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TEXTO IRREVERENTE

Si no fuera por estas cosas, la política local sería muy aburrida. Resulta que algunos desocupados de las redes sociales ya se daban vuelo por el escándalo tras la "desaparición"...

Por Andrés Timoteo

PALOMO CONFUNDIDO
Si no fuera por estas cosas, la política local sería muy aburrida. Resulta que algunos desocupados de las redes sociales ya se daban vuelo por el escándalo tras la "desaparición" del músico Rogelio Montes integrante de la banda regiomontana "El Palomo" luego de un concierto en Tuxpan, el 19 de agosto.

Tres días estuvo ilocalizable por lo que su esposa interpuso una denuncia y hasta la Comisión Estatal de Búsqueda emitió una ficha de rastreo. A la par, una dama también desapareció y el esposo reportó el hecho, mismo que se creía ajeno al primer acontecimiento, pero no fue así.

Los dos "desaparecieron juntos" y después los encontraron en un motel. Un caso para el programa "Infieles al descubierto" y vaya maratón que se aventaron con tres días encerrados aquella habitación de la que el músico salió con la fama de garañón, aunque perdió su trabajo pues debido al escándalo lo corrieron de la orquesta en la que era percusionista. Todavía no se sabe el futuro del matrimonio del señor Montes tras se exhibido en el motel de la gesta maratónica.

Y el lector se preguntará: ¿qué tiene que ver ese 'affaire' con la política? La respuesta es una jocosa confusión pues algunos internautas ya estaban intrigando con la diputada morenista de Martínez de la Torre, Esther Martínez Sánchez quien tuvo hace tiempo -aunque dicen que todavía – como pareja sentimental a José Luis Arcos quien se hace llamar "El Palomo" en un grupo musical de la región norte de Veracruz.

No es el mismo emplumado. Dato equivocado, una 'fake news'. La legisladora no resultó traicionada. Se trata de un tipo que tocaba un instrumento en el Grupo "El Palomo" y no el que le cantaba al oído a la morenista y al que le gusta que lo apoden así. Palomo confundido, pues.

Oficialmente la diputada se deshizo de su "Palomo" en marzo del 2019 cuando lo despidió como su asesor en el congreso local y le quitó el sueldo de 56 mil pesos porque el cantante decidió regresar con su pareja formal. Acuérdense de aquellos audios de quejas y reproches amorosos que el mismo músico filtró a la prensa.

En una de las cintas ella le espeta: "Qué pena me das que vuelves a lo mismo, pero se acabó, así te gusta vivir (pobre) y así vas a vivir" Y él le responde: "resulta que no es porque querías ayudarme sino porque quieres algo a cambio". Risas. Nuevamente, si no fuera por estos asuntos la política sería muy aburrida.

LÁGRIMAS DE BARRIO
"Por todo el barrio se conoce ya mi llanto", cantaba Cornelio Reyna. Los abuelos campiranos acuñaron la máxima de que "el buen gavilán no chilla" como enseñanza del México profundo y rural a los jóvenes, principalmente varones, para resistir las embates de la vida, superarlos y seguir adelante. Y a realizarse "como Dios manda", agregan siempre.

La frase se la han apropiado los políticos que la utilizan como un alarde de resistencia silenciosa ante los ataques. Algunos dicen que es muestra de valentía, aunque eso está en entredicho.

En la práctica esa sentencia va acompañada con la reacción no cantada pero efectiva. Es decir, el aporreado no se queja de los golpes pero tiene el derecho de devolverlos. Así funciona.

Entonces, el "no chillar" es símbolo de valentía y estoicismo, y cuando se "chilla" resulta contraproducente pues genera la percepción de ser un 'sacatón' histriónico que busca la compasión pública.

Y además que se hace 'la vistima', una deducción chusca más actual popularizada por Elizabeth Ogaz, una señora originaria de Chile quien acusaba a la esposa de un directivo de la liga local de fútbol de victimizarse para eludir culpas.

La victimización de los políticos ha sido motivo de estudios sociológicos porque forma parte de una narrativa muy recurrida al enfrentar responsabilidades y dar explicaciones. Se asumen perseguidos e inmolados para provocar un sentimiento de lástima y, en su caso, para distraer sobre el trasfondo del entuerto.

Así sucede con las recientes quejas magdalenescas -de María Magdalena de quien los relatos meta-bíblicos cuentan que se deshizo en lágrimas cuando crucificaron a Jesús- del diputado tuxtleco, Juan Gómez, quien sin nombrarlo alude al secretario de Gobierno, Patrocinio Cisneros, por enderezarle una campaña mediática para denostarlo en su persona y su familia.

Y hasta dice que teme por su vida por lo que interpondrá una denuncia penal y además contratará guardaespaldas para atajar cualquier atentado en su contra que ordene Cisneros Burgos.

En ese jaloneo entre el legislador y el afrosecretario, el primero no aguantó y salió a hacerse la 'vistima'. Entonces, ¿para qué se mete a la reyerta sino la iba a aguantar?

Tres consideraciones en este sainete.

Una es que el tuxtleco se queja de lo que el mismo manda a hacer: contratar operadores mediáticos, páginas digitales hechizas y 'heaters' -odiadores- en redes sociales para atacar y difamar en cuestiones personales actores políticos y periodistas.

Ahí está el caso de la columnista jalapeña, Claudia Guerrero, a quien le manda a publicar acusaciones injuriosas y burlas ofensivas.

La segunda. Eso de que interpondrá una denuncia es polvo en el viento. La mandará al archivo perpetuo Verónica Hernández, titular de la Fiscalía veracruzana que en los hechos es una suerte de asistente de Patrocinio Cisneros, el fiscal de facto en la entidad.

Por ello, su quejumbre plasmada en una carpeta ministerial será tiempo perdido.

En el tercer lugar está la radiografía del desbarajuste en la administración estatal pues ya que uno de los personajes más cercanos al gobernante en turno Cuitláhuac García se queje de un posible atentado en su contra es diagnostico de la violencia e inseguridad al interior del propio gabinete.

Y si así de pesado se llevan los cuitlahuistas empoderados, imagínense cómo le va al ciudadano común que se llega a confrontar con alguno de ellos.

En fin, otro episodio del macuarrismo en guerra. Los pendencieros continúan 'desmayándose' -sí, arrancándose las mallas-, con el agregado de que uno llora y el otro todavía no.

*Envoyé depuis Paris, France.