Bienvenido, presidente. Camelot.
AMLO EN RIO BLANCO
Yo Mero no recuerdo a un presidente en funciones venir a Rio Blanco, al evento del 7 de enero, cuando los obreros cayeron y se convirtieron en Mártires.
Pero a AMLO le urgía venir, porque, entre otras cosas, ya se va en 8 meses y 22 días, para nunca más volver, como lo ha asegurado.
Alguien me dijo que alguna vez Carlos Salinas allí llegó, cuando lo trajo el gobernador Dante y el alcalde Isaías Rodríguez Vivas a Orizaba, y se maravilló del Palacio Municipal orizabeño, que dijo era el mejor que había conocido en la República, luego a una comida en el Club Moctezuma y Dante le llevó a saludar a las señoras Ojeda, damas que vivían frente al Club Moctezuma y que su baile jarocho era mundialmente conocido.
De allí en fuera, nada. Si recuerdo que Juan Mata González, cuando vino a comprar la fábrica textil y lo que quedaba de ella, trajo al expresidente José López Portillo, ya enfermo y en silla de ruedas.
Rio Blanco se convertía en tierra de batalla de los trabajadores, exigían no tierra y libertad, exigían justicia laboral, porque propiedades sindicales aún no se vendían y repartían y creo que siguen con ese pleito.
Recuerdo al gobernador Fidel Herrera Beltrán, aparecer cada 7 de enero, alguna vez trajo al secretario del trabajo de Felipe Calderón, Javier Lozano y allí, a bordo del autobús presidencial, platicó que era amigo de los hijos del empresario Juan Mata González.
EL DISCURSO PRESIDENCIAL
Pues helo allí al presidente AMLO, tirando su spitch, su discurso lleno de una historia que él mismo relató y que había algunos pasajes que, los que hemos leído historia, desconocíamos, como ese donde aseguró que la huelga no la hicieron los trabajadores, que la hicieron los empresarios conservadores, cuando cerraron las plantas laborales y, dijo otra cosa desconocida, que los obreros pidieron la intervención del presidente Porfirio Díaz, y los empresarios la negaron.
Poco antes, cuando el gobernador de Veracruz, Cuitláhuac García Jiménez, comenzaba el acto, sufrió una rechifla de su tamaño, digna del repudio que le tiene el pueblo veracruzano.
Se fue a las redes, ensombreciendo la llegada del presidente, y en las redes lo tundieron, desde los más encumbrados hasta el pueblo: ‘Se lo merece’, escribieron muchos.
El presidente, aplaudido en el acto, también tiró su spitch contra los medios, un reportero de Radio Fórmula le hizo una pregunta, el presidente vio el logo del micrófono y arremetió contra los dueños de la empresa, Jaime Azcárraga y familia: ‘No es contigo’, le decía el presidente, ‘es con tus patrones’.
Y todo es por el odio jarocho que tiene contra Ciro Gómez Leyva y Joaquín López Dóriga, y el comentario a Radio Fórmula se hizo viral, circulando en las redes.
El presidente titubeó, se le encasquetaron los números del día, y también se fue a las redes, ya ven ustedes que ahora las redes no perdonan.
Por allí había protestas, gente de familias de los desaparecidos en Mendoza.
Una cartulina pedía la intervención presidencial.
Terminaba el discurso con vivas a Heriberto Jara Corona, de quien hizo una semblanza revolucionaria y a Veracruz, el pedacito de patria que sabe sufrir y cantar.
Luego caminó unos pasos y se fue a dar sus baños de pueblo, a despedirse de este pedazo de rincón donde los levantamientos obreros crearon un México de antes y después, donde la revolución primero se subió al caballo y luego se bajó del mismo.
Cuando la revolución se cortó las alas, libro intento de una biografía del general Francisco J. Múgica, acto que el presidente comparó para su misma sucesión, si con Múgica o sin Múgica, vamos a ver cómo le resulta la pupila, si gana, y el México Bronco que vino a despertar convertido ahora no en revolucionarios, sino en delincuencia organizada, que tienen medio país ensangrentado y dueño de sus vidas y almas.