Por Andrés Timoteo


CINCO Y CONTANDO


Ya van cinco asesinatos en Veracruz con tintes políticos en el contexto del proceso electoral 2023-2024.


El 11 de octubre del año pasado, ya iniciado el proceso electoral a nivel federal desde septiembre, mataron a Wilman Monje Morales, exalcalde de Gutiérrez Zamora (2028-2021). Militaba en Movimiento Ciudadano (MC) y buscaría una diputación federal para este 2024. Lo cocieron a tiros frente a la escuela de su hijo.

Christian Vázquez Feria, presidente de la Asociación Ganadera de Playa Vicente y expreso inocente del cuitlahuismo fue victimado con arma de fuego junto a su hermano Oswaldo, el 21 de enero de este año.

Fue el primer crimen con sesgo político ya dentro del proceso electoral que a nivel estatal inició en noviembre.

El dirigente ganadero había manifestado su simpatía por el peroteño José Yunes Zorrilla, se había presentado en algunos de sus mitines y preparaba un pronunciamiento de su asociación a favor del candidato opositor a la gubernatura.

Una semana después, el 27 de enero, acabaron con la vida de Alejandro Naredo García, dirigente municipal del Partido de la Revolución Democrática (PRD) en Cuitláhuac, al centro de la entidad, y al que se le mencionaba como aspirante a una diputación local.

El 12 de febrero asesinaron al exalcalde de San Juan Evangelista, al sur del estado, Andrés Valencia, militante panista y expresidente municipal en el periodo 2018-2021.

También se preparaba para regresar a la competencia electoral pues buscaría una diputación y en el 2025 buscaría nuevamente la alcaldía evangelistana.

Cuatro días más tarde, el 15 de febrero, mataron