Viajamos no para cambiar de lugar, sino de ideas. Camelot.

CANCÚN DÍA TRES

Son días donde la calor aprieta, estos hoteles grandiosos y gigantes, lo mismo en la Riviera Maya que en la zona hotelera hacen de este Cancún un emporio turístico.

De primera, con decirles que de Europa vienen tantos vuelos que ya parece aeropuerto europeo.

Hace calor, el tiempo casi siempre paradisiaco, solo interrumpido cuando les entran las tormentas y los huracanes que golpean estos territorios, al igual que a los cubanos.

Esto es ahora lo que era la Cuba de Batista, antes que llegaran los barbones de Fidel Castro a desgraciar ese maravilloso lugar de poetas y músicos y pelotero a la bola, batiriba tiriba, cuando los barbones llegaron con ellos llegó la pobreza, el comunismo así es, por eso cuidado, mucho ojo con Maduro y asociados.

Por las noches medio refresca, ha lloviznado un poco y en las mañanas sale bien el sol y todo mundo a lo suyo, los turistas a divertirse y la gente que aquí trabaja, a laborar en lo suyo.

He encontrado mucha gente de Veracruz, que aquí laboran desde hace años.

Aún recuerdo cuando en la época de Echeverría le decían al presidente que estaba loco, quien iba a venir a invertir a Cancún y a la Riviera Maya. Hoy debe estar contento, esté donde esté.

Los primeros pobladores fueron como los que llegaron al viejo oeste a colonizar, donde nadie quería ir y comenzaron a llevar caravanas de gente que venía lo mismo de Holanda que de Europa.

Así aquí. Hoy es un vergel turístico.

No hay lugar donde no se respire belleza, decía Confucio que cada cosa tiene su belleza, pero no todos pueden verla.

Aquí siempre se mira por doquier, desde los azules y verdes hasta lo bello del mar Caribe, sus palmeras borrachas de sol, como las de Veracruz, la magnitud de los hoteles y los departamentos en torres que le dan a este Cancún un sitio de respeto.

Sin salir del hotel, porque aquí se encuentra todo, uno pasa los pocos días en la cotidiana idea de ver todo para poder contarlo, y que no te atrapen como a Javier Corral, con las manos en la masa y quieran detenerte, y siempre encuentres un amigo fiel que te defienda.

Tener un amigo así, no cualquiera puede presumir.

Decía Camilo José Cela que hay que desconfiar de los restaurantes que presentan sus menús en tres idiomas. Aquí no, por el turismo tremendo que llega.

Este fin de semana, por ejemplo, Quintana Roo tuvo más de 500 operaciones aéreas en sus cuatro aeropuertos internacionales, de los cuales 510 fueron llegadas a Cancún y la mitad de internacionales y los otros del país.

Uno puede visitar sus siete restaurantes, entre ellos uno japonés, otro árabe y uno más de carnes y pastas.

Tienen una atención de primera, personal entre mujeres y hombres muy capacitados.

Para el lunes les cuento el regreso, el vuelo y los últimos pormenores (Voy a dar un pormenor de lo que aquí me ha pasado) de esta pequeña gira vacacional de unos días al paraíso llamado Cancún.