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A MIL POR HORA | - **Cuando los hijos se van **Cuando los hijos regresan **Migrar, única posibilidad **Qué duro y rudo es vivir!

**Cuando los hijos se van **Cuando los hijos regresan **Migrar, única posibilidad **Qué duro y rudo es vivir!

**Cuando los hijos se van
**Cuando los hijos regresan
**Migrar, única posibilidad
**Qué duro y rudo es vivir!
 
Ricardo Rubín, siempre vivo
 
BANDERAZO DE SALIDA: Hay cosas y hechos duros y rudos en la vida… Por ejemplo: cuando los hijos egresan de la universidad y la única posibilidad laboral es buscar empleo en otras entidades federativas… Y en un descuido, hasta volverse migrante a Estados Unidos… Las escuelas públicas y privadas ofreciendo carreras profesionales y cuyo mercado está agotado… Y/o en todo caso, saturado… Y/o en todo caso, con salarios infames de entre cinco a seis mil pesos mensuales… Y si bien les va… Luego, caray, de cargar la mochila escolar durante unos veinte años para graduarse y titularse… Hay familias con hijos en el otro extremo del mundo porque más cornadas da el hambre que hasta por allá pudieron… Entonces, transcurren los años sin que los padres y los hijos se abracen y platiquen y sonrían y se coman un taquito… Pero ni hablar, “es la cruda verdad”…
 
CURVA PELIGROSA: Desde luego, ha de anotarse (y recordarse) que en la Biblia (el libro de crónicas y reportajes por excelencia), el éxodo forma parte de la vida y de la realidad y de la historia… Durante treinta años, por ejemplo, los judíos la pasaron caminando atrás del paraíso terrenal cuando cada vez establecidos eran lanzados por el cacique en turno… Incluso, la historia del hijo pródigo que exige la herencia al padre y agarra camino… Y varios años después, regresa derrotado y sin dinero… Y a pedir perdón tanto a los padres como a los hermanos… El día cuando Adán y Eva se miraron desnudos en el paraíso celestial, ni modo, debieron ponerse a chambear para tener el itacate y la torta en casa… Más, luego de procrear cinco hijos… Ante el diluvio de cuarenta días y noches, Noé, el bíblico, trepó en su lancha a una pareja de cada animalito de la selva para salvarlos… Y agarró camino por la vida…
 
AUTOPISTA DEL SUR: Una película mexicana se llama “Cuando los hijos se van” (Fernando Soler, Amparo Rivelles y Alberto Vázquez)… Y otra, “Cuando los hijos regresan” (Fernando Luján, Irene Azuela y Esmeralda Pimentel)… Y ni hablar, si aquí en Veracruz la creación de empleos en las regiones indígenas, campesinas, obreras, suburbanas y urbanas está por los suelos, únicamente queda migrar a entidades federativas con más ímpetu, energía, imaginación y talento para empujar la carreta… Y empujarla, aunque la carreta esté destartalada… El único consuelo, digamos, es que gracias al Internet pueden empalmarse videoconferencias de un extremo a otro del mundo y mientras se habla con el hijo mirarse entre sí… La vida, pues, girando alrededor de par de ejes básicos… Uno, la oportunidad laboral… Y dos, la migración y el éxodo… Veracruz, por cierto, y de acuerdo con la secretaría de Trabajo federal y el IMSS, el único estado del país incapaz de recuperar los miles de empleos perdidos en el tiempo del COVID…
 
AUTOPISTA DEL NORTE: Además, “la cruda verdad”… Los hijos se disfrutan, aprox., hasta los dieciséis, diecisiete, dieciocho años, quizá… Y es que de acuerdo con los hechos, cuando llegan al Bachillerato, por ejemplo, ya tienen un ejército de amigos y con quienes prefieren pasar los fines de semana… Incluso, y con frecuencia, suelen reunirse para la tarea grupal… Y si es posible, quedarse a dormir en la casa de los cuates… Y si de pronto, deciden (y la familia puede) estudiar en otras ciudades (y hasta en el extranjero), ni hablar, los padres ya hicieron sus vidas y ahora les corresponde a ellos… Simplemente, digamos, ley inevitable de la vida, salvo aquellos casos donde los padres son empresarios, industriales y comerciantes y por ahí los hijos pueden canalizarse… Pero por lo general, otro destino espera a la mayoría… Por aquí los animalitos crecen también se van…
 
RECTA FINAL: Hay familias que desde siempre fueron educadas en la cultura del éxodo… Incluso, los tatarabuelos y abuelos, nómadas recalcitrantes… Es más, mostrando a los hijos y nietos que lo mejor en la vida es afincarse en ciudades de los cinco continentes… Tan es así que, por ejemplo, un hijo (ingeniero petrolero) internó a su madre enferma de Alzheimer en un hospital de salud mental y con su pareja viven en Arabia Saudita… Y como ella vive de forma vegetativa, entonces, está pendiente por el celular llamando a la clínica, pero sin nunca, jamás, visitarla… Con todo y que aun cuando la persona pierde la memoria y la razón de estar, ser y trascender, hay un rinconcito en los enfermos que perciben y sienten las caricias y el afecto… Pero la vida, se insiste, es así…
 
META: Dura la vida del “Coronel no tiene quien le escriba” y su esposa… Ellos procrean a un hijo y en una riña se los matan… Y quedan solos… Más solos, porque el coronel espera la llegaba de la pensión que nunca llega… Y de pronto, la apuesta entre ellos, primero, es sobre el itacate del día siguiente… Y segundo, sobre quién morirá antes… Los padres, condenados a la soledad de dos, pues dada la vejez cada vez se multiplican las diferencias y las discusiones y los pleitos… La vida como una apuesta… Vaya, hay pudientes con negocios y cuyos hijos prefieren migrar y trabajar en otro país y sus razones de peso y con peso tendrán… En el relato bíblico, nada se sabe sobre el destino de José, el carpintero… Pero la mamá de Jesucristo queda sola luego de la crucifixión en el Gólgota…