Por: Rafael Belmonte Olivares/ NOTIVER
APRENDIENDO DE NUESTROS ERRORES

“ERRARE HUMANUN EST, SED PERSEVERARE DIABOLICUM” – “Errar es humano, pero perseverar (en el error) es diabólico”

Esta es una expresión latina muy similar a la frase de Cicerón (Filípicas XII:5)

“Errar es propio de cualquier hombre, pero solo el ignorante persevera en el error”

Estas expresiones consideran que es intrínseco a la naturaleza humana el equivocarse, por lo que hay que aceptar los errores y aprender de ello para evitar que se repitan (Wikipedia).

Alguien dijo que la cosa más fácil es equivocarse.

¿Quién de nosotros no ha cometido errores en el transcurso de su vida? Pienso, a veces, que todos en algún momento hemos “metido la pata” en algún asunto.

Nos hemos equivocado de muchas maneras, en nuestras relaciones interpersonales, familiares, laborales, académicas, etc.

Hemos dicho algo que era correcto, nos hemos equivocado en nuestras decisiones, en nuestras tareas, en el trato con otras personas, etc.

Algunas tienen consecuencias menores, pero otros errores nos traen resultados que nos afectan en gran manera.

Google nos ilustra de los errores garrafales que cambiaron el curso de la historia. Quiero mencionar solo dos para evidenciar que todos cometemos errores y algunos nos han dejado consecuencias graves.

La historia del Titanic en 1912 nos dice que a pesar de las alertas que recibió el Capitán del barco sobre los icebergs no cambió el rumbo, mantuvo la misma velocidad y el final todos lo conocemos, el barco “que ni Dios podía hundir” se hundió.

Otro error de la tripulación fue que como consideraban que el barco no se podía hundir solo llevaban 29 botes salvavidas insuficientes para los 2,208 pasajeros a bordo. Craso error.

Otro que cometió un gran error del cual luego se arrepintió fue un Director musical que rechazó a un grupo principiante que se llamaban The Beatles porque no les veía futuro. La historia dice lo contrario.

Queda de manifiesto que todos cometemos errores, pero lo más importante que quiero comentar es como respondemos ante esta situación.

Pueden suceder varias formas:
Entramos en negación.

No aceptamos que hemos cometido un error, desde nuestra perspectiva todo está bien, es común no reconocer que nos hemos equivocado.

Minimizamos las consecuencias, decimos: después de todo no estuvo tan mal.
Persistimos, seguimos cometiendo el mismo error, no cambiamos.

Consideramos la situación, tratamos de identificar en qué consistió el error y procedemos a tomar medidas para no volver a caer en lo mismo.

Estamos iniciando un nuevo año y podemos tomar un tiempo para reflexionar sobre nuestro desempeño el año que terminó.

Revisar nuestras decisiones, actitudes, tareas y ver cual fue nuestro error.

Podemos aprender, el equivocarse tiene un lado positivo, mientras tengamos vida podemos rectificar, aprender y cambiar.

El mayor problema sería seguir viviendo en el error.

Y esto aplica en todas las áreas de nuestra vida, la personal, familiar, nuestras interrelaciones, en el área laboral, etc.

Como entrenadores podemos evaluar los resultados de nuestros planes de trabajo y ver en qué nos equivocamos y hacer planes diferentes en este nuevo año.

Como dirigentes también revisemos como llevamos a cabo nuestras responsabilidades y si nos equivocamos, si tuvimos errores, es tiempo de rectificar.

Dijo Charles Dickens:

“CADA ERROR ENSEÑA AL HOMBRE ALGO QUE NECESITABA APRENDER”

¿estamos aprendiendo de nuestros errores?
Pongámonos este nuevo año ¡En sus marcas!.