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TEXTO IRREVERENTE

El domingo fue un “día de la vergüenza” en Veracruz por el hallazgo de al menos 13 personas asesinadas -hay versiones que serían más-, cuyos sus cuerpos troceados y...

Por Andrés Timoteo

DÍA DE LA VERGÜENZA

El domingo fue un “día de la vergüenza” en Veracruz por el hallazgo de al menos 13 personas asesinadas -hay versiones que serían más-, cuyos sus cuerpos troceados y embalados estaban dentro de congeladores en unas viviendas de Poza Rica. ¿Cuántos ‘días de la vergüenza’ ha tenido Veracruz en estos años? Muchísimos.

Desde diciembre del 2018 a la fecha van casi cincuenta masacres. Tan solo en este año ya suman 19 asesinatos masivos perpetrados por el crimen organizado ante un gobierno impávido e inactivo. Sin embargo, más que ataraxia oficial se sospecha de la complicidad de parte del cuitlahuismo.

Trece cuerpos mutilados y congelados como si fuera carne de consumo. ¿Qué les dice eso a los veracruzanos? Que cualquiera podría terminar así, no solo muertos sino con el cadáver profanado. Originalmente se decía que eran 34 los asesinados, pero el gobernante en turno, Cuitláhuac García y su fiscala, Verónica Hernández, corrieron a enmendar la cifra. Son 13, dijeron, aunque agregaron que podrían ser más.

¿Entonces? O es una cifra o es la otra. Esta primera respuesta los retrata. No saben ni contar ni aclarar. La segunda fue más descomedida: los muertos son el resultado de una “disputa por la plaza” entre criminales, afirmó García Jiménez. Vaya lucidez, el señor inventó el agua tibia y descubrió el hilo negro.

Es la misma teoría que ensayaron en la fidelidad y el duartismo: se matan entre ellos. Nada más le faltó decir que las víctimas cercenadas no eran veracruzanos sino que “no los vienen a tirar”, como señalaba el innombrable cada vez que aparecían cadáveres esparcidos por el territorio estatal.

‘Día de la vergüenza’, se repite, y no solo por la masacre sino por el comportamiento de la autoridad. Cuarenta y ocho horas después del descubrimiento de los trozos de gente, ¿qué información valiosa aportó el gobernante estatal? “Vamos bastante bien con las investigaciones y eso nos da más tranquilidad”. Sííí, eso dijo.

¿En serio están tranquilos, incluyendo a los pozarricenses que ayer tuvieron otra balacera?, ¿van bien las pesquisas, para quién o quiénes? Afirman que hay seis detenidos, pero son como fantasmas pues nadie sabe quiénes son, nadie los ha visto, no hay referencias de ellos ni siquiera en un comunicado oficial con sus nombres sin apellidos. Nada.

“Vamos bien y viene lo mejor”, decía el innombrable en medio de los tiroteos, el reguero de cadáveres y las desapariciones. “Aquí no pasa nada”, gritaba Javier Duarte cuando Veracruz estaba incendiado por la violencia y el imperio de los criminales. Ahora Cuitláhuac García combina las frases de sus antecesores y agrega sus propios desatinos.

“Estos ajustes (sic) ya tienen rato, entre dos grupos que están muy enconados, se hacen entre ellos (sic) lamentablemente”, sostiene. ¿Lamentablemente o sea que lamenta que solo sea entre ellos? El tipo de enreda en sus ideas y su dicción.

Dio también dos nombres de supuestos cabecillas de las bandas delictivas que operan en Poza Rica y que serían los autores intelectuales de la masacre de los refrigeradores, el “El Hans” y “El Shrek”. Parece de risa pero así es, García Jiménez señala con dedo flamígero a dos entes de humo.

No es algo nuevo, lo mismo hizo con “El Westerm” tras la ejecución extrajudicial de dos niños en Amatlán de los Reyes, con “La Loca” a quien atribuyó el incendio en el bar “Caballo Blanco” de Coatzacoalcos y con “El Pelón” quien, según él, planeó la masacre de Minatitlán, pero hasta el momento todo han resultado aspavientos para salir del apuro.

La mayoría de los señalados han desmentido con pruebas la acusación, otros siguen libres y el único que está detenido, “El Pelón”, afirma ser un ‘chivo expiatorio’ de la Fiscalía estatal para dar por “resuelta” la matanza de 13 personas del 19 de abril del 2019 en un salón de fiestas.

