Por Andrés Timoteo

LA LAVANDERA

Si existiera un premio al mejor equipo de limpieza seguramente se lo llevaría el Órgano de Fiscalización Superior (Orfis) y su titular, Delia González Cobos, porque vaya que se afanaron con la lejía, el detergente, las máquinas de lavado y el suavizante de sábanas -contables- para dejar ‘rechinando de limpio’ al gobierno cuitlahuista.


De acuerdo al reporte de la cuenta pública del 2022, los funcionarios estatales solo ‘arañaron’ 166.5 millones de pesos, pero ese monto se les perdonará si presentan alguna facturas justificante. Vaya caso, según el Orfis, el cuitlahuato es la administración más honesta del mundo mundial mundialista.

Prístinos y níveos, como dijera la poeta Alfonsina Storni, resultaron personajes que en la opinión pública se consideran verdaderos pillos de uñas extensas y que en estos cinco años han modificado de manera total su tren de vida. Antes andaban en camiones o en taxis, los mejor avenidos, y ahora se pasean en camionetas y automóviles de lujo, y con guardaespaldas.

Antes batallaban para pagar la renta de una casa modesta o cubrir los pagos de una de interés social y ahora coleccionan mansiones, departamentos de lujo en diferentes ciudades y destinos turísticos del país. Pero según González Cobos sus cuentas públicas están blanquísimas.

Basta echarle un vistazo al reporte presentado por dicho organismo para comprobar que la fama de saqueadores que tienen individuos como Patrocinio Cisneros, Elio Hernández, Guillermo Fernández, Verónica Hernández, Rebeca Quintanar, Cuauhtémoc Zúñiga, José Lima, Eleazar Guerrero y Zenyazen Escobar, por citar los principales del gabinete, es mera leyenda urbana.

El Orfis no les pudo detectar un solo peso faltante o irregular. Lo leyó bien, esos funcionarios encarnan como nadie más el mensaje del poema de Storni: “Tú me quieres de alba,/ sobre todas casta./ Tu me quieres nívea/ tú me quieres blanca. / De perfume tenue,/ corola cerrada”.

Aunque el lector se resista a creerlo, el órgano auditor acredita que Cisneros no se embolsó un solo centavo en la Secretaría de Gobierno ni en la Fiscalía. Entonces, ¿de dónde salió todo el dinero para la publicidad a su persona? Es un misterio.

Tampoco Elio Hernández, cuñado del gobernante, le metió la mano al cajón de la SIOP a pesar de que es famoso por los ‘guardatitos’ y los negocios con empresas constructoras. Y qué decir de primo Eleazar Guerrero quien junto con Lima Franco salió más puro que una doncella de rancho en dicho reporte.

¿Y la billetiza para la asociación “Unidos Todos” y la promoción electoral?, ¿con qué se compraron los ranchos y predios urbanos?, ¿y lo del Ferrari escondido en la capital del país? Más misterios.

Y sorpréndanse: Sergio Rodríguez de extensa fama cleptómana no tuvo un solo peso observado en las cuentas de la Procuraduría del Medio Ambiente. Tampoco Guillermo Fernández a pesar de sus empresas ‘fantasmas’, sus 14 familiares en nómina, la mayoría ‘aviadores’, y las ayudas sociales que hace perdidizas. Nada, ni una mácula.

González Cobos es una artista de la limpieza. Habilidosa en el uso del detergente y los líquidos desmanchadores. ¿A poco no merece el premio a la mejor lavandera del estado?

OPORTUNA MORTALIDAD

Claro, lo anterior en lo general pues en lo particular dejó algunos trapos percudidos, tal vez para disimular. Por ejemplo, en la Secretaría de Salud se reporta el daño patrimonial más alto con 11 millones 668 mil pesos, pero su titular Gerardo Díaz ya no es imputable ni puede comparecer ante un tribunal.

Esto porque falleció a finales de agosto pasado. Vaya que es tan fácil imputar a los difuntos para que el delito se desvanezca junto con la mortalidad humana. El segundo pillo con más daño patrimonial en el 2022 es Alberto Nava, director del Instituto Veracruzano del Deporte (IVD) con 11 millones 052 mil pesos.

Ahora se entiende porque las instalaciones deportivas están en pésimas condiciones, el deporte abandonado y a los niños y jóvenes que van a participar en justas en otros estados les niegan apoyos o de plano los dejan abandonados en las carreteras.

En Sedema se reporta un daño patrimonial por 3.5 millones de pesos, en Sedarpa 2.5 millones y ojo, por más cloro que González le aplicó a Radio Televisión de Veracruz (RTV) no pudo quitarle todo el cochambre pues su responsable, Hugo Cisneros, salió con un perjuicio al erario de casi 3 millones de pesos. El karma infalible: cuando eres sucio desde siempre ni con todo el blanqueador sales limpio de la lavandería.

Pero, si la auditora Delia González es una experta en el lavado y blanqueado, ¿por qué la están cuestionando algunos morenistas? Hay quienes modificaron su apellido por “González Cobros”. El que ha salido a la palestra a descalificarla es el diputado tuxtleco, Juan Gómez, responsable del congreso local y quien la señala de arreglarles las cuentas a varios auditados.

MALA JUGADA
Los conocedores del asunto relatan que es porque el Orfis no cumplió todas las peticiones del legislador para inflar los montos del daño patrimonial a determinados funcionarios del gabinete y presidentes municipales. En particular, le enojó mucho que Patrocinio Cisneros y Verónica Hernández salieran impolutos.

Igual que algunos alcaldes tuvieran observaciones mínimas. Pero el caso que le provocó más cólicos es el de la alcaldesa de San Andrés Tuxtla, Elena Solana, que si bien tuvo una observación por 53.5 millones de pesos, exigía que fuera al menos el doble.

No se lo concedieron a pesar que durante meses personal de la legislatura tuvo intervenida la tesorería sanandresana a fin de enturbiarle los reportes a la edil con la que tiene un pleito porque le ha negado contratos de obra pública a empresas recomendadas o de su propiedad.

Gómez se queja de que González le jugó mal y con ese reporte no puede desquitarse de Cisneros ni promover el desafuero de la alcaldesa Solana. En fin, el informe del Orfis es imperdible y da para más textos porque su contenido plasma los enjuagues financieros, pero también políticos de la 4T aldeana.

*Envoyé depuis Paris, France.