La historia es una gata que siempre cae de pie. Camelot.
LOS CALORES DE ABRIL
Comienza lunes de días de calor, parece canicular.
Las campañas no aburren, los y las candidatas andan en xinga loca en busca de votos.
Para la madre de todas las batallas, que será el 2 de junio, cuando tendremos nuevo gobernador o gobernadora en Veracruz.
En Israel e Irán comenzó un tirito para medir fuerzas.
Los drones comenzaron a llegar a Israel y los judíos los inutilizaron.
En México, el indefendible Arturo Zaldívar está sintiendo lo que es amar a Dios en tierra ajena.
Le echó tanta lumbre (merde, dirían los franceses) a sus antiguos compañeros magistrados, que se la tenían guardada.
Hoy se la revivieron y solo Sheinbaum y AMLO lo han defendido, porque el hombre es indefendible.
LA CINTA FRANKLIN
Mientras eso pasa, los fines de semana hay que utilizarlos para ver cine.
Hay poco deporte y en lo que llega Champions, entonces el cine es el mejor y mayor escape de la vida, como los libros.
Encontré una de primera.
Se llama ‘Franklin’, producida y actuada por el gran Michael Douglas.
Una parte de la vida de Benjamín Franklin quien, a sus 70 años, llega a Paris en compañía de un nieto para buscar el apoyo de esa monarquía, que todavía contaba con los reyes Luises.
La serie nos muestra a Franklin como un animal político, quien con su fama, carisma e ingenio, juega el juego del poder entre espías británicos, informantes franceses y colegas hostiles para concretar la alianza franco-estadounidense de 1778 y el tratado de paz con Gran Bretaña de 1783, las bases para garantizar la victoria del general George Washington en la Revolución Americana.
Si ustedes vieron alguna vez esa otra joya de serie llamada John Adams, la histórica vida de quien sería el segundo presidente americano, después de Washington, allí narran todas las odiseas de los líderes de las 13 colonias americanas, que lograron la independencia y parte de esa vida es del inventor Benjamín Franklin.
Pero aquí Michael Douglas nos lleva a los intrincados caminos de casi rogarles a los franceses para que fueran al apoyo de los americanos, que buscaban esa independencia de los ingleses.
Pasajes de cuando el nieto entabla una relación buena con quien sería un héroe de los dos países, de los americanos cuando se liberaron y de los franceses, el gran tocayo Gilbert Lafayette, marqués y político que, una mañana, agarró sus cachivaches, y se embarcó a ayudar al general Washington.
La historia lo nombró uno de los próceres y héroes de los dos países. Hay calles y ciudades con su nombre, en el mismo París los almacenes más grandes llevan su nombre.
AQUÍ ESTAMOS LAFAYETTE
Y cuando lo vi en la cinta, me acordé de aquella señera columna de 2003 del gran escritor Carlos Fuentes, ‘A la gloria de Francia’.
Contó Fuentes que, cuando los franceses eran hostigados y a punto de perder todo en la primera gran Guerra, “El general John Pershing, comandante de la Fuerza Expedicionaria Norteamericana en la Primera Guerra Mundial, se apresuró a inclinarse ante la tumba del héroe francés de la Revolución Americana con las palabras: “Lafayette, estamos aquí”.
Luego quizá lo hicieron cuando el París ocupado, que para eso son los amigos, amor con amor se paga.
La cinta serie apenas va en el capítulo 3, pero es una gran joya histórica que relata los pormenores de aquel París, cuya sede de poder era Versalles, cuando Franklin fue a mendigar el apoyo, que un día llegó para liberarlos.