NI UNO SE VA

El hallazgo de cuerpos mutilados en Poza Rica no pesca desprevenido a nadie. Era lo que se esperaba y lo que se rumoraba desde hace tiempo. Desde mayo se hablaba de las ‘casas de seguridad’ llenas de cadáveres, pero nadie investigó, nadie allanó, nadie acudió. Fue hasta agosto. ¿Por qué dejaron pasar tres meses? Es un misterio lleno de sospechas.

Poza Rica se ahoga en sangre. La violencia está desatada desde el año pasado, curiosamente desde que inició el gobierno municipal morenista. Este mismo 2023 comenzó allá con una masacre a cielo abierto. Sicarios atacaron al menos tres bares, un domicilio y a personas el plena calle la madrugada del primero de enero. Ocho muertos fue el saldo.

Y el gobernante García Jiménez dijo exactamente lo mismo que dice hoy ante la nueva carnicería: que se matan entre ellos, que es el resultado de las aprehensiones de líderes criminales, que todo va bien y estaban tranquilos, y que había 5 detenidos, aunque ya pasaron ocho meses y nadie sabe quiénes son. Ahora le agregó uno más, dice que son seis.

Otro indicio de que algo apesta es que salvo el comandante de la policía municipal, Antonio Luna quien renunció al cargo no para asumir alguna responsabilidad sino por supuestas amenazas de los delincuentes, ningún otro funcionario público ha presentado su dimisión y ni siquiera se ha parado frente a la opinión pública para responder por no cumplir con la obligación constitucional de velar por la ciudadanía o al menos representarla.

Han hecho mutis el alcalde morenista Fernando Remes, los dos diputados de la zona, Cecilia Guevara -local- y Raquel Bonilla -federal-, también el secretario de Seguridad Pública, Cuauhtémoc Zúñiga, el secretario de Gobierno, Patrocinio Cisneros y los demás servidores involucrados en los temas de seguridad y gobernabilidad.

Nadie ha sido destituido ni puesto bajo investigación como demandaría una matanza de tal dimensión. Nadie ha salido a explicar nada, solos García Jiménez y Hernández Giadáns con sus divagaciones y para criminalizar a las personas troceadas aun sin saber su identidad y ni su número exacto. En resumen: aquí no pasa nada y de aquí nadie se va. Es el envite de los mamertos. ¿Dan o no vergüenza?

*Envoyé depuis Paris, France.TEXTO IRREVERENTEPor Andrés TimoteoDÍA DE LA VERGÜENZAEl domingo fue un “día de la vergüenza” en Veracruz por el hallazgo de al menos 13 personas asesinadas -hay versiones que serían más-, cuyos sus cuerpos troceados y embalados estaban dentro de congeladores en unas viviendas de Poza Rica. ¿Cuántos ‘días de la vergüenza’ ha tenido Veracruz en estos años? Muchísimos.Desde diciembre del 2018 a la fecha van casi cincuenta masacres. Tan solo en este año ya suman 19 asesinatos masivos perpetrados por el crimen organizado ante un gobierno impávido e inactivo. Sin embargo, más que ataraxia oficial se sospecha de la complicidad de parte del cuitlahuismo.Trece cuerpos mutilados y congelados como si fuera carne de consumo. ¿Qué les dice eso a los veracruzanos? Que cualquiera podría terminar así, no solo muertos sino con el cadáver profanado. Originalmente se decía que eran 34 los asesinados, pero el gobernante en turno, Cuitláhuac García y su fiscala, Verónica Hernández, corrieron a enmendar la cifra. Son 13, dijeron, aunque agregaron que podrían ser más.¿Entonces? O es una cifra o es la otra. Esta primera respuesta los retrata. No saben ni contar ni aclarar. La segunda fue más descomedida: los muertos son el resultado de una “disputa por la plaza” entre criminales, afirmó García Jiménez. Vaya lucidez, el señor inventó el agua tibia y descubrió el hilo negro.Es la misma teoría que ensayaron en la fidelidad y el duartismo: se matan entre ellos. Nada más le faltó decir que las víctimas cercenadas no eran veracruzanos sino que “no los vienen a tirar”, como señalaba el innombrable cada vez que aparecían cadáveres esparcidos por el territorio estatal.‘Día de la vergüenza’, se repite, y no solo por la masacre sino por el comportamiento de la autoridad. Cuarenta y ocho horas después del descubrimiento de los trozos de gente, ¿qué información valiosa aportó el gobernante estatal? “Vamos bastante bien con las investigaciones y eso nos da más tranquilidad”. Sííí, eso dijo.¿En serio están tranquilos, incluyendo a los pozarricenses que ayer tuvieron otra balacera?, ¿van bien las pesquisas, para quién o quiénes? Afirman que hay seis detenidos, pero son como fantasmas pues nadie sabe quiénes son, nadie los ha visto, no hay referencias de ellos ni siquiera en un comunicado oficial con sus nombres sin apellidos. Nada.“Vamos bien y viene lo mejor”, decía el innombrable en medio de los tiroteos, el reguero de cadáveres y las desapariciones. “Aquí no pasa nada”, gritaba Javier Duarte cuando Veracruz estaba incendiado por la violencia y el imperio de los criminales. Ahora Cuitláhuac García combina las frases de sus antecesores y agrega sus propios desatinos.“Estos ajustes (sic) ya tienen rato, entre dos grupos que están muy enconados, se hacen entre ellos (sic) lamentablemente”, sostiene. ¿Lamentablemente o sea que lamenta que solo sea entre ellos? El tipo de enreda en sus ideas y su dicción.Dio también dos nombres de supuestos cabecillas de las bandas delictivas que operan en Poza Rica y que serían los autores intelectuales de la masacre de los refrigeradores, el “El Hans” y “El Shrek”. Parece de risa pero así es, García Jiménez señala con dedo flamígero a dos entes de humo.No es algo nuevo, lo mismo hizo con “El Westerm” tras la ejecución extrajudicial de dos niños en Amatlán de los Reyes, con “La Loca” a quien atribuyó el incendio en el bar “Caballo Blanco” de Coatzacoalcos y con “El Pelón” quien, según él, planeó la masacre de Minatitlán, pero hasta el momento todo han resultado aspavientos para salir del apuro.La mayoría de los señalados han desmentido con pruebas la acusación, otros siguen libres y el único que está detenido, “El Pelón”, afirma ser un ‘chivo expiatorio’ de la Fiscalía estatal para dar por “resuelta” la matanza de 13 personas del 19 de abril del 2019 en un salón de fiestas.NI UNO SE VAEl hallazgo de cuerpos mutilados en Poza Rica no pesca desprevenido a nadie. Era lo que se esperaba y lo que se rumoraba desde hace tiempo. Desde mayo se hablaba de las ‘casas de seguridad’ llenas de cadáveres, pero nadie investigó, nadie allanó, nadie acudió. Fue hasta agosto. ¿Por qué dejaron pasar tres meses? Es un misterio lleno de sospechas.Poza Rica se ahoga en sangre. La violencia está desatada desde el año pasado, curiosamente desde que inició el gobierno municipal morenista. Este mismo 2023 comenzó allá con una masacre a cielo abierto. Sicarios atacaron al menos tres bares, un domicilio y a personas el plena calle la madrugada del primero de enero. Ocho muertos fue el saldo.Y el gobernante García Jiménez dijo exactamente lo mismo que dice hoy ante la nueva carnicería: que se matan entre ellos, que es el resultado de las aprehensiones de líderes criminales, que todo va bien y estaban tranquilos, y que había 5 detenidos, aunque ya pasaron ocho meses y nadie sabe quiénes son. Ahora le agregó uno más, dice que son seis.Otro indicio de que algo apesta es que salvo el comandante de la policía municipal, Antonio Luna quien renunció al cargo no para asumir alguna responsabilidad sino por supuestas amenazas de los delincuentes, ningún otro funcionario público ha presentado su dimisión y ni siquiera se ha parado frente a la opinión pública para responder por no cumplir con la obligación constitucional de velar por la ciudadanía o al menos representarla.Han hecho mutis el alcalde morenista Fernando Remes, los dos diputados de la zona, Cecilia Guevara -local- y Raquel Bonilla -federal-, también el secretario de Seguridad Pública, Cuauhtémoc Zúñiga, el secretario de Gobierno, Patrocinio Cisneros y los demás servidores involucrados en los temas de seguridad y gobernabilidad.Nadie ha sido destituido ni puesto bajo investigación como demandaría una matanza de tal dimensión. Nadie ha salido a explicar nada, solos García Jiménez y Hernández Giadáns con sus divagaciones y para criminalizar a las personas troceadas aun sin saber su identidad y ni su número exacto. En resumen: aquí no pasa nada y de aquí nadie se va. Es el envite de los mamertos. ¿Dan o no vergüenza?*Envoyé depuis Paris, France.