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TEXTO IRREVERENTE - ADVENTUS- MUY APROPÓSITO DE LA TEMPORADA SE ESCOGIÓ EL TÍTULO DE ESTE TEXTO, PERO NO TIENE QUE VER CON CUESTIONES RELIGIOSAS.

Muy apropósito de la temporada se escogió el título de este texto, pero no tiene que ver con cuestiones religiosas. El 'adventus' antes de ser un tiempo litúrgico previo...

Por Andrés Timoteo


ADVENTUS


Muy apropósito de la temporada se escogió el título de este texto, pero no tiene que ver con cuestiones religiosas.

El 'adventus' antes de ser un tiempo litúrgico previo a la Navidad fue un acto político.

Eran las ceremonias para recibir a los emperadores romanos cuando llegaban al trono o, en su caso, por su regreso de alguna ausencia prologada regularmente porque se encontraban conquistando nuevos territorios.

Aplicándolo al contexto mexicano -y veracruzano – podría decirse que en una semana comenzará el advierto político, el plazo para la renovación de los poderes tanto federales como estatales.

Aunque ya en algunas entidades hay precampañas de los aspirantes a las gubernaturas, lo mismo que los de la presidencia, la disputa perceptivamente real inicia con el año.

En Veracruz, el 2 de enero comienzan formalmente las precampañas, un adviento que no anticipa la venida de Dios y ni siquiera de personas sacras o por lo menos decentes, pero así son las cosas en política.

Y en este tiempo hay una buena noticia como para gritar ¡Albricias!, y destapar la champagne: en un año ya no estará Cuitláhuac García.

Los veracruzanos dejarán de cargar con ese lastre que hizo todo lo contrario a lo que prometió y sumió a la entidad en una crisis humanitaria, de ética y hasta de buen gusto. No es promesa ni esperanza, si no una certeza.

En diciembre del 2024, García Jiménez estará fuera de palacio de gobierno.

Y sí los veracruzanos llevan hasta las mesas de votación su indignación y repudio acumulados tal vez hasta haya un cambio político y Morena sea desterrada de los poderes locales, pero todo dependerá del grado de resistencia que tengan -a los 'cañonazos' de dinero para comprar el voto- y de la magnitud del oprobio generado por ese pésimo gobernante.

Por lo pronto, el adviento en Veracruz da para el festejo porque Cuitláhuac se va, se va...y se fue.

VAN POR LA REVANCHA

Hasta el momento solo hay dos candidatos definidos para disputar el gobierno estatal.

La zacatecana Rocío Nahle que postulará la alianza Morena-PT-PVEM y el peroteño José Yunes, que sera abanderado por la coalición PAN-PRI-PRD.

No hay sorpresas adicionales pues a pesar de que esperaba un campanazo de Movimiento Ciudadano, éste se desinfló.

No construyó perfiles importantes, no aprovechó la persecución político-judicial que hizo el gobierno cuitlahuista contra Manuel del Río Virgen, secretario técnico del Senado, y no sumó opciones ciudadanas que lo hicieran atractivo.

Cierto, todavía no se define cual será el candidato naranja, pero eso ya no importa porque -hasta donde se percibe- el partido de Dante Delgado perdió fuelle y la oportunidad de ser la tercera opción a votar.

Delgado Rannauro no será personaje decisor en Veracruz -como tampoco a nivel nacional – y prácticamente estará fuera del rejuego del poder local.

En contraparte, hay otros exgobernadores que están prestos para volver a medir fuerzas en 2024.

Son enemigos públicos, uno derrotado y encarcelado, y otro en supuesto retiro -fue el que metió a la cárcel al primero-.

Y ambos van por la revancha.

Javier Duarte desde el Reclusorio Norte de la Ciudad de México pretende incidir en la política local y a través de mensajes en las redes sociales lo mismo exhibe su dolor que reparte instrucciones a sus operadores en la aldea y se declara soldado de Morena.

Está asumido como el promotor y vocero de la zacatecana Rocío Nahle a la que le arrima operadores y candidatos a diputaciones, la defiende legalmente -risas- y poco le falta para que le arme el gabinete.

En resumen, quieren renovar el pacto que suscribió desde el 2016 con Cuitláhuac García.

Y la de Río Grande, Zacatecas, no se ha deslindado del exgobernador lo que sería recomendable dada su mala fama.

Su silencio revela que está de acuerdo en tenerlo de su lado, no importa que sea el peor político en la historia de la entidad.

La riograndeña se agarra de un clavo ardiendo y terminará chamuscada.

Del otro lado está el exgobernador panista Miguel Ángel Yunes quien en estos últimos días ha reaparecido en la palestra mediática, primero al asistir al informe de un diputado y luego en un mensaje navideño.

En política, lo que se ve, es, y Yunes está de vuelta no para desear amor y paz sino para la revancha del 2024. Derrotaron a su hijo en el 2018 y ahora va por el desquite.

¿QUIÉN OPERA MEJOR?

Claro, no a favor de algún pariente que fue lo que lo deslució hace cinco años -imponer a su hijo como sucesor dio la percepción de nepotismo y del afán para tomar al gobierno estatal como feudo familiar- si no en la causa de Yunes Zorrilla que no es su consanguíneo.

¿Quién opera mejor en menesteres electorales, Duarte o Yunes?

Ni la pregunta cabe.

Duarte ganó la gubernatura en el 2010 porque todo el aparato estatal lo impulsó y tuvo como operador de cabecera al innombrable, experto en las pillerías electorales, pero en el 2016 ni siquiera pudo terminar su sexenio, salió huyendo.

Ahora solo le queda el dinero expoliado para pagar maledicencias y sus redes sociales.

Yunes pecó de soberbia en el 2018 y fue castigado por los votantes, pero en el 2016 ganó pese a tener todo en contra: el gobierno federal, el OPLE, los tribunales electorales y toda la ristra de malhechores duartistas y fidelistas. Los derrotó y hasta se dio tiempo de poner a correr a Duarte.

Está acostumbrado a operar en condiciones adversas. Ya se verá si en el 2024 refrenda tal fama.

*Envoyé depuis Paris, France.