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TEXTO IRREVERENTE

De unos años a la fecha los sociólogos, antropólogos, tanatólogos, psicólogos y criminólogos se han ocupado de este dolor que se ha vuelto inmenso en México: el que provoca una persona desaparecida.

Por Andrés Timoteo

EL DOLOR QUE MARCHA

De unos años a la fecha los sociólogos, antropólogos, tanatólogos, psicólogos y criminólogos se han ocupado de este dolor que se ha vuelto inmenso en México: el que provoca una persona desaparecida.

No es un dolor meramente personal sino también social y no es igual a los otros dolores pues este no tiene cierre.

A una persona no encontrada se le presume muerta, pero también viva recurriendo a la esperanza como bálsamo más que a las probabilidades de la estadística. Es un "No vivo-No muerto".

Está en el limbo. No se sabe si efectivamente dejó de existir, pero tampoco si todavía sigue respirando. Y esa duda carcome, acaba física y anímicamente a quienes los buscan.

No se le puede sepultar porque no hay un cuerpo. Entonces, el duelo no es posible y no se puede procesar la pérdida. Es un trauma social y espiritual permanente que desgata a todos. Un dolor que mata con lentitud, pero mata.

En México ese dolor también está marchando. Cosa apocalíptica, antes los viacrucis solo eran en Semana Santa, pero ahora son diarios pues la gente sale a las calles y llena plazas públicas para suplicar que la ayuden a encontrar a sus extraviados.

Ayer fue el Día Internacional de las Víctimas de Desapariciones Forzadas y en México el dolor marchó en todas las ciudades.

En la capital, integrantes de los colectivos de búsqueda -madres principalmente- llegaron hasta palacio nacional a preguntarle a su ocupante, Andrés Manuel López Obrador: "¿Si fuera tu hijo lo dejarías de buscar?"

El tabasqueño incumplió las promesas de serenar al país, allegar la justicia a las víctimas y buscar a los desaparecidos. ¿Se acuerdan de los foros de Consulta por la Pacificación y Reconciliación Nacional que ordenó siendo presidente electo y que servirían, según dijo, para diseñar la política humanitaria y de justicia transicional de su gobierno? Fue retórica mendaz.

Únicamente se realizaron tres foros y luego se suspendieron pues en los primeros llegaron masivamente las víctimas directas e indirectas de la violencia e inseguridad en el país, incluidos familiares de miles de desaparecidos, a denunciar sus casos, exigir compromisos reales y castigo a los verdugos de sus seres queridos. Y se espantó López Obrador.

Entonces, la discusión la concentró en palacio nacional donde se diseñó la "estrategia" sin el pueblo y, peor aún, sin las víctimas. Los burócratas decidieron por ellas en el plan de gobierno y a finales de octubre el propio López Obrador clausuró en la Ciudad de México dichos foros ¡que nunca se realizaron!

NERONES GUINDAS

Pero en su discurso los dio como un éxito y disparó más promesas. "Habrá atención sincera y fraterna a las víctimas. Deberán ser escuchadas con paciencia y comprender la situación por la que atraviesan.

Vamos a hacer justicia y a conocer la verdad en casos que duelen mucho", anunció.

"Debemos hablar con la verdad. Basta de la simulación, de echarle la culpa siempre a los de abajo, a los que reciben órdenes. El jefe de Estado (el presidente) es el principal responsable en la inseguridad y de la violencia. No habrá más guerras de exterminio en el país".

Un quinquenio después se palpa la decepción por tales mentiras.

No ha habido justicia para las víctimas sino protección y abrazos para los victimarios.

El país sigue en guerra y no se sabe la verdad ni hay cifras reales porque al presidente le incomodan. Cierto, no le echa la culpa a "los de abajo", pero sí a los del pasado.

Todas las muertes, masacres y desapariciones en su gobierno la endosa a los antecesores.

Tampoco escucha ni tiene paciencia con las madres buscadoras, al contrario les cierra las puertas de su palacio, las ignora y las acusa de tener un complot contra su gobierno.

No reconoce nada, no asume ninguna responsabilidad, no cumple ningún compromiso.

Y por si no bastara también se burla riéndose a carcajadas de las masacres o fingiendo no escuchar cuando le preguntan de los desaparecidos cual Nerón moderno. En el país en llamas ya son 112 mil 300 desaparecidos, 44 mil en lo que va del sexenio obradorista, uno cada hora.

Y qué decir del gobernante veracruzano Cuitláhuac García a quien ayer las madres buscadoras le recriminaron la falsedad que llamó declaratoria de emergencia humanitaria por las desapariciones que emitió en diciembre del 2018 cuando asumió el cargo. No cumplió. No ha localizado a un solo extraviado y en contraparte se ha mofado de ellos y sus familiares.

"No está desparecida sino resguardada", esa mentira que dijo sobre Viridiana Moreno es su huella indolente y sórdida en la tragedia.

En Veracruz ya se acumulan 7 mil 435 desparecidos, hay un gobernante fallido y todo el territorio es el escenario del genocidio y el imperio del hampa. Cuitláhuac García es otro Nerón guinda que baila y se burla mientras el pueblo sangra y arde.

LA CASA VACÍA

En una novela del chileno Carlos Cerda, "La casa vacía", se retrata perfectamente el drama de tener uno o varios desaparecidos en la familia. Está ambientada en la dictadura de Augusto Pinochet y en uno de sus párrafos describe el perfil de las madres y esposas que se convierten en buscadoras cuando sus seres queridos no regresan al hogar.

"Ella era una de las tantas mujeres viudas, sin pareja, que se pasaban los días en los tribunales, en las antesalas de las cárceles, en las parroquias, e incluso en casas (sus propias casas, o las de sus protegidas) donde la tristeza y el abandono, pegados a cada cosa, hacían patente la ausencia de alguien. Sí, Julia era una de esas mujeres".

Tal descripción es la de cualquiera de las mexicanas y veracruzanas que hoy deambulan en búsqueda de sus ausentes.

Otro párrafo se ocupa de los dolientes que marchan por las calles. "Si no hay oídos para el dolor, no hay oído verdadero para nada.

Todos somos vulnerables a la desgracia. El único consuelo es saber que nuestro lamento será escuchado por un corazón solidario.

¿Habrá un corazón solidario abierto a las voces de la casa?, ¿quién es capaz de empujar esa pesada puerta?".

*Envoyé depuis Paris, France.