AQUEL COLOSIO A 30 AÑOS

Uno siempre recuerda el sitio dónde se estaba cuando anunciaron que a Luis Donaldo Colosio lo habían baleado en Tijuana.

Allí comenzó otra historia mexicana.

Hay grandes similitudes en la muerte de Colosio y de JFK, uno en Lomas Taurinas, el otro en Dallas. TX.

Ambos se sospecharon de una conjura desde el poder.

Salinas nunca se quitó la marca de ese infortunio y, todos supimos, que la misma bala que mató a Colosio lo mató a él en vida.

He comentado otros aniversarios -hoy se cumplen 30-, que una vez estando en el aeropuerto de Tijuana, cuando venía de San Diego, el avión se retrasó y con el tiempo tomé un taxi y me fui a Lomas Taurinas, donde cayó emboscado.

El taxista me llevó en Xinga a ese sitio que se volvió como el de Dallas, casi un museo.

En Dallas lo pusieron y exhiben todo lo del día de la muerte.

Llegué y me tomé una foto con la estatua y con la historia.

Ya estaba arreglado, lo habían cementado y no era de terracería, como tiene Cuitláhuac las carreteras veracruzanas.

Era el México del hambre y sed de justicia.

Estuve escasa media hora y vi el sitio donde aún conservan aquel viejo letrero pintado a la pared con el apellido Colosio.

NORMA MERAZ

Todo esto porque hace unos días, Joaquín López Dóriga entrevistó a Norma Meráz, una antigua reportera de Jacobo Zabludovsky el que, cuando comenzó la tragedia, llegó al estudio de Chapultepec 18 y desde ahí comenzó el relato de la desgracia por horas interminables.

Norma Meráz era reportera, pero a la vez era la dama de compañía y secretaria de Diana Laura Riojas de Colosio, la viuda de México en aquel tiempo.

Estando en ese sitio, rememoré que el expresidente de Veracruz, Juan Maldonado Pereda, cargaba con la seguridad el cuerpo moribundo de Colosio, para llevarlo a la camioneta.

Juan era delegado del PRI en aquel estado. Norma relató a López Dóriga paso a paso aquel último día de la vida del candidato presidencial.

Desde que llegaron al aeropuerto hasta el momento que el Estado Mayor Presidencial le avisa que a Colosio le habían metido un tiro en la cabeza.

Su mundo ya no volvió a ser igual.

Hay similitudes en el caso de JFK y Colosio.

Ambos llegaron al hospital más cercano (Véase la película Parkland, dirigida por Tom Hanks), Colosio al hospital general y JFK al Parkland, en Dallas, Texas.

Diana Laura como Jaqueline entró a ver a su esposo baleado en la cabeza.

Norma relata que la viuda le pidió a Salinas que, bajo ninguna circunstancia, permitiera a José Córdoba Montoya y Manuel Camacho Solís fueran a dar el pésame.

Le dijo a Alfonso Durazo, en aquel tiempo convertido en viuda de Colosio, como llamaron al grupo que quedó desprotegido, le arengó que si él no podía sacarlos, ella lo haría. Iban a dar el pésame y la viuda no lo permitió.

Hizo una revelación Norma Meráz, cuando años después exhumaron el cadáver en Magdalena de Quino para unirlo con su esposa, llegó un doctor que era secretario de Salud y le pidió no cerrar el ataúd, porque depositaría algo, ese algo era una parte del cráneo y cerebro de Colosio, que se había quedado fuera por ahí arrumbado.

Como pasó con el del presidente JFK, que la parte del cráneo y el cerebro anduvieron perdidos por años. Quizá para tapar alguna evidencia.

Hay muchos sobrevivientes de aquel día.

Manlio Fabio Beltrones apenas dio una extensa entrevista de aquel día negro para el PRI.

Así fueron esos años. O como dijera la canción: Those were the days, mi friends.