Por Andrés Timoteo

EL INSTRUMENTO


No es que la dirigencia estatal de Morena haya reculado y considere al exdelegado del Bienestar, Manuel Huerta como un activo importante que no debe ser excluido del proceso interno y por eso sugirió a la Comisión Nacional de Elecciones que lo meta a la encuesta que definirá al candidato a la gubernatura.

El cuitlahuismo no quiere a Huerta, los delegados del consejo estatal no lo votaron a petición de palacio de gobierno, pero ahora lo recomiendan para cerrarle el paso definitivamente al diputado federal, Sergio Gutiérrez Luna. A nivel local se eligieron a cuatro aspirantes, dos hombres y dos mujeres.

La lógica es que en el altiplano designen a otros dos, un hombre y una mujer para que haya equidad de género. Huerta es un mero instrumento paritario a fin de obstaculizar al minanteco, al que sí le tienen miedo que aparezca en el sondeo y sea el verdadero competidor de la zacatecana Rocío Nahle.

MORRALES DE BILLETES

Escándalo tras escándalo en Colombia que desbarata un proyecto de cambio político y desgarra el sueño de los ciudadanos que creyeron que el exguerrillero Gustavo Petro modificaría el sistema, combatiría la corrupción, antepondría a los pobres, pacificaría el país y menguaría el imperio del narcotráfico.

Petro llegó a la presidencia colombiana con el mismo estuche de promesas que el mexicano Andrés Manuel López Obrador, y ambos engañaron a todos pues

resultaron peores que sus antecesores. En agosto apenas se cumplió el primer año de la presidencia de Petro y ya está desprestigiado hasta la coronilla.

Sus colaboradores del gabinete ejercen una corrupción pasmosa pues usan fondos públicos y el aparato de Estado para negocios personales, venganzas contra sus enemigos y para afianzarse como los nuevos ricos del país. Vaya, igual que los morenistas que en el 2018 ingresaron a la burbuja del poder.

Pero lo más abyecto que se ha ventilado es que Petro ganó los comicios financiado por el narcotráfico y empresarios ladinos a cambio de impunidad, contratos millonarios e influencia en su gobierno. Desde el inicio de su gobierno se sospechaba de tal financiamiento oscuro fue en agosto pasado cuando Nicolás Petro Burgos, el primogénito del presidente, delató a su propio padre.

Aseguró ante la Fiscalía de Colombia que la campaña electoral fue pagada por capos de la droga y empresarios de cuestionada moral y ética. Petro Burgos fue detenido y ahora está en prisión domiciliaria acusado de lavado de dinero y enriquecimiento ilícito. El beneficio de no estar tras las rejas es porque aceptó colaborar en la pesquisa contra su progenitor.

Ha revelado el flujo del dinero sucio a la campaña electoral y también ha evidenciado a decenas de funcionarios petristas, incluida a la primera dama, Verónica Alcocer por su participación en el entramado de corrupción y colusión con los hombres de la droga y el dinero.

“El dinero se entregaba en efectivo, a veces en morrales llenos de fajos de billetes”, dijo. “Mi papá sí sabía, pero no decía nada, callaba”. Y su esposa, Verónica Alcocer -que no es la madre de Nicolás Petro – también “les hablaba a los financiadores y les exigía que aportarán dinero”, consta en las declaraciones ministeriales.

Estas fueron publicadas hace un par de días por la Revista Semana que consiguió no solo las actas ministeriales sino también los videos de las declaraciones. El link: https://goo.su/xQoMgz

¿HABRÁ JUNIOR DELATOR?

Toda una porquería en Colombia que es otro espejo para México -hay que mirar siempre al sur-. Si bien todavía no se sabe quién o quiénes costearon la campaña de López Obrador del 2018, si hay indicios y sospechas. Y también de las campañas estatales y federales del 2021, 2022 y las de este 2023.

Los supuestos acuerdos con el crimen organizado y concretamente con un cartel de la droga le entregaron a Morena todas las gubernaturas de la franja pacífico. Falta una voz que confirme la sospecha, pero seguramente no serán los parientes de López Obrador que gozan de las delicias del poder. No, la veleta apunta a los financiadores.

¿Quién abrirá la boca? Ya hay un prospecto y lo haría en un tribunal extranjero. Sería un junior poderoso y que leva el apellido López, pero no uno de los hijos del tabasqueño sino Ovidio Guzmán López, apodado “El Ratón”, hijo del capo del Cartel de Sinaloa, Joaquín “El Chapo” Guzmán e integrante del grupo Los Chapitos, que acaba de ser extraditado a Estados Unidos.

Su organización criminal que que ha sido la consentida de la “cuarta transformación”, está enojada pues consideran la detención y extradición de Guzmán López como una traición del presidente y se vaticina que el extraditado ‘cantará’ lo que sabe del lopezobradorismo ante fiscales y jueces norteamericanos.

“Será interesante lo que devele a cuáles funcionarios, líderes políticos y candidatos ayudaron a llegar al poder, a los que financiaron”, ha dicho la periodista Anabel Hernández quien lleva años cubrieron el tema del narcotráfico y al clan sinaloense.

Por supuesto que el juicio de Ovidio Guzmán en Estados Unidos será un elemento que jugará en las elecciones presidenciales de México en el 2024. Lo que diga “El Ratón” -que se podría convertir en “sapo”, o sea soplón- será un garrotazo para López Obrador y su clan a los cuales desenmascararía antes de concluir el sexenio guinda.

Será también el cerrojazo oprobioso que le terminará de arruinar el sueño de pasar a la historia como un prohombre. En los hechos ya no lo logró porque el país está en la catástrofe y su gobierno es peor de corrupto que los anteriores, la muerte campea en el país y los narcotraficantes son intocables. Les ofreció y les cumplió que les daría abrazos y no balazos.

También será veneno para la que pretende heredar el trono, Claudia Sheinbaum, en cuya gestión al frente del Gobierno de la Ciudad de México llegaron Los Chapitos a operar a la capital del país con todas las facilidades para hacerlo. En el juicio del 2024 se saldrá de la duda si Ovidio Guzmán hace el mismo papel que Nicolás Petro.

*Envoyé depuis Paris, France.