Por Andrés Timoteo

¿C'EST FINI?

¡Se acabó! o como dicen los galos 'c'est fini!'

Ayer fue el último día del obradorato.

¿O no?

Y, como acto simbólico, comió con algunos de sus todavía homólogos que llegaron al país para la toma de posesión de su sucesora, Claudia Sheinbaum.

Fueron seis comensales, ninguno líder mundial.

El que más destaca es el brasileño Luiz Inácio Lula y quizás otro mandatario respetable es Gabriel Boric de Chile y paren de contar.

El resto es broza en el contexto global y muy parecidos a López Obrador.

El más detestable, el dictador Miguel Díaz-Canell, heredero del régimen autocrático de los Castro.

También Xiomara Castro, la presidenta de Honduras acusada ahora mismo de llegar al cargo con financiamiento del narcotráfico y en conflicto con Estados Unidos por su cercanía a los capos del hampa.

¡Vaya, igual que López Obrador!

Lo mismo el colombiano Gustavo Petro que desde los primeros meses de su gobierno enfrentó las revelaciones de gente de su entorno, incluyendo a su hijo primogénito, de haber recibido dinero de narcotraficantes durante la campaña electoral.

Las administraciones de Castro en Honduras y Petro en Colombia son un desastre, sus gobernados les reclaman promesas incumplidas y engaños fatales sobre honestidad, eficiencia y buena gobernanza.

¡Vaya, igual que López Obrador!

Por eso, el hasta ayer presidente mexicano se siente bien al lado de estos malandrines y se hubiera sentido mejor si se hubiesen sentado a su mesa otros de la misma catadura como Nicolás Maduro de Venezuela y Daniel Ortega de Nicaragua, pero ellos no pueden salir de sus países porque serían detenidos por la Interpol.

Hace seis años, en su propia asunción, López Obrador recibió con fanfarrias y le ofreció una reunión privada a Maduro, que ahora se acaba de robar la elección presidencial para mantenerse en el poder.

El venezolano anda cuidado su dictadura y descuidó la proto-dictadura mexicana.

Así las prioridades de los sátrapas.

De esta forma, López Obrador en el contexto internacional se despidió con sus semejantes.

Y en el contexto interno, pues ya ni qué decir.

Se va con el aplauso solo de sus fanáticos y favorecidos, no del pueblo al que le mintió, le robó y lo traicionó.

"Se va", entre comillas, en medio del caos por la violencia y el empoderamiento del crimen organizado al que abrazó mientras mataba al pueblo.

Se va dejando militarizado al país sin ningún beneficio a cambio pues los militares se volvieron poderosos, pero con la instrucción de no tocar a la mafia sino dejarla hacer.

NO ES UNA LÁZARA

Se va dejando 200 mil muertos, 120 mil desaparecidos, miles de mujeres víctimas de feminicidios y 800 mil difuntos por el Covid-19.

Es el presidente de la muerte, el más funesto en términos de vidas humanas superando a todos sus antecesores.

Y así se podría seguir enumerando el desastre que deja y que le pesará a su sucesora.

Pero lo importante es que se acabó su reinado.

¿O no?

La duda es más que razonable porque un personaje de este tipo no deja el poder tan fácilmente y por ello todos creen -ya ni siquiera sospechan- que seguirá gobernando a través de su títere.

Que la sede del poder presidencial real se trasladará de palacio nacional al rancho "La Chingada" en Chiapas.

O sea, vendrán seis años "de la chingada".

Sheinbaum no es una Lázara, no por una posible resurrección sino por la imitación de Lázaro Cárdenas quien se sacudió el yugo del que lo puso, Plutarco Elías Calles.

Vaya, esperar que la que hoy asumirá la presidencia se rebele al patriarca que la impuso es tan ingenuo como creer que en Veracruz la próxima gobernadora es una persona honesta no proclive al robo.

Así de simple.

El tabasqueño no dejará poder presidencial -si acaso se quitará la banda de tela- ni Morena, el partido de Estado, donde colocó a uno de sus hijos para que conduzca el negocio de las candidaturas y controle la injerencia de Sheinbaum en la cosa electoral.

Lo dejó 'sembrado' para que también preparare la continuidad del maximato pejista hasta el 2036 con él mismo -el motejado Andy, el hijo del mismo nombre y apellido- como sucesor de la marioneta en el 2030.

Por eso, lo que hoy verán los mexicanos en el acto protocolario de la transferencia de banda presidencial será el gatopardismo coronado.

Solo cambiará una persona portando la banda y ocupando as sedes oficiales, pero lo demás continuará igual.

Nada se moverá y el tabasqueño inicia su segundo sexenio.

El tercero lo llevará su propio hijo.

Entonces hay que corregir al estilo de los franceses lo que se dijo al inicio del texto y aclarar: 'C'est ne pas encore fini' o sea esto todavía no se ha acabado.

¡TRAIGAN LA VITACILINA!

Ayer, previó a su asunción, Sheinbaum nombró o ratificó a los ocupantes de 32 carteras faltantes en su gabinete, entre subsecretarías, direcciones y coordinaciones, ¿y qué creen?

Tampoco salió fichado el veracruzano Cuitláhuac García.

Y si eso no es una muestra de desprecio político, ¿cómo se le puede llamar?

El que se auto-promocionó hasta el cansancio para figurar al lado de presidenta no sale ni en rifa de kermés.

¡Acérquenle la Vitacilina porque eso debe arder!

Risas y más risas.

*Envoyé depuis Paris, France.