ABRIL
Luis Antonio Pérez Fraga
Hoy comienza el primer día del mes en que se celebra a la niñez: abril.
Es un mes en que se inundan las redes sociales de fotografías de todos cuando éramos niños o de alguien haciendo travesuras que nos forjaron en esa etapa, de lo que sí estoy seguro, es de que la infancia de quienes nacimos entre los años 40 al 70 es muy diferente a las generaciones de cristal de hoy en día, pues podemos vanagloriarnos de que vivimos una niñez muy feliz y diferente a la que hoy en día viven todos los niños.
Para empezar, no existía la violencia extrema que hoy vemos en todos los canales de televisión, en la sobremesa y en las mesas de café, en que el tema sigue siendo recurrente; ¿Cómo llegamos hasta estos tiempos tan violentos?
Antes solo existía ¡una sola revista! en todo el país con puros temas de violencia, se llamaba “Alarma” y era únicamente en donde salían crímenes sangrientos, un secuestro una vez al año si acaso, y uno o dos muertos por semana y nuestros padres nos tenían prohibido siquiera hojearla, hoy promediamos 90 muertos diarios y ya nadie se espanta o se inmuta.
Nosotros aún fuimos una generación fuerte.
Sin tantas bobadas, antes todos comíamos lo mismo, nos vestíamos iguales, ni nos fijábamos en marcas, ni pensar en que existirían zapatos o ropa de 10 mil pesos o más, con los mismos juguetes jugábamos todos en la calle, andábamos en bici.
No se necesitaban tantas cosas y éramos muyyyy felices porque la abuela hacía una torta de elote y la podíamos comer en el patio, o pasaba el heladero y te compraban uno.
Dios, que agradecido estoy por la época en que nací, la mejor música para mi generación fue y es, la de los 80.
Gracias, gracias. Ahora hay mil comidas, muchas raras y complicadas.
Los niños de hoy en día son menos empáticos, y carecen de muchas habilidades sociales.
La alimentación de los niños puede llegar a ser menos saludable; al no estar los padres tan al pendiente de ellos.
Con las redes sociales, están más expuestos a contenido inapropiado de películas, series y música para niños, y al peligro.
A veces nos preguntamos:
¿Cómo lo hizo nuestra generación para sobrevivir a los alimentos con lactosa?
¿Cómo hemos podido crecer sin homogenizados, sin suplementos, hormonas y multivitamínicos?
¿Cómo hemos vivido sin Coca Cero, Red Bull, aperitivos y snacks?
¿Cómo nos conformamos de la merienda de la tarde hecha de pan, mantequilla y azúcar sin recurrir a los centrifugados de frutas y verduras?
¿Cómo hemos soportado el castigo de un profesor, y abrazado al encontrarlo después de tantos años, sin un solo reclamo y, por el contrario; con reconocimiento y agradecidos?
¿Cómo pudimos prescindir del entrenador personal, de espinilleras y rodilleras habiendo jugado solo al fútbol en canchas de tierra, mientras el compañero menos apto fungía de árbitro?
¿Cómo sobrevivimos en las rodillas peladas desinfectadas con sola saliva, sin antibióticos, antisépticos y medicación?
¿Cómo logramos encontrarnos con nuestra novia si no existía el celular y los únicos textos eran una nota en el diario y un beso arriesgado?
¿Cómo aceptaba salir con nosotros, si íbamos a buscarla caminando y sin un peso en la bolsa?
¿Cómo pudimos escribir poemas y componer canciones sin usar la computadora?
¿Cómo lográbamos esperar un tiempo infinito para dar el primer beso, si ahora es lo último en llegar después del “piñeo”? (“Piñar” es un nuevo verbo que aprendí de mis hijos y significa el periodo en que anda una pareja, sin ser novios, y mientras cada quien por su lado pueden andar con otro u otra. Pufff)
Y, sin embargo, nuestra generación que no amanecía, supo soñar.
Porque la comida más sana que nos alimentaba, era… la esperanza.
P.D.- LOS PERROS
Pregunta: ¿Por qué los perros viven menos que la gente?
Aquí está la respuesta:
Como veterinario, me llamaron para examinar a un perro de 13 años llamado Batuta.
La familia esperaba un milagro.
Examiné a Batuta y descubrí que estaba muriendo de cáncer y que no podía hacer nada...
Batuta estaba rodeado por su familia.
El niño Pedro parecía tan tranquilo, acariciando al perro por última vez, y me preguntaba si entendía lo que estaba pasando.
En pocos minutos, Batuta cayó pacíficamente en un sueño para no despertar nunca más.
El niño parecía aceptarlo sin dificultad.
Oí a la mamá preguntándose; - Por qué la vida de los perros es más corta que la de los seres humanos?
Pedro dijo: ′′ Sé por qué."
La explicación del niño cambió mi forma de ver la vida.
Él dijo: - "La gente viene al mundo para aprender a vivir una buena vida, como amar a los demás todo el tiempo y ser buena persona. Como los perros ya nacen sabiendo hacer todo esto, no tienen que vivir por tanto tiempo como nosotros."
¿Entendido?
La moraleja de la historia:
Si un perro fuera tu maestro, aprenderías cosas como:
* Cuando tus seres queridos lleguen a casa, siempre corre para saludarlos.
* Nunca dejes pasar la oportunidad para salir a pasear.
* Permite que la experiencia del aire fresco y del viento en tu cara sea de puro éxtasis!
* Toma siestas, descansa.
*Estírate bien antes de levantarte.
* Corre, salta y juega diariamente.
* Evita ′′morder′′ cuando con solo un gruñido sería suficiente.
* En un clima muy caliente, bebe mucha agua y acuéstate bajo la sombra de un árbol frondoso.
* Cuando estés feliz, baila moviendo todo tu cuerpo.
* Disfruta de las cosas simples, de una larga caminata.
* Sé fiel.
* Nunca pretendas ser algo que no eres. ¡Sé auténtico!
* Si lo que quieres, está ′′enterrado ", búscalo, persiste hasta encontrarlo.
* Y nunca olvides:
Cuando alguien esté teniendo un mal día, quédate en silencio, siéntate cerca y suavemente hazlo sentir que estás allí.
Las Co-mentadas en: lperezfraga@yahoo.com.mx