Y se marchó y a su barco le llamó libertad. Camelot.
EL CULEBRON NO ATERRIZA
El culebrón entre AMLO y el gobierno español, del Rey Felipe y Pedro Sánchez, se le endosó a Claudia Sheinbaum, ella ni vela tenía en el entierro, pero su protector la metió de lleno en una disputa que no era de ella, era del tabasqueño, que guarda resabios y como lo comentó un español, alguna vez le dijo a este mismo que odiaba a España y a los españoles, con todo y que su abuelo, José Obrador Revuelta, era de la tierruca, nacido en 1893 en Ampuero, Cantabria, en una casa de la Guardia Civil, quizá pobre, como muchos españoles de aquellos años, que sufrieron con la Guerra y batallaron con el hambre.
Y han sido los memes los que subliman en el cotorreo.
Alguno donde quien será canciller, Juan Ramón de la Fuente, le pregunta a Claudia Sheinbaum si invitan a la toma de protesta a la gobernadora de Tlaxcala, por aquello de que el gordo panzón de los tlaxcaltecas se unió a los conquistadores para vencer al imperio azteca.
Los tlaxcaltecas y los mexicas hablaban Náhuatl.
No necesitaron nunca a La Malinche de intérprete.
Y cuando estos españoles llegaron con sus espadas de acero y sus caballos, que los indígenas pensaban que venían pegados a ellos, como Centauros, pues entraron y conquistaron y nacieron las dos razas.
Más memes gravitaron, otro donde el rey pide disculpas, pero por haber permitido que en España naciera el abuelo de AMLO, sino no hubiera este lio.
En España, bendita tierra, se solidarizaron con su rey, le aplaudieron y a Pedro Sánchez, que anda medio de mal humor por los líos políticos, también le echaron sus porras en los programas de tele.
Cuando el afamado escritor, Arturo Pérez Reverte, leyó la carta de la doctora Claudia Sheinbaum, esto escribió:
“Albergaba ciertas dudas sobre si López Obrador y Sheinbaum eran imbéciles, oportunistas, demagogos, sinvergüenzas o las cuatro cosas a la vez.
Este comunicado me lo aclara todo”.
La historia, según Jorge Fernández Menéndez (Excélsior): “Lo de España es una suma de rencores e ignorancias.
Yo no sé qué complejos heredó el Presidente respecto a sus orígenes españoles.
Un 11 de marzo de 1893, nació su abuelo José Obrador Revuelta, en una casa cuartel de la Guardia Civil en Ampuero, Cantabria.
A los 14 años zarpó hacia América a buscar a sus dos hermanos que habían partido antes.
Estuvo un tiempo trabajando en La Habana y terminó tiempo después en Veracruz.
Incluso antes de tomar posesión, López Obrador hizo una corta visita a Cantabria, y a su toma de posesión llegó Felipe VI y la primera visita de Estado fue la de Pedro Sánchez, pero López Obrador desde entonces comenzó a exigir, tanto a España como al Vaticano, que se disculparan públicamente por lo ocurrido 500 años antes con la Conquista (que él llama “la invasión de México”, aunque México no existió hasta 300 años después).
Ni España ni el Vaticano (tampoco el gobierno de Austria, por lo del penacho de Moctezuma) contestaron públicamente esas reclamaciones sin sentido.
Pero, desde entonces, una y otra vez el gobierno de López Obrador agredió a la corona española, a las empresas y al gobierno de ese país, extrapolando la situación siempre a cinco siglos atrás”.
Aún hay más, diría Raúl Velasco en sus tiempos de gloria de Siempre en domingo.
Otro más muestra al rey y a la heredera, asegurando que Sheinbaum pidió a Pedro Sánchez, cuando hablaron por teléfono, que no enviara al rey, que enviara a la hija heredera.
Y pues no, eso sí que no, mi Claudita, habrá dicho seseando el buen Pedro.
El jefe de Estado es el rey.