Por Andrés Timoteo
¡BUSQUEN LA BOTELLA!
El caos no se puede controlar, pero sí aprovechar.
O como dijera el filósofo chino Sun Tzu en su leído "Arte de la guerra": en medio del caos también hay oportunidades.
Y así es, hay situaciones incontrolables que generan rendijas para sacar provecho, económico principalmente.
Tal es el caso del botellazo contra el presidente saliente Andrés Manuel López Obrador en el puerto de Veracruz, aunque todo apunta a que será una oportunidad perdida mientras no se localice el proyectil de plástico que le arrojaron.
Lo anterior se explica con la anécdota parecida, guardando las distancias geográficas y de tiempo, y los tamaños de los protagonistas, con el zapatazo contra el presidente de Estados Unidos, George W. Bush el 2008.
Bush hizo una visita oficial en Irak, país invadido desde el 2003 con el pretexto de combatir el terrorismo internacional y derrocar al dictador Saddam Hussein, pero en el que reprimieron todo movimiento social, aunque no tuviera nada que ver con el terrorismo y asesinaron a miles de personas.
El mandatario gringo anunciaba el retiro de las tropas y se jactaba que los iraquíes habían "recibido con flores" a los solados norteamericanos en una conferencia de prensa realizada el 14 de diciembre de ese año en Bagdad cuando de pronto se escuchó el grito:
"¡Esto es un beso de despedida del pueblo de Irak, perro!"
Y ¡pum!, le volaron por la cabeza dos zapatos lanzados desde la audiencia.
Los lanzó el periodista Al Zaidi quien fue detenido con violencia, golpeado y pasó un tiempo en prisión por ese acto.
Empero, 'palo dado ni Alá lo quita" y Bush salió ridiculizado ante la opinión pública mundial.
Zaidi se convirtió en un héroe en todo el Medio Oriente.
Ahora vive modestamente y con dificultades porque el oficialismo le cerró las puertas para el ejercicio mediático, pero en el imaginario colectivo continúa gozando de popularidad.
Empero, el caso que nos atañe no tiene nada que ver con el autor sino con su calzado que sirvió de proyectil.
Se dijo que los zapatos se perdieron en la confusión, que se los llevaron los agentes de servicio secreto de Estados Unidos y que los decomisó el gobierno títere de Irak.
Tiempo después trascendió que un empleado gubernamental, que resultó un buen visionario, se los llevó discretamente y los subastó al mejor postor.
La versión es que se vendieron en 45 mil dólares, una fortuna de la época y de hoy mismo que serían 68 mil dólares considerando la inflación acumulada - 880 mil pesos mexicanos actuales-.
Los zapatos terminaron como objetos de culto en el mundo árabe y los conservaría algún jefe petrolero para su deleite personal por el simbolismo geopolítico que representan.
Entonces, ¡todos en la aldea pónganse a buscar la botella que le arrojaron al macuspano porque no faltará quien pague una buena lana por ella!
Claro, tampoco esperen una fortuna por ella pues el tabasqueño no es Bush, pero con una orden de tacos de tripa o un café en el OXXO el zapatero puede darse por bien servido.
Cada quien con su tamaño.
LOS MILITANTES
¿Dónde quedó?
Tal vez en algún contenedor de basura.
Nadie -ni legítimos manifestantes ni golpeadores 'cuatroteístas'- se espabiló para quedarse con esa botella.
Oportunidad perdida.
Por cierto, otro gazapo en la última visita presidencial fue que varios reporteros fueron golpeados por las huestes simiescas de Morena comandadas por la comapeña Rosa Hernández y la Comisión de Protección -risas- a Periodistas prácticamente ni siquiera condenó la agresión.
Los ociosos integrantes de la paquidérmica comisión parecen más militantes del morenismo que defensores del gremio.
Bueno, nunca lo han sido, ni defensores de la prensa y algunos ni siquiera practicantes del oficio.
Estos comisionados guindas guardan silencio acorde a los agresores, sumisión para agradar a sus jefes y ni por error reconvienen si quiera a la antigua locutora Hernández Espejo por mandar a maltratar los colegas con su sobrenombre, es decir, a chanclazos.
¿QUÉ HARÁ EL SEÑORITINGO?
Hablando del caos y retomando el reciente conflicto de la presa Yuribia en Tatahuicapan, mueve el morbo imaginar cómo se comportará el próximo secretario de Gobierno, el hidalguense Ricardo Ahued, ante conflictos sociales de esta catadura.
El tipo es un 'señoritingo' -expresión usada por el mismo López obrador para referirse a los riquillos- que nunca ha salido de Jalapa.
¿Cómo les hablaría a los indígenas popolucas de Tatahuicapan este burgués?
Recuerden al antecesor, Patrocinio Cisneros, quien si bien no es de la burguesía sino de la broza también desconocía la entidad por haber radicado la mayor parte de su vida en Baja California.
Por ende, tampoco tenía el pulso de los grupos políticos locales, la idiosincrasia étnica y los movimientos tanto caciquiles como de activismo popular.
Como no podía dialogar recurrió a la macana y la imposición.
Y miren cómo le fue.
Tan solo en Chinameca -el sur, siempre el sur- por poco lo linchan ya que les querían imponer un mega-basurero y tuvo que huir en la batea de una patrulla.
Ya se verá qué hace el 'señoritingo' Ahued cuando esté frente al Veracruz profundo.
*Envoyé depuis Paris, France.