CIUDAD DE MÉXICO .- Las calles de las principales ciudades de Argentina se llenaron de libros como signo de protesta durante la Marcha Federal Universitaria el 23 de abril, que convocó a cientos de miles de ciudadanos por todo el país.
Los manifestantes reclaman la necesidad de salvar la educación pública y gratuita, cuya crisis económica se intensificó a raíz del plan de recortes presupuestario del Gobierno del ultraderechista Javier Milei.
“La educación nos salva y nos hace libres. Convocamos a la sociedad argentina a defenderla”, exclamó Piera Fernández, estudiante y presidenta de la Federación Universitaria Argentina, desde la Plaza de Mayo en Buenos Aires, epicentro de la protesta en la capital.
En la mayor expresión hasta el momento contra la política de gestión presupuestaria del presidente ultraliberal Javier Milei, los manifestantes empuñaron libros en alto, protestaron al ritmo de los timbales y alzaron carteles con inscripciones como “Milei o educación” o “la universidad luchando también está enseñando” y muestras de la icónica tira cómica Mafalda.
Solo en la ciudad de Buenos Aires, la Policía estima que 100.000 personas participaron en la marcha del 23 de abril, mientras que la Universidad de Buenos Aires (UBA) calcula que se trató de medio millón.
La Marcha Federal Universitaria también tomó las calles de Córdoba (en donde se movilizaron cerca de 30.000 personas), Rosario, Mar de Plata y de las principales ciudades de al menos 14 provincias argentinas.
Las fuerzas del orden confirmaron que la Marcha Federal Universitaria transcurrió sin altercados.
“Creemos en la capacidad igualadora de la educación pública y gratuita, en el poder transformador de la universidad como formidable herramienta de movilidad social ascendente”, declaró Piera Fernández, rodeada de manifestantes de diversas edades, desde jóvenes estudiantes hasta profesores jubilados, y ocupaciones.
Javier Milei busca reducir el déficit financiero argentino a base de recortes con “motosierra” a los gastos estatales, según la imagen que él mismo utiliza.
El lunes por la noche, anunció el primer superávit financiero trimestral desde 2008, pero ¿a qué costo?, cuestionan los manifestantes.
Universidades en crisis
Argentina cuenta con 57 universidades nacionales de gestión estatal, herederas de la Ley 240 de 1884 que prevé que la educación sea gratuita hasta el nivel universitario.
Se trata de uno de los pilares de la sociedad argentina, una de las “facetas más importantes que tenemos como nación” dijo Sebastián Barcovich, un estudiante de arquitectura de la UBA a EFE.
“Soy primera generación universitaria de mi familia y esa posibilidad de estudiar es la mejor inversión. Después lo puedo retribuir con mi trabajo profesional”, compartió el manifestante.
Los centros educativos se han declarado en emergencia financiera luego de que el Gobierno anunciara que en 2024 contarían con el mismo presupuesto que en 2023, sin tomar en cuenta la inflación interanual que en marzo casi alcanzó el 290%.
Miguel Adorni, portavoz presidencial, dijo el martes que, como Milei había concedido “aumentar un 70% las partidas de gastos de funcionamiento en marzo y otro 70% en mayo”, entonces el Gobierno considera que la discusión “está saldada”.
Sin embargo, los gastos de funcionamiento no incluyen los salarios de los docentes, equivalentes al 90% del presupuesto universitario.
“De las cuatro categorías docentes, tres han caído bajo la línea de pobreza”, afirmó Víctor Moriñigo, rector de la Universidad Nacional de San Luis.
“Al ritmo que nos están dando dinero, solo podremos funcionar entre dos y tres meses”, deploró Ricardo Gelpi, rector de la UBA, una de las universidades más importantes de América Latina.
La semana pasada, la UBA tuvo que empezar a aplicar su plan de emergencia: limitar los horarios de la biblioteca, apagar luces en espacios comunes y reducir el uso de agua caliente, entre otras medidas, para hacer frente a la crisis.
Las tarifas de energía se multiplicaron por cinco en el mes de abril, llevando a los centros educativos al borde de la parálisis, según las autoridades.
La carencia de mantenimiento hace que no podamos tener clases porque se inunda cuando llueve, lamentó Felicitas, una de las manifestantes de Buenos Aires y estudiante de magisterio.
Milei, escéptico de la educación superior pública
El presidente argentino publicó en X este fin de semana que las universidades públicas “se usan para hacer negocios turbios y adoctrinar”, poniendo en duda la transparencia de la gestión de fondos de los centros educativos.
“No esperen la salida de la mano del gasto público”, afirmó el mandatario el lunes, cuando anunciaba el superávit financiero en la cadena nacional.
Durante la protesta, Milei cuestionó en redes cuáles eran “los intereses políticos” de la marcha.
Por otro lado, Adorni declaró el martes que “la educación es uno de los pilares fundamentales” de la ideología del nuevo Gobierno, que “no desea cerrar las universidades”.
El miércoles 24 de abril, Juan Manuel Olmos, presidente de la Auditoría General de la Nación, criticó en una entrevista el plan de recortes de Milei, considerando que “está realizando un ajuste del gasto público sin mirar qué es lo que está recortando”.
Olmos agregó que “esta brutalidad hace un desparramo que afecta a todos los sectores”.
"La UBA siempre tuvo problemas, pero jamás se puso en duda sostener la educación", dijo Patricio Torres, uno de los manifestantes entrevistados por EFE.
“Estamos bajo un gobierno que pretende desfinanciar, no solo la universidad, sino también el Estado en general y se jacta de ello. Hay que poner el cuerpo y estar en la calle ante un Estado que desvaloriza todo lo que es la construcción social y la comunidad educativa”, afirmó.
Una protesta nacional, más allá de los estudiantes y docentes
A la convocatoria de las universidades públicas se sumaron las universidades privadas, sindicatos de una variedad de profesiones y partidos opositores de todo el arco político.
Entre las figuras destacadas que participaron en la marcha se encuentran Adolfo Pérez Esquivel, premio Nobel de la Paz en 1980, quien declaró que “la educación es el presente y futuro de la patria”y Taty Almeida, de las Madres de Plaza de Mayo Línea Fundadora, quien afirmó que “es una marcha política, no partidaria”.
Ambos también ejercen como profesores.
Cerca de 2,2 millones de personas estudian en el sistema universitario público argentino, que cuenta con un reconocido prestigio académico internacional, en un país en donde casi la mitad de sus 47 millones de habitantes vive en la pobreza.
“La educación es un derecho humano fundamental, porque se impone sobre el ingrato azar de la desigualdad”, sostuvo Piera Fernández.