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A MIL POR HORA | - **Hastío lleva al divorcio **El hombre, gran culpable **Amigos, a prueba nuclear **Mirar y admirar el cielo

**Hastío lleva al divorcio **El hombre, gran culpable **Amigos, a prueba nuclear **Mirar y admirar el cielo

**Hastío lleva al divorcio
**El hombre, gran culpable
**Amigos, a prueba nuclear
**Mirar y admirar el cielo

Ricardo Rubín, Superman

BANDERAZO DE SALIDA: Está comprobado y por los científicos: rara, extraordinaria ocasión, los celos matan el amor y la vida conyugal termina en divorcio… Pero más canijos que los celos es el aburrimiento femenino… La mujer aburrida de preparar las tres comidas todos los días y durante muchos años… La mujer fastidiada de asear la casa y lavar y planchar la ropa… La mujer irritada de ser la primera en levantarse y la última en acostarse… Y sin distraerse ni vacacionar… La mujer chocada de tener la casa como cárcel… Y “aunque la jaula sea de oro no deja de ser prisión”… La mujer encabrita de vivir esperando la llegada a casa del marido y los hijos… Encorajinada, incluso, viviendo “con la medianía del salario”… Harta de soportar, aguantar y tolerar los pecados mortales y veniales del marido… Y más aburrida de que el cónyuge ni siquiera tenga un sábado y un domingo para la familia…

CURVA PELIGROSA: Y en tales circunstancias, la mujer se va arrinconando en la antesala del divorcio… Más cuando las amigas le dan cuerda… Y más si por ahí aparece un galán tirando piropos a su atractivo físico… Entonces, primero, la ley de la vida en la frase bíblica de que “si tú engañas, yo también”… Y luego, quizá, el deseo y la pasión amorosa… Y después, si las condiciones lo permiten, la separación… Más cuando hay hombres espiando lo que sucede en las casas de enfrente sin mirar la paja en el ojo propio… Está probado: en cada diez divorcios, el hombre es culpable en nueve casos… Y por lo general, el punto de partida es el descuido conyugal y la infidelidad… Y, claro, el inevitable machismo… Más si de pronto el hombre se topa con una amante posesiva y manipuladora… Tan canija, digamos, como Cleopatra, la seductora de par de emperadores romanos…

AUTOPISTA DEL SUR: Dice el proverbio tan común y sencillo y manoseado que “los amigos se cuentan con los dedos de una mano y sobran dedos”… Y, bueno, considerando que “cada quien habla como le fue en el baile”, mejor dicho, en la vida, son pocas, excepcionales, las personas con una amistad “a prueba de bomba”… Y a prueba, porque, dice el siquiatra del barrio, la sobrevivencia de la amistad se basa en la reciprocidad… Tú me auxilias, yo también… Tú me sacas del barranco, yo de igual modo… Pero con todo existe una verdad incontrovertible: unos son los amigos en la primaria… Otros, en la secundaria… Otros, en el bachillerato… Otros, en la universidad… Otros, en el primer trabajo… Otros, en el segundo… Otros, en el tercero… Y hacia el final de los años, la persona advierte que bien pudiera estar sin amigos pues todos quedaron a la orilla del camino… Casi casi, un panteón amical…

AUTOPISTA DEL NORTE: En la política hay una generación de amigos de toda la vida… Incluso, muchos años después, los hijos de aquellos amigos también lo eran… Y hasta los nietos, vaya… Por ejemplo, los amigos que fuera construyendo en la milicia y la lucha partidista y la administración pública Miguel Alemán Valdés… Todos, a su lado, tanto en la gubernatura de Veracruz y la secretaría de Gobernación como en la presidencia de la república… Y en cargos públicos superiores… Y con presupuesto suficiente para ejercer y con un ejército de subalternos, secretarias, escoltas, aliados, socios y cómplices… Vaya, luego de Alemán Valdés, los amigos de Porfirio Díaz Mori… Y si Díaz Mori permaneció 34 años en el Palacio Nacional, su amigo Teodoro A. Dehesa gobernó Veracruz durante diecinueve años ininterrumpidos…

RECTA FINAL: Será el talento natural al nacer… Será herencia genética cultural y artística… Será que la vida los puso en el lugar ideal para estar, ser y trascender… Será que la vida los orilló a desarrollar aptitudes para ganarse el itacate, la torta y la despensa… Pero… hay unos cinco artistas que fueron lumbreras, fuego incandescente, la octava maravilla del mundo… Uno, porque el quinteto tocaba la guitarra y el piano… Dos, porque componían canciones… Tres, porque cantaban… Y, cuatro, porque fueron exitosos cien por ciento… En la lista, primero, Agustín Lara, el llamado músico-poeta… Segundo, Álvaro Carrillo… Tercero, Roberto Cantoral (¡caray, sus canciones memorables, “Reloj” y “El triste”!)… Cuarto, José Alfredo Jiménez… Y, cinco, Graciela Olmos, mejor trascendida en la historia como ”La bandida”, el famoso congal del siglo pasado en la Ciudad de México donde el cliente asiduo era Plutarco Elías Calles y su equipo estelar, entre ellos, Lázaro Cárdenas del Río…

META: El escritor Ernest Hemingway ejercía a plenitud los cinco sentidos… Quizá el más socorrido, el placer de la vista… Siempre aconsejaba que un reportero y un escritor han de mirar el cielo, incluso, para considerarlo en el relato… Le fascinaba viajar de copiloto en los automóviles porque la pasaba mirando y admirando el cielo… Y el paisaje urbano… Los árboles… Los ríos… Las lagunas… Las montañas… Es más, en su narrativa periodística y literaria (novelas y cuentos) hay un fascinante viaje alrededor de la naturaleza… Según Hem (así le llamaban los amigos), tanto el cielo como la tierra han de estar en un trabajo narrativo… Y, claro, las personas… La vida humana… La vida cotidiana, digamos, como Santiago, el pescador de “El viejo y el mar”… (lv)