gilberto haaz
“Me estuvieron chingue y chingue, ahora apóyenme”, Xóchitl Gálvez. Camelot
EL CIERRE DE CLAUDIA SHEINBAUM
Para cuando los lectores estén leyendo esto, la corcholata favorita del profesor, Claudia Sheinbaum, se habrá cubierto de gloria en un domingo en Xalapa.
Quiso su equipo que cerrara en Veracruz, donde tienen al mayor aliado de su campaña, el gobernador Cuitláhuac García, Y un video con audio se filtró entre las redes sociales, cuando comentaban el acarreo de 500 camiones y gente para el Velódromo jalapeño, video que le hicieron llegar a Marcelo Ebrard, para que lo sume a lalista de la favorecida por algunos gobernadores.
Cuitláhuac se juega la vida, Si es Claudia, él seguro formará parte de ese equipo que buscará la presidencia del país. Si es Ebrard, más vale que vaya empacando y salir por piernas, igual que Adán Augusto. Falta poco y esta historia se decidirá. Aunque para muchos ya está decidida en Morena, morenita mía.
EL ME TOO ESPAÑOL
Ayer, muy jaquetón y sácale punta al lápiz, Luis Rubiales, entre sus aplaudidores del Consejo español de Futbol, dijo que no renunciaría.
Como en los tiempos de los dictadores. Pero hay de pelones a pelones, y otro pelón más encumbrado que él, Gianni Infantino, presidente de la FIFA, le sacó tarjeta roja y, según el diario El País, “lo suspendió durante 90 días de toda actividad relacionada con el futbol”.
O sea, a la burguer, diría un chamaco cuenqueño. Bye, bye besucón. Cómo de que no te vas y te vas y no te has ido.
Algunos enterados comentan que no renuncia, porque quieren que lo liquiden, y entre la rareza entre los aplaudidores en ese escenario, estaba el entrenador de las mujeres campeonas del mundo, a ese también le deben aplicar un correctivo y quitarle la selección. Gandallas.
El caso Rubiales-Jennifer Hermoso trascendió a España. Está en el mundo, en México, su equipo, Pachuca, le envió un mensaje de solidaridad al igual que el América femenino, y en un juego de liga mexicana salieron todas las jugadoras con una manta: “Estamos Contigo, Jennifer”.
Ese caso es un caso para la araña. Tan sencillo que era aplicarle un te-me-aquietas al besucón y lo obligaban a renunciar, so pena de sacarle tarjeta roja y que el mismo gobierno, con todas las atribuciones legales, lo destituya y, si se pone rejego (expresión veracruzana), aplicarle la ley que aplica Cuitláhuac a sus enemigos: ‘ultrajes a la autoridad’, y meterlo a Carabanchel, que es su Pacho Viejo madrileño, aunque ahora no existe.
Desde que nació el Me Too (yo también), en Hollywood, el mundo no volvió a ser igual.
En la cárcel hay gente muy brillante, pero muy calenturienta, entre ellos el tal Harvey Weisntein, que hacía unas películas de primera y que, el sistema carcelario debía dejarlo salir, para que, de vez en cuando nos haga una de sus películas memorables y luego volverlo a guardar.
EL COMIENZO DE LA EMBESTIDA
Todo comenzó un septiembre de 2017, cuando el prestigiado periódico The New York Times, comenzó a filtrar un reportaje del tal Weisntein, que tentoneaba a sus grandes artistas y las obligaba a ir a la cama.
O mirarlo en su cuarto caminar desnudo, como lo hacía Winston Churchill, que era su estilo desenfadado con quien estuviera.
Una vez llegó a su cuarto de hotel el presidente Roosevelt y Churchill, que acostumbraba bañarse en una tina con su puro y su whisky, se paró en pelotas, luciendo su hermosa panza y el presidente americano le dijo: ‘Ponte una bata, aquí se acostumbra platicar entre presidentes, vestidos’.
El gordis solo se rió. A Weistein le fue como en feria. Más de 80 mujeres, entre ellas famosas actrices, lo acabaron acusando de acoso sexual o violación. Y hoy purga condena de 23 años.
Todo empezó cuando la actriz Alysa Milano envió un tuiter: “Si te han acosado o agredido sexualmente, escribe 'me too' [yo también] en respuesta a este tuit”.
Y la avalancha de testigos no tardó en llegar. El mundo no volvió a ser igual.