Luis Pazos
Dice Mateo en la biblia (Mateo,7,16) que para juzgar una acción hay que ver sus frutos.
Esa frase es válida para ponderar los resultados reales de los sistemas económicos, más allá de ideologías, simpatías o antipatías.
Al analizar los resultados de los sistemas económicos, con base en cifras, concluimos que en los países donde viven con un sistema de mercado, la mayoría vive mejor, mientras en los que adoptaron un sistema de planificación central o capitalismo de estado, se atrasaron y redujeron su nivel de vida.
Hay varios ejemplos.
Cuando se dividió Alemania en dos partes, Alemania Occidental y Oriental, tenían el mismo nivel de vida. La mayoría de las fábricas quedó en la Alemania Oriental o socialista.
Después de varios años de divididas, cuando se reunificaron, la Alemania que practicó el sistema de mercado tenía un PIB por habitante 3.7 mayor al de Alemania socialista.
Cuando Corea estuvo dividida en dos: Corea del Sur con un sistema de mercado o capitalista, y Corea del Norte con un sistema socialista real o capitalismo de estado, Corea del Sur tuvo un nivel de vida 46.4 veces mayor al de Corea del Norte.
Antes de la llegada de Castro al poder, Cuba tenía un mayor nivel de vida que los portorriqueños, varios de los cuales llegaban en lanchas buscando mejores salarios y nivel de vida.
Cuba era considerado uno de los países más ricos de Latinoamérica.
Actualmente miles de cubanos emigran a Puerto Rico y a los Estados Unidos, países con economías de mercado.
Rusia, ejemplo de socialismo, y con más recursos naturales que los Estados Unidos, tiene un PIB por habitante casi 5 veces menor al de EUA.
Rusia tiene casi el doble de reservas petroleras que EUA.
En mi libro Políticas Económicas y Progreso que pronto estará en el mercado, demuestro que históricamente el sistema llamado despectivamente capitalismo por los intelectuales y políticos de izquierda, con datos y no dichos, es el sistema en casi todo el mundo donde prepondera, que da mejores resultados para reducir la pobreza y elevar el nivel de vida de la mayoría, más altos que en los sistemas de planificación central o capitalismo de estado.