DESAIRE A BIDEN
* “Es hora de que Estados Unidos reconozca al Estado de Palestina, no sólo que hable de una solución de dos Estados”, dijo a su vez, en un comunicado, Nabil Abu Rudeineh, vocero del presidente palestino Mahmud Abás
JERUSALÉN.- El primer ministro israelí Benjamin Netanyahu subrayó este sábado 20 que no hará “compromisos sobre el pleno control israelí” sobre Gaza y que “esto es lo contrario al Estado palestino”, en rechazo a la sugerencia del presidente estadunidense Joe Biden de que las soluciones creativas podrían salvar las diferencias entre los puntos de vista de ambos mandatarios sobre las aspiraciones palestinas de un Estado propio.
En señal de las presiones que enfrenta el gobierno israelí en casa, miles de manifestantes en Tel Aviv clamaron por elecciones y otros protestaron frente a la casa de Netanyahu, mostrando su frustración por la aparente falta de avances gubernamentales para lograr la liberación de los más de 100 cautivos mientras la guerra en Gaza se alarga.
Netanyahu sufre también la presión de miembros de su propia coalición gobernante de ultraderecha para que intensifique la guerra contra Hamás, que gobierna Gaza, mientras qu3 Estados Unidos, su aliado más cercano, le pide moderación.
Netanyahu publicó su mensaje en redes sociales un día después de mantener su primera conversación con Biden en casi un mes.
Acerca de la posición de su gobierno, Biden dijo el viernes que “hay varios tipos de soluciones de dos Estados”.
Ante la pregunta de si una solución de dos Estados era posible con Netanyahu en el poder, replicó: “No, no lo es”.
Piden que Estados Unidos vaya más lejos
Tras el comunicado de Netanyahu, un vocero del presidente palestino Mahmud Abás pidió que Estados Unidos vaya más lejos.
“Es hora de que Estados Unidos reconozca el Estado de Palestina, no sólo que hable de una solución de dos Estados”, dijo Nabil Abu Rudeineh en un comunicado.
El secretario general de la ONU, Antonio Guterres, sostuvo que “la negativa a aceptar la solución de dos Estados para israelíes y palestinos, y negarle el Estado al pueblo palestino, son inaceptables”.
Con ello se “prolonga indefinidamente” el conflicto, añadió en declaraciones en Uganda.
Netanyahu dijo que busca la “victoria total” contra Hamás, pero no ha explicado cómo la conseguirá.
Un miembro de su gabinete de guerra, el exjefe del ejército Gadi Eisenkot, indicó a su vez que un cese al fuego es la única manera de asegurar la libertad de los rehenes, declaración que implica una crítica a la estrategia actual.
Los contrarios a Netanyahu lo acusan de aplazar cualquier discusión sobre los escenarios de la posguerra para Gaza para evitar posibles conflictos que puedan desintegrar su coalición de gobierno de ultraderecha.
Israel lanzó su guerra contra Hamás tras la incursión sin precedente del grupo insurgente en el sur de Israel el 7 de octubre, en la que murieron unas mil 200 personas, en su mayoría civiles, y 250 más fueron tomadas como rehenes.
Las autoridades sanitarias gazatíes, controladas por Hamás, dicen que la ofensiva ha matado a casi 25 mil palestinos, en su mayoría mujeres y menores.
La campaña militar, una de las más destructivas de la historia reciente, pulverizó ya gran parte del sitiado enclave palestino y obligó a más de 80% de sus 2.3 millones de habitantes a abandonar sus hogares.
El bloqueo israelí sobre el territorio, que permite apenas la entrada de un goteo de ayuda extranjera, derivó en hambre generalizada y en brotes de enfermedades, señalan funcionarios de Naciones Unidas.
La única vía de Netanyahu
Netanyahu ha insistido en que la única forma de lograr la vuelta de los rehenes es derrocar a Hamás por la vía militar. Pero los familiares de quienes siguen retenidos intensifican su campaña para lograr un acuerdo que suponga su liberación.
Más de 100 rehenes, en su mayoría mujeres y niños, regresaron al país durante el breve alto el fuego de noviembre en un canje por mujeres y menores palestinos encarcelados en Israel.
Las autoridades israelíes afirman que en Gaza hay todavía más de 130 rehenes, pero se cree que sólo 100 seguirían vivos.
El padre de un hombre de 28 años retenido por Hamás desde octubre, inició el viernes una huelga de hambre parcial frente al domicilio de Netanyahu en la ciudad costera de Cesarea.
Eli Shtivi, cuyo hijo Idan fue secuestrado en un festival de música en el sur de Israel, se comprometió a comer apenas un cuarto de un pan de pita al día –para llamar la atención sobre la poca comida que algunos rehenes habrían recibido algunos días– hasta que el primer ministro acceda a reunirse con él.
Decenas de personas se unieron a Shtivi a última hora del viernes y seguían allí el sábado por la mañana.
Eisenkot puso en duda la insistencia de Netanyahu en que sólo la aplastante campaña aérea y terrestre del ejército llevará a los rehenes de regreso al país.
El militar, cuyo hijo murió en diciembre mientras combatía en Gaza, dijo en una entrevista, transmitida por televisión el jueves, que afirmar que los cautivos quedarán libres sin que haya un acuerdo y un alto el fuego “es propagar ilusiones”.
Los rehenes “sólo regresarán con vida si hay un acuerdo ligado a una pausa significativa en los combates”, indicó, y añadió que las operaciones de rescate son poco probables porque los cautivos parecen estar dispersos por el territorio, muchos de ellos en túneles.
Volanteo aéreo
Como parte de los esfuerzos para encontrar a los rehenes, el ejército israelí lanzó octavillas sobre Rafah, en el extremo sur del enclave, en las que pedía información acerca de los cautivos.
El mensaje en las hojas, con fotos de docenas de rehenes, sugería que quienes colaborasen podrían obtener beneficios.
“¿Quiere regresar a casa? Por favor, informa si has identificado a alguno de ellos”, decía el mensaje, que incluía un número de teléfono y un enlace a una web con las imágenes y los nombres de los rehenes en árabe.
En Gaza, los residentes, contactados por teléfono tras el fin de un corte de siete días en las comunicaciones, reportaron intensos bombardeos y combates entre los insurgentes y las tropas israelíes el sábado en la ciudad sureña de Jan Yunis y sus inmediaciones, así como en el campo de refugiados urbano de Yabaliya, en el norte.