Por Andrés Timoteo

GRITOS DE LIBERTAD


Hay pueblo. Bastante pueblo frente a tan poco gobierno. Y es un pueblo rebelde, organizado y libertario. Lo ha demostrado en estos días cuando se le invoca. Así fue el pasado 15 de septiembre en la llamada ‘noche libre’ que rememora la arenga del sacerdote guanajuatense Miguel Hidalgo para levantarse en armas contra el mal gobierno.

Ese pueblo rezongón tomó su lugar en el centro de Nanchital desplazando a la pésima gobernante que tienen, la morenista Esmeralda Mora Zamudio, y asumió la fiesta patria como suya. El viernes en aquel el pueblo marchó, se quejó, se advirtió, se gritó y se divirtió.

Fue, obvio, un grito de rabia porque les quieren imponer un enorme basurero que los inundará de desperdicios y pestilencia, pero los nachitecos no recurrieron a la anarquía ni al vandalismo. No, su protesta fue organizada y dicharachera pues combinaron el enojo colectivo con el buen humor y el patriotismo.

¡El pueblo pone y el pueblo quita!, recordaron a los que les quieren imponer ese relleno sanitario y convirtieron a la fiesta patria en eso precisamente, en un festejo del pueblo pues la movilización ciudadana terminó en una romería que escandalizó y amenizó la noche en el parque central.

Vaya cuadro motivador que se vio: mujeres con sus cacerolas haciendo ruido, los chiquillos apoderados del templete armando la tremolina, los voceros de la resistencia al micrófono alternando críticas, reflexiones y chistes. Abajo, la mancha popular coreaba, aplaudía, chiflaba, abucheaba y esperaba.

Su caminata inició por la tarde desde una colonia hasta el parque central, pero el gentío se mantuvo más de ocho horas. Nadie se movió, ahí aguardaron la hora del Grito de Independencia para encarar a Mora Zamudio. ¡La esperamos...la esperamos! ¡Que salga! ¡Que nos dé la cara!, gritaban entusiasmados.

Pero la alcaldesa morenista no salió. Nunca le dio la cara al pueblo. Es más, ni siquiera llegó al palacio municipal e incluso se ausentó de su propio domicilio - cuentan colegas del lugar- temerosa de que la plebe le llevara la protesta hasta allá. Literalmente huyó y se escondió.

Ante la ausencia de la autoridad, el pueblo asumió el papel y presidió el acto. Uno de los activistas condujo los ‘vivas’ mencionando a los héroes de la Independencia y la falta de campana para repicar tampoco fue problema pues una señora aporreó su cacerola con una cuchara molera ante el júbilo total. Ese fue un verdadero grito del pueblo en libertad. En Nanchital ni la alcaldesa ni la campana fueron necesarias, pues.

A la edil la juzgó el tribunal de la plebe que no le negó ningún adjetivo: traidora, simuladora, mentirosa, corrupta y más. Dos días después, ayer domingo que el presidente Andrés Manuel López Obrador estuvo en Coatzacoalcos para la prueba de un tren de pasajeros transístmico, allá le llevaron la protesta.

¡CUÉNTANOS BIEN!

Le hicieron saber -aunque no los haya visto adrede ni mucho menos atendido- que repudian el basurero y desnudaron los afanes del gobernante local, García Jiménez, y de la secretaria de Energía, Rocío Nahle -quien también acudió al evento y cuyos compadres serán ‘ganones’ con el negocio-, para aparentar que la obra tiene es aceptada y va en curso.

Volvieron a desmentir a Cuitláhuac García quien la semana pasada despreció la movilización argumentando que tiene sesgos políticos y que es de “un pequeño grupo de 100, 200 o 400 personas”. Tanto el viernes como ayer, los nanchitecos le respondieron con el clásico grito: ¡No somos uno, no somos cien. Pinche Cuitláhuac, cuéntanos bien! Y agregaron: ¡Somos un chingo! Risas.

En el poblado sureños marcharon más de diez mil personas, aunque algunos sostienen que fueron 15 mil, desmontando estropeando la cortina de mentiras que el gobernante dice sobre el rechazo al basurero.

Así, como se dijo al principio, pueblo bastante hay. Hoy es Nanchital, pero el año pasado fue Jesús Carranza donde también se grito con rebeldía y libertad la noche del 15 de septiembre del 2022 porque su alcalde, el petista Pasiano Rueda, había recuperado la libertad luego de casi un año de cárcel para que no asumiera el cargo.

El pueblo hizo que Rueda venciera dos veces al morenismo en elecciones, lo sostuvo cuando fue preso político y después lo festinó cuando fue liberado por mandato de la justicia federal que tiró el tinglado judicial que le armaron. Por supuesto que en Veracruz hay gritos de libertad bien ganados y bien dados. Carrancenses y nanchitecos son orgullo y ejemplo.

GUINDAS EN APUROS

De los 212 ayuntamientos solo en dos no se realizó la ceremonia del Grito de Independencia y en un tercero estuvo a punto de ser cancelado. Fueron Nanchital, Tlaquilpa e Ixtaczoquitlán cuyo común denominador es que los tres son gobernados por Morena.

En Tlaquilpa, ubicado en la Sierra de Zongolica, tuvieron que suspender la ceremonia por el riesgo de violencia pues el pueblo está enojado. A mediados del mes pasado un grupo de lugareños linchó a los policías municipales por detener a un tipo ebrio que blandía un machete en la vía pública. Uno de los policía murió, tras quince días de agonía, mientras que el resto renunció.

No hay policía en Tlaquilpa ni orden ni seguridad. El alcalde Otilio Salas Cervantes, quien llegó por el partido Podemos pero antes de rendir protesta se pasó a Morena, no ha dado la cara. Hoy ha trascendido que algunos de los que lincharon al policía son sus cercanos. Por eso nadie ha sido detenido.

En Ixtaczoquitlán, el edil morenista Nahum Álvarez Pellico quería cancelar el evento por temor a que fuera abucheado por la gente que lleva meses sin agua potable. Los zoquitecos habían amenazado con pasear en un burro al alcalde y bañarlo públicamente en una tina y con jabón Zote.

Empero, Al final no lo hicieron pues alegaron que preferían disfrutar de la fiesta que ocuparse del mal gobernante. Eso sí, a Álvarez Pellico -del grupo político del secretario de Educación, Zenyazen Escobar-, el pueblo zoquiteco le hace la misma descripción que a Mora Zamudio: mentiroso, corrupto y traidor.

*Envoyé depuis Paris, France.