Por Andrés Timoteo
AVISO AL TIRANO
El tirano está rodeado.
El tirano está asustado.
El tirano está avisado.
Vaya, quién iba a decir que lo escrito hace dos siglos por el genial Víctor Hugo se cumple en la actualidad.
La tragicomedia “Ángelo, tirano de Padua” parece una descripción del tabasqueño Andrés Manuel López Obrador.
Ángelo Malpieri gobernaba Padua, Italia, a mediados del siglo XIX, y lo hacía despóticamente.
Parecía un hombre todopoderoso e infalible.
Nadie lo podía contradecir.
Empero, en el fondo era un autócrata de papel que dependía del potentado Dux de Venencia.
Vivía con el temor permanente que los venecianos le quitaran el poder y además padecía su propio entorno donde imaginaba conjuras por doquier, creaba enemigos conspiradores y hasta se autoconvenció de que su esposa Caterina le era infiel cuando ni siquiera tenía prueba alguna.
Esa sospecha artificial se volvió rencor y luego venganza.
Cierto, la obra de Víctor Hugo aparentemente se centra en los conflictos amorosos de los protagonistas, pero en el trasfondo es la descripción del hombre que acumula poder, se enamora del mismo y vive angustiado de perderlo.
El retrato de un tirano, pues.
Un diálogo del mandatario paduano con su amante, Tisbe, muestra la mente atormentada de quien está engolosinado con el control político y familiar mezclándolos para que sean dominios suyos absolutos e intransferibles.
“-¿Me mandaste llamar, mi señor?, le dice Tisbe. -Sí, tengo que hablarte y de cosas muy graves”.
“Te he dicho que en esta vida que llevo no hay día que no me armen un lazo, o que no me preparen una traición. No hay día en que no me vea expuesto a perecer por el puñal del asesino o que no me vea obligado a cortarle la cabeza a un traidor. En pocas palabras, mi mujer tiene un amante”, le dice convencido.
La amante -él si es infiel- le pregunta en cinco ocasiones: “¿Cómo se llama?”
Y en las cinco no logra responder, no puede, no tiene pruebas, todo es producto de su imaginación conspiranoica, pero aún así, sin la certeza del adulterio, decide matar a su esposa.
Vaya comedia tan antigua como actual.
¿La paranoia del Tirano de Padua no les recuerda a eso de “soy el presidente más atacado de la historia”, “es un complot”, “están en nuestra contra”, “quieren dar un golpe de Estado técnico”, “son nuestros adversarios que están desesperados”, “se derechizaron”, “son ‘consevas’ los que nos atacan”, “son traidores de la patria”, “hay una conspiración internacional contra nosotros” y bla,bla, bla?
López Obrador se la ha pasado seis años injuriando e inventando conciliábulos.
Solo falta que ventile traiciones en su entorno conyugal como el Tirano de Padua.
La tragedia victorhuguina está en el final: Malpieri decidió envenenar a su mujer, el tabasqueño decidió envenenar la democracia.
Ambos optaron por deshacerse de la que -imaginan- es la causa de sus pesares.
Pero en el tiranuelo tropical su paranoia nacida de una mente febril ya despunta en pavor por algo verdadero.
Ayer hubo indicios, no de un golpe de Estado ni de un complot internacional sino del hastío del pueblo hacia él y de su “cuarta transformación”.
Se lo demostró con un maretazo rosado: miles en el zócalo de la Ciudad de México y en las plazas de todo el país.
No es conspiración, es manifestación.
No es conjura, es hartazgo.
No es intriga, es protesta ciudadana.
Es el termómetro del enojo popular por sus excesos, traiciones y corrupción.
La marcha rosada cumplió su cometido y, exactamente como en la obra de Víctor Hugo, le dijo al tirano: estás rodeado y estás avisado.
¿Alcanzará la Marea Rosa para derrotar la autocracia guinda?
Ya se verá en dos semanas, en la cita con las urnas.
Por lo pronto, le dio un susto al tabasqueño y a su heredera, Claudia Sheinbaum.
LLAMADO DE LA REPÚBLICA
Oradora en la concentración ciudadana de la plancha capitalina, la candidata opositora a la presidencia, Xóchilt Gálvez, hizo un llamado a todos los mexicanos, sin importar el partido, “a responder el llamado de la república para derrotar al autoritarismo -o sea al tirano– y proteger la democracia”.
Opresión o libertad, es la decisión que hoy deben tomar para el porvenir.
Los mexicanos del futuro -hijos, nietos, bisnietos y así en subsecuencia – les reconocerán o les recriminarán, según sea el caso, “si se dejaron vencer por el odio o se dieron la oportunidad de seguir teniendo un solo país, un supo pueblo, unido, sin división, bajo el mismo cielo y la misma bandera, bandera que es todos”.
Fue un domingo redondo ya que por la noche y engallada por ese respaldo multitudinario, Gálvez vapuleó a la heredera del tiranuelo, Sheinbaum, en el tercer debate presidencial.
El tema de la inseguridad y crimen organizado fue veneno puro para la candidata oficialista.
Ella, por su puesto, no pudo evadir ni ocultar ni negar lo evidente: la connivencia del lopezobradorismo-morenismo con el crimen organizado - especialmente con el Cártel de Sinaloa/Los Chapitos- al que le prodiga abrazos mientras el pueblo recibe los balazos. Ni las manos metió. Narcopresidente, narcocandidata y narcopartido fueron las voces incallables del debate anoche.
*Envoyé depuis Paris, France.
