Por Andrés Timoteo
CALDO DE LIEBRE
Un refrán medieval en Europa dice que "si prepararas estofado de liebre, te sabrá a liebre".
Eso se aplica al escándalo por el comunicado insolente, pero revelador, que el fin de semana divulgó la partidista Comisión Estatal de Protección -risas- a Periodistas.
Ojo, ya hay que quitarle lo de paquidérmico a ese bodrio que dejó de ser tardío para convertirse en un órgano del partido Morena y su gobernante en turno.
Ya sin tapujos ni pudor protegen a ambos de la prensa.
En su impúdico boletín, la Ceap "llama" a los reporteros "a llevar acabo un comportamiento ético y profesional en su vida pública y privada contribuyendo a mantener la tranquilidad social".
Vaya, desde el primer párrafo el chiste se cuenta solo: los sin ética pidiendo ética. Más risas.
Luego exigen que "las personas comunicadoras que en apego a los protocolos de seguridad personales coadyuven con la sociedad a generar un clima de paz y orden social”.
Las "personas comunicadoras".
¿Qué será eso?, ¿por qué no lo dicen con sus letras: periodistas y reporteros?, ¿cuál es el temor a las palabras?
Y se atreven a ordenarles un código de comportamiento público y privado.
¿De acuerdo a qué o con qué autoridad moral?
Además los responsabilizan del desorden social si no se comportan de la manera que ellos dictan.
Y amagan: la alteración de la paz pública será su culpa, incluidas las agresiones y atentados que sufran.
Por supuesto que no faltó quien rememorara aquel "pórtense bien" del exgobernador Javier Duarte poco antes de que se desatará un baño de sangre contra el gremio. ¿Eso viene para los colegas?
Ese sermón insolente -no hay otro adjetivo que le encaje- lo dictaron los comisionados por el supuesto caso de una reportera que tiene medidas de protección federal y cuyos escoltas habrían protagonizaron un altercado con terceros.
Nada consta que sea verdad, pero cierto o ficticio, el incidente sirvió para revelar el talante abyecto de la morenizada comisión: todos los periodistas son culpables hasta que no demuestren lo contrario y lo malo que les pase será su responsabilidad.
Claro que el comunicado no fue una pifia sino un lineamiento.
Es la advertencia de los palafreneros de la zacatecana Rocío Nahle a la comunidad reporteril: no se quejen, no denuncien y no se mueran porque todo será usado en su contra.
Algunos colegas han expresado, un tanto en chunga y otro tanto en denuncia, que la zacatecana odia a la prensa y dilucidan que el nombramiento de los nuevos comisionados de la Ceap fue la muestra de esa tirria.
¿Y qué creen? Parece que es verdad.
Esos comisionados, totalmente identificados con el partido Morena y con la zacatecana, son los arietes contra el gremio al que intentarán de responsabilizar de todas tragedias que les sucedan.
Su boletín lo dice: si algo pasa, ellos contribuyeron a que pasara. P
or cierto, ya "desaparecieron" el comunicado del sitio web de la partidista comisión.
Pero regresando al hilo inicial, si Nahle cocinó estofado de liebre pues el guiso está sabiendo a eso mismo, como dicta el adagio medieval.
¿Qué acto digno y a favor de los periodistas se le puede pedir al presidente de la partidista comisión si ya le apodan -los mismos comunicadores oficialistas- el "entrevistador de Nahle"?
Entiéndase, el vocero.
Y, ¿qué acción profesional y ética se le puede pedir al secretario ejecutivo quien además de haber fungido como portavoz del cuitlahuismo en los últimos años también es un analfabeta irredento?
Allí "se juntaron el hambre con las ganas de comer" -diría otro refrán-.
Un vocero nahlista desde la campaña presidiendo la comisión y un tipo que no pasó por la escuela redactando boletines -con pésima sintaxis, para no variar- a fin de condicionar y criminalizar al gremio al que deberían guarecer?
Tampoco no se olvide que ambos figuran entre los obsequiosos que desde diciembre advirtieron mordazmente a los mismos periodistas que "no son veracruzanos bien nacidos" los que publiquen noticias de violencia porque "no hablan bien de Veracruz" como pidió la gobernante al arrancar su gestión.
Entonces, es lo que hay: caldo de libre.
Nadie se sorprenda que no sepa a pollo o pescado.
¿DÓNDE ESTÁ ALAN?
Mañana se cumple una semana del secuestro del comunicador Alan García Zúñiga perpetuado por el crimen organizado en Poza Rica.
Sus familiares se quejan que ni la Fiscalía ni la Secretaría de Seguridad Pública lo buscan.
Lamentablemente habrá que decirles que ni lo harán, no les interesa.
Un indicio de ello es la forma en la que han comunicado su caso.
Lean los comunicados -otra vez los boletines reveladores- en los que la autoridad señala que se trató de "un aparente secuestro".
¿Qué dan a entender?, ¿que Alan fingió su plagio por motivos aviesos?, ¿que no existió tal delito pese a los testigos que lo presenciaron?
Es evidente que a propósito ponen en duda lo que le pasó al periodista García.
No es un manejo descuidado ni erróneo de la información oficial sino la estrategia comunicacional para culpar a la víctima e ignorar el crimen.
¿Se trata de la venganza de la zacatecana Nahle contra los periodistas a quienes desprecia? Así parece.
*Envoyé depuis Paris, France.
