Cuando el tecolote canta y los amigos riñen. Camelot
Un atardecer sorprendente ocurrió, cuando el vaquero sombrerudo, Ken Salazar, que ejerce como amigo personal de Joe Biden y embajador de Estados Unidos en México, retumbó en sus centros la tierra al sonoro rugir del ahí te voy.
Dijo:
“La reforma judicial de López Obrador es un riesgo para la democracia en México, para las relaciones de América del Norte y crearía una turbulencia innecesaria. Además, la elección directa y política de los jueces no resuelve el problema de la corrupción ni fortalecerá al Poder Judicial, y abre la puerta para que los nombre el crimen organizado”.
Moles. Ken trabajó como secretario del interior de Barack Obama y es amigo personal de Joe Biden, quien lo nombró embajador en México.
Fue de los pocos amigos que estuvo en la ceremonia funeraria del hijo de Biden. Es un hombre, Biden, marcado por la desgracia familiar, el 18 de diciembre de 1972, la esposa y su hija de Biden murieron tras ser embestidas por un camión.
No es esa la única tragedia que ha golpeado al presidente. Uno de sus hijos murió de cáncer cerebral y otro luchó contra su adicción al ‘crack’. Ken le debe mucha lealtad.
Los Biden no tienen el glamour de otro clan irlandés y católico, el de los Kennedy, pero comparten el destino trágico.
Pues ayer saltó a la palestra Ken Salazar para criticar la Reforma Judicial del presidente AMLO y en Palacio Nacional debieron haber pasado muy mala noche, como título de aquel programa de Verónica Castro: Mala noche, no.
La línea o la orden tuvo que haber venido de la Casa Blanca, allí donde en el Salón Oval las telarañas hacen su nido.
No era posible que, después de hace unos días, el embajador aseguró que la Reforma era cosa de los mexicanos, ahora dijera que nones, que le interesa a México y a Estados Unidos y Canadá y que era una cosa horrribleeeee, como tema de Derbéz.
Equivocadamente Claudia Sheinbaum señaló que en Estados Unidos también eligen a sus jueces, si los eligen, pero a los locales pueblerinos y no a los federales, uno anda por sus pueblos y encuentra publicidad de fulano de tal que quiere ser juez. Primera equivocación.
El presidente AMLO, con la soberbia a flor de piel, y despidiéndose de los aldeanos, reviro:
“Últimamente han habido (...) actos de falta de respeto a nuestra soberanía, como esta declaración desafortunada, imprudente, del embajador Ken Salazar. Desde luego que sostengo lo que dio a conocer la Secretaría de Relaciones Exteriores, porque no aceptamos injerencismos, no aceptamos que ningún representante de gobiernos extranjeros intervenga en asuntos que sólo nos corresponden resolver, dirimir, a los mexicanos”.
Órale. Que yo recuerde, en la época de Felipe Calderón, el presidente mexicano se quejó con Estados Unidos, porque el embajador, Carlos Pascual, lo traía finto y enojado y Felipillo pidió lo trasladaran, y así hicieron, lo enviaron a otro país. Pero ahora aquí es diferente.
Ken Salazar es gente de Joe Biden, la declaración dura en contra de la Reforma Judicial de México no es de él, es de su gobierno. Esta historia continuara. To be continued.