De Rafa Nadal: “Los tenistas van y vienen, pero el tenis sigue”. Camelot.

HABLANDO DE TENIS

La leyenda de Rafa. La retirada de un superviviente, tituló el diario El País.

Rafa Nadal, español y campeón tenístico, ha anunciado que se retira de las canchas, la edad se le vino encima y deja detrás de su caminar un legado de trofeos y campeonatos de Grand Slam, debo decir, a fuerza de decir verdad, como dicen en los juzgados, que a Rafa lo más cerca que estuve de él fue en París.

Sucede que con mi hermano Enrique caminamos esa ciudad por unos 15 días y hospedados en un hotel perrón del bulevar Haussmann, ese que Napoleón mandó a engrandecer París y le fijaron el nombre al constructor y proyectista del nuevo París, para no hacerla muy cansada, al estar con el concierge del hotel preguntando algunas cosas, una gente nos escuchó hablar y en su buen español preguntó si iríamos a la final de Roland Garros, que se llevaría al otro día y el gran Rafa Nadal fue a conquistar esa copa.

A sus 38 años, Nadal se retira con 92 títulos en su historial, el primero de ellos ganado en 2004.

Entre sus logros figuran 14 Roland Garros, cuatro Abiertos de Estados Unidos, dos Wimbledon y dos Abiertos de Australia, dos oros olímpicos y cinco Copas Davis.

Hubo un tiempo en mi vida, un antes y un después de las fases del tenis, cuando vi a algunos de aquellos grandes de la época de Bjon Borg y McEnroe y Jimmy Connors, también me iba de pinta al hotel Camino Real frente al deportivo Chapultepec, cuando comenzaba la Copa Davis y Raúl Ramírez ponía la cara por México, junto al gran Vicente Zarazúa, era cuando nuestro tenis brillaba un algo, había muerto Rafael Osuna, quien fue a ganarles el Abierto de Estados Unidos en Nueva York y desde aquel tiempo solo nos quedó Raúl que, estudiando en una universidad americana llegó a ser uno de los mejores doblistas del mundo, su nombre aparece en los calendarios de Roland Garros y Wimbledon y otros.

La anécdota que cuento ahora es que, hospedados en ese hotel sede, Camino Real, allí mismo Juan Carlos mi hijo, que era pequeño, encontró por su cuenta a Raúl Ramírez y su novia Maritza Zalayero en la cafetería del hotel.

Llegó a presumirle que era tenista orizabeño y debe haberle caído bien al gran Raúl, porque a la hora alguien tocó a la puerta del hotel preguntando por él y el mensaje que Raúl Ramírez le enviaba una raqueta de recuerdo, de esas viejas y bellas raquetas de madera, la autografió con el lápiz labial de quien luego sería su esposa.

La raqueta aún se conserva y JC piensa donarla a la sala de deportes del ayuntamiento de Orizaba, como una raqueta legendaria de Raúl Ramírez, quien a sus 71 años ahora, dejó una huella imborrable en el tenis mexicano.