Por Andrés Timoteo

ODIADORES DEL BOSQUE

En ciernes el cuarto ecocidio del año en la capital del estado. Ahora talarán 400 árboles en las avenidas Jalapa y Adolfo Ruiz Cortines pues el gobierno del estado junto con el ayuntamiento revivió el viejo proyecto de un distribuidor vial diseñado desde la fidelidad. Para ejecutarlo depredarán el arbolado que hace cuatro décadas se plantó a fin de preservar la urbe un pedazo del bosque de niebla.

Pero los ambientalistas ya están en guardia permanente para evitar un nuevo serruchazo como el perpetrado en julio pasado por personal de la Secretaría de Infraestructura y Obras Públicas (SIOP) y de las empresas contratistas que talaron furtivamente una cincuentena de árboles en la avenida Lázaro Cárdenas para construir otro distribuidor vial.

Ahora los activistas han marcado cada uno de los 400 árboles de ambas avenidas y colocado anuncios para informar a la ciudadanía sobre el proyecto estatal-municipal que exterminará las áreas verdes para echar planchas de hormigón a fin de privilegiar el paso de vehículos automotores.

Ruido, ‘smog’, congestionamiento vial, fealdad urbana por las toneladas de concreto y más calor en lugar de sombra, verdor, aves cantando y anidando, belleza visual y espacio de convivencia humana. Tal es el ‘cambalache’ que hace el cuitlahuismo.

Y será el cuarto ecocidio de este 2023 en Jalapa y sus alrededores pues ya devastaron 50 árboles en Lázaro Cárdenas -y van por otros veinte-, los mil 400 que talaron para el Libramiento de Coatepec y 150 más cortados en la zona de Las Trancas, en la salida al puerto de Veracruz, para la edificación de un puente vehicular.

De concretarse la obra de Ruiz Cortines, en un solo año habrán exterminado más de 2 mil árboles endémicos del monte nebuloso. Vaya que estos tipos odian los bosques y atentan contra los jalapeños al despojarlos de su patrimonio verde, vital para la vida humana y animal.

Por otro lado, los 7.5 millones de árboles sembrados como remediación de lo talado es una engañifa. Así lo demostró una investigación que recientemente publicó el periodista jalapeño Marco Antonio Aguirre quien documentó que no eran árboles sino semillas, pero en los viveros oficiales no tienen ningún registro de que produzcan semillas y mucho menos que las hayan proveído al gobierno estatal.

Las plántulas usadas en las fotografías donde posan los funcionarios cuitlahuistas en supuestas labores de reforestación serían de utilería y no más de un centenar. Nunca fueron los millones que presumen en los boletines. Todo es simulación.

Por cierto, hay sospechas fundadas sobre el motivo por el cual iniciaron estas obras viales a unos meses de que concluya el sexenio. Los bien enterados afirman que no es por tener una infraestructura vial de calidad ni para aliviar el tráfico vehicular sino para elevar la plusvalía de terrenos propiedad de funcionarios estatales, en el caso de Coatepec.

En Jalapa, las tres obras son por los millonarios contratos a empresas constructoras, algunas de ellas ‘fantasmas’ o que pagan ‘moches’ por la concesión o son propiedad de los mismos funcionarios a través de prestanombres. Es el negocio y el amaño con cargo al presupuesto estatal.

Los cuatro proyectos citados involucran unos 600 millones de pesos, de ahí la urgencia de iniciarlos antes de que se les acabe el periodo gubernamental. No importa que las obras no se terminen o que hereden los mamotretos al próximo gobernante, lo que les interesa es liberar los pagos completos para que los involucrados se forren de billetes antes de hacer las maletas.

REBOZO Y HUARACHES

La visión de los funcionarios estatales es enana y va en contra del nuevo urbanismo en el que se prioriza al caminante, las aceras amplias con arbolado y césped, y la conversión de vías vehiculares a exclusivamente peatonales.

Ese enanismo urbanístico no se explica en personajes como Cuitláhuac García que alardea haber vivido en Reino Unido y Alemania cursando estudios de postgrado.

Tampoco en el titular de la SIOP, Elio Hernández quien junto con su esposa, la magistrada Ailett García Cayetano -media hermana del gobernante- presume en las redes sociales sus viajes por Estados Unidos y países europeos cuyas urbes lucen la tendencia ecologista y peatonal en sus calles y avenidas.

Tanto pasearse para que no aprender nada. Fue una inversión pública pérdida porque esos periplos los pagaron con el erario. Y García Jiménez, ¿qué fue a hacer al viejo continente si no abrevó de su cultura urbana, las tendencias arquitectónicas y el ‘savoir-vivre’ – ‘saber vivir’- europeos?

En Francia desde hace sesenta años hay una denominación oficial llamada Villes et Villages Fleuris -Ciudades y Pueblos Floridos – que distingue y premia a las municipalidades que conservan jardines, maceteros y amplios camellones en calles y avenidas así como los bosques urbanos.

Cada año un comité de expertos evalúa la cantidad y calidad de esos revestimientos verdes para ratificar la denominación que también es un atractivo turístico. Los ayuntamientos reciben partidas presupuestales especiales para conservar los espacios floridos y arbolados.

En París, la avenida Champs-Élysées tiene aceras enormes en sus dos kilómetros y 500 árboles intocables para las modas arquitectónicas.

El tamaño de las banquetas sí importa. En América se hizo popular una frase con la llegada de la propensión urbanística de amplias aceras -hace unas cuatro décadas-: “Hay que construirlas para que quepan tres (personas) del brazo caminando”.

En las de los Campos Elíseos caben siete del brazo más los árboles, una visión vanguardista que data de 1824 cuando se construyeron los andadores.

Y no solo en Francia hay prioridad para las personas y el verdor sino también en Alemania, Austria, España, Bélgica, Inglaterra, Irlanda, Italia, Holanda y Reino Unido. ¿Cómo es que los aldeanos de Veracruz no se dieron cuenta al pasearse por allá? Dicen que los viajes civilizan y educan, pero no sucedió con estos que se fueron con rebozo y huaraches, ¡y regresaron igual! Ufff.

*Envoyé depuis Paris, France.