**La infidelidad, lo más duro
**El Veracruz de Ricardo Arenas
**Famosos en La Parroquia
**Concurso mundial de bolero
 
Ricardo Rubín, ideal soñado
 
BANDERAZO DE SALIDA:
Quizá el peor sufrimiento de la vida es cuando una pareja (novia, esposa, amante) traiciona con otra persona… Un amigo… Un compañero de trabajo y oficio… Un vecino… Un compadre… Un conocido… Incluso, doble traición… La traición de la pareja… La traición del cuate… Así se sostenga que apenas, apenitas, fue “un rapidín”… Y una sola ocasión… Y por más y más que pudiera, digamos, perdonarse a la pareja, la cruda verdad es que nunca, jamás, se olvida… Y se vive con la pesadilla causando estragos en las neuronas, el corazón y el hígado… Simplemente son heridas que jamás cicatrizan… Por el contrario, fermentan en las horas de nostalgia… Y el odio se va multiplicando en tierra fértil… Nunca en el relato bíblico (que se recuerde) la historia de infidelidades y deslealtades de tal naturaleza… Pero ni hablar, forma parte de la vida…
 
CURVA PELIGROSA: Si un jarocho amó de manera intensa y volcánica a la ciudad fue (es) el arquitecto Ricardo Arenas Leetch (que en paz descanse)… Por ejemplo, todos los días y tardes de ida y vuelta de su casa en Boca del Río al Centro Histórico solía conducir su auto por el bulevar y el malecón… Y aun cuando demoraba más tiempo alcanzaba la dicha ya felicidad respirando la brisa marina del Golfo de México… Mirando y admirando a los pescadores… Y la playa y el faro y los barcos fondeados en la bahía… Las gaviotas sobrevolando a la captura de un pez saltarín… Los tiburones que a veces nadan por ahí… Los niños construyendo castillos de arena… Y las turistas con sus trajes de baño minúsculos… “El Güero Güero” y los volovaneros… El castillo de San Juan de Ulúa y la plaza de las artesanías… El palacio de Venustiano Carranza y las celdas de Benito Juárez y Melchor Ocampo en Ulúa encerrados por Antonio López de Santa Anna… Las playas de Chalchihuecan y el barrio de La Huaca… Hernán Cortés comiendo las picadas y gordas echadas a mano por la Malinche… Y, claro, la nostalgia de Agustín Lara… La ciudad de Ricardo Arenas…