AIR-YOTZINAPA
Luis Antonio Pérez Fraga
El caso Ayotzinapa en septiembre cumplirá 10 años de su muy ingrato recuerdo, se está constituyendo en un Waterloo para la cuarta transformación, lo mismo fue a finales de Peña Nieto y hoy, cual si fuera un boomerang, se le está volteando al partido en el poder la causa que tanta rentabilidad electoral les diera.
Hay que recordar que la bandera más importante durante cinco años antes de que López Obrador llegara al gobierno fue precisamente enarbolar la causa de Ayotzinapa con la promesa firme a los padres de familia que de ganar la presidencia de la República Morena, no tan solo se esclarecería el asunto, sino que los estudiantes aparecerían con vida.
Una vez que ganó la presidencia la 4T, parece que esas promesas de campaña se borraron pues al principio se hicieron varias reuniones incluso en algunas con la presencia del presidente, pero algo pasó, después de Alejandro Encinas, que muchos atribuyen a que la investigación topó con el verde olivo, lo que sí es cierto y todos sabemos, es que la investigación se detuvo y ese apoyo que un día les dieron los normalistas de la escuela Gonzalo G. Burgos de Ayotzinapa se está volviendo en un encono cada vez mayor y en una violencia que va escalando de niveles conforme va pasando el tiempo, sobre todo estos días, donde después de diez de haber realizado un plantón en el zócalo de la CDMX y nunca ser recibidos por el presidente como era su única petición, los estudiantes y padres de los normalistas desaparecidos aventaron cohetones y petardos a la secretaria de relaciones exteriores, a la de gobernación, a la unidad de detenciones de la FGR, para rematar con una camioneta de la CFE empujada en reversa para derribar la puerta lateral de la calle de Moneda del palacio de gobierno, cosa que no sucedía desde el siglo antepasado cuando México enfrentaba guerras e invasiones.
Lejos de censurar el hecho el gobierno, dio la instrucción general a las fuerzas del orden a que nadie se metiera, “que nadie caiga en provocaciones”, fue la orden terminante del jefe del ejecutivo.
La paradoja de este momento más álgido durante los diez años de la tragedia, fue que al siguiente día del derribo de la puerta de palacio nacional, se celebraría una fiesta en la escuela de Ayotzinapa del tradicional aniversario, tres jóvenes se dirigieron a Chilpancingo a recoger a unas compañeras para llevarlas, un momento se detuvieron en una tienda para comprar cigarros, uno de los jóvenes se bajó a buscarlos y dos se quedaron en el vehículo.
Las primeras versiones oficiales apuntaron a que era un retén policiaco, lo cual después se comprobó que no era verdad, y que aún, por razones desconocidas, uno de los tres policías que llegaron al vehículo de los jóvenes accionó su arma de fuego dándole un balazo en la cabeza a uno de ellos causándole la muerte instantánea y llevándose detenido al otro joven, quien fue torturado y golpeado durante toda la noche para que confesara que ellos habían disparado primero.
Esa misma versión la dieron a bote-pronto cerca de la 1:30 am el director de seguridad pública y el secretario general de gobierno, quienes dijeron que era un simple hecho delictivo, ya que la policía había recibido un reporte de robo de vehículo y que al pararlos en el retén, los estudiantes en lugar de hacerlo dispararon en contra de ellos, por lo que repelieron la agresión originándose este terrible hecho en el que perdió la vida el joven.
También publicaron unas fotografías en que se ve una pistola al parecer 380 o calibre 25 pues era chica, a un lado de la parte de abajo del asiento del conductor y otra foto en la parte de atrás en donde se observan unas bolsas con un polvo blanco similar a la cocaína y un six pack de cerveza.
Al otro día el presidente dio la misma versión en la mañanera, de que los jóvenes habían disparado, con los mismos detalles que dieron ambos funcionarios en esa madrugada, pero la sorpresa fue a los tres días, o sea el lunes, cuando los médicos legistas certificaron que ninguno de los jóvenes había disparado arma de fuego después de haberles realizado la prueba de la parafina, así como tampoco habían bebido bebidas embriagantes y muchos menos drogas, tal como se constató con los exámenes toxicológicos correspondientes.
El escándalo no se hizo esperar y los jóvenes guardaron dos días de luto y para enterrar a su compañero, pero al tercero, empezó la violenta protesta; no tan solo habían asesinado de manera artera al estudiante, sino que, además, intentaron criminalizarlo como frecuentemente ocurre en México, por lo que la ira estalló en su máxima expresión.
El presidente tuvo que reconocerlo a la siguiente mañanera, en donde no tan solo dijo que ya se había comprobado que el joven no había disparado, sino que fue portador de una noticia ¡peor!
Noticia que hizo que se enardecieran aún más los ánimos de la escuela G. Burgos de Ayotzinapa; dijo que el policía que había dado muerte al joven, se les había ¡fugado! ????¿¿¿.
Sí así, sin mayor empacho, ya había dado a conocer, un día antes, que los policías agresores estaban detenidos y a resguardo de las autoridades de Guerrero, y al día siguiente, tuvo que decir que el policía se había escapado.
Lo peor fue que la fiscalía lo desdijo y declaró a la prensa nacional que los tres policías jamás fueron presentados ante ellos, o sea que jamás habían estado bajo su custodia, entonces ¿qué pasó?
Cómo es posible que se haya escapado un policía asesino ¡ya detenido!
Pues era más que evidente que si eso sucedía… iba a arder Ayotzinapa y Chilpancingo, mínimo, como está sucediendo hoy en día.
Para rematar, Vidulfo Rosales, el asesor jurídico de los 43 desaparecidos declaró que ahora las protestas las iban a trasladar a todos los mítines de Claudia Sheinbaum en el país, lo que al presidente alarmó visiblemente, pues en la mañanera preguntó qué ¿Por qué nada más a los de Claudia Sheinbaum y no a los de los otros dos?
También el viernes el presidente había declarado que iba a recibir a los padres de los normalistas sin los abogados ni los defensores de los derechos humanos que siempre los acompañan, a lo que los padres de familia contestaron que entonces no irían, que el diálogo era sin condicionamientos.
Otra pifia que cometió el presidente al siguiente día del derribe de la puerta de palacio, fue que él había observado algo muy raro; que todos los estudiantes traían los tenis igualitos negros con rayas blancas y todavía lanzó el famoso dicho popular que Rigo Tovar inmortalizó en una canción: ¿Quèn pompo? …
El mismo Vidulfo el abogado, le explicó públicamente a través de varios medios masivos de comunicación, que los estudiantes traían los tenis igualitos, porque esos tenis se los proporciona el propio gobierno federal, o sea, la Secretaria de Educación Pública, al igual que sus uniformes, y por ello… es que eran igualitos.
Así es que los tenis no eran Nike, ni Adidas sino eran tenis de aire o sea, son los nuevos “Airyotzinapa”. jajaja.
P.D.- Con mi pésame más sentido para mi querido amigo ex alcalde de Martínez de la Torre el arquitecto Antonio Rodríguez Baranda por la triste partida de Máximo su hijo, suplicándole a Dios le de la fuerza necesaria e el, a su señora y a toda la familia para enfrentar tan doloroso transe Q.E.P.D.
Las Co-mentadas en: lperezfraga@yahoo.com
