Por Andrés Timoteo
LA VERDAD HISTRI"NICA
"La independencia comenzó en Iguala, ahora el nuevo levantamiento del pueblo mexicano iniciará allí también", comentaba eufórico un 'chairo' ilustrado que en aquel 2014 estaba en París como profesor invitado por La Soborne.
Algunos lo contradijeron: "No pasará nada". Y el catedrático que era admirador del tabasqueño Andrés Manuel López Obrador se molestó al grado de retirarse de la reunión.
Luego escribió en algunos medios informativos mexicanos -que en aquella época eran críticos del gobierno, pero que ahora son oficialistas- que la "insurrección nacional" por la desaparición de los 43 estudiantes de Ayotzinapa, Guerrero, era casi el equivalente a lo que hizo Agustín de Iturbide al proclamar el Plan de Iguala que dio paso a la consumación de la Independencia de México en 1821.
Sería, según él, un parte-aguas, una inflexión, un golpe de pueblo que cambiaría todo, pero no cambió nada.
Y nada cambió incluso cuando llegó al poder López Obrador quien hizo de los 43 normalistas desaparecidos una bandera electoral y pidió el voto prometiendo que los localizaría, les allegaría justicia y castigaría a sus verdugos.
Ya transcurrieron nueve años de aquel crimen de lesa humanidad, cinco de ellos bajo el gobierno lopezobradorista, y los estudiantes siguen sin aparecer.
Permanece la duda sobre su destino. Aunque es un hecho que ya no están vivos, se desconoce cómo murieron, quiénes los mataron y dónde están sus restos.
López Obrador solo dio 'atole con el dedo' a sus familiares y recurrió al 'gatopardismo' simulando que apresaba algunos cuantos, pero sin tocar a los grandes responsables.
Por supuesto, protege a la cúpula de las fuerzas militares y a los altos mandos del gobierno comenzando por el expresidente Enrique Peña Nieto y el exgobernador de Guerrero, Angel Aguirre.
La gran contradicción es que tiene desde el 2018 en su gabinete a uno de los mandos castrenses que estuvieron en Guerrero en aquel 2014 y que está mencionado en las pesquisas del genocidio, el secretario de Marina, Rafael Ojeda Durán, quien era comandante de la Octava Región Naval en Acapulco.
Pero la desfachatez total es que ahora va a postular como candidato a jefe de Gobierno de la Ciudad de México a Omar García Harfuch, exdelegado de la Policía Federal en Guerrero, también en aquel 2014, y quien fue el que le cuidó las espaldas a Tomás Zerón, extitular de la Agencia de Investigación Criminal de la desaparecida PGR y autor de la "verdad histórica" sobre el caso de Ayotzinapa.
García Harfuch también fue uno de los incondicionales de Genaro García Luna, exsecretario de Seguridad Pública con Felipe Calderón y que hoy está preso en Estados Unidos por narcotráfico.
Durante los últimos cinco años, López Obrador usó el nombre de García Luna para ejemplificar la colusión de sus antecesores con el crimen organizado y ahora impulsa a uno de sus aprendices para gobernar la capital del país.
Es una incongruencia histórica y una bofetada para los familiares de los 43 estudiantes de Ayotzinapa.
Es lo que el caudillo y su "cuarta transformación" les tienen tras cinco años de pantomima.
Por si fuera poco, los padres y madres de los normalistas que ayer marcharon en la Ciudad de México han rechazado el último informe del gobierno federal sobre el caso pues lo catalogan como casi igual que la 'verdad histórica' que construyó el peñismo, pero peor en algunos aspectos.
¿Y que dice tal informe? Da tres "causales" de lo que pasó la noche del 26 y madrugada del 27 de septiembre del 2014, pero esas mismas se contradicen. La primera, que el cartel de los "Guerreros Unidos" confundió a los estudiantes con miembros del grupo rival "Los Rojos".
La segunda ¡que el mismo cartel les dio un escarmiento a los estudiantes porque se oponían al alcalde José Luis Abarca! Entonces, ¿los confundieron o los escarmentaron a propósito?, ¿Los conocía o no? Nadie sabe, nadie supo. Es como un cuento de Cachirulo.
La tercera causal es que había droga, dinero y armas en uno de los autobuses que los normalistas 'secuestraron' para trasladarse a una protesta. Y hasta ahí, no hay una conclusión firme ni segura ni creíble. Todo es especulación, encubrimiento, impunidad y paripé.
Por eso muchos bautizaron al informe lopezobradorista sobre Ayotzinapa como la "Verdad Histriónica".
Un teatro, pues. Y tan es un montaje que no tienen nada sustantivo que darles a las víctimas cuando se cumple el noveno aniversario del mismo. No hubo seriedad forense ni documental ni testimonial ni histórica.
"BUSQUEN A LOS NARCOS"
Sin embargo, lo más ominoso es la recomendación que las secretarias de Gobernación y Seguridad Pública, Luisa María Alcalde y Rosa Icela Rodríguez, respectivamente, y Alejandro Encinas, el subsecretario de Derechos Humanos, dieron el pasado lunes a los padres de los estudiantes desaparecidos: mejor pregúntenles a los narcos.
Sí, eso les sugirieron y fue corroborado por los representantes del Centro de Derechos Humanos Miguel Agustín Pro Juárez (PRODH) que ingresaron a la reunión que sostuvieron. Los conminaron a buscar información a través del crimen organizado para saber la 'verdad verdadera' de lo que les pasó a sus hijos.
¿Cómo la ven? La "cuarta transformación" asume que ya cumplió con publicar su "Verdad Histriónica" y si los deudos quieren saber dónde y cómo terminaron los normalistas pues que vayan a tocarles la puerta de los cárteles del narcotráfico.
Es algo así como el 'háganle como quieran' dejando a las víctimas otra vez a merced de los victimarios, Valió sombrilla el "gobierno del cambio" y eso de que son "la esperanza de México". Por supuesto, se fue al caño la letanía trinitaria de "no mentir, no robar y no traicionar al pueblo". Falsarios.
Y hoy aquel catedrático 'chairo' que hace nueve años estaba eufórico en París y que en el 2018 casi enloqueció por el arribo de López Obrador a la presidencia mexicana desde la cual localizaría y les daría justicia a los 43 de Ayotzinapa seguramente está con la cabeza enterrada como las avestruces.
*Envoyé depuis Paris, France.