró inicialmente reacia a presentar una denuncia por temor a que no la creyeran.
Ha perdido mucho peso, no puede trabajar, sufre ansiedad desde entonces y apenas sale de casa, añadieron.

La denunciante testificó más temprano en una sesión a puerta cerrada, hablando desde detrás de una pantalla con la voz distorsionada para proteger su identidad.

El juicio de Alves es uno de los de mayor repercusión en España desde que una ley de 2022 del Gobierno liderado por los socialistas convirtiera el consentimiento en un factor clave en los casos de agresión sexual y aumentara el tiempo mínimo de cárcel para este tipo de agresiones con violencia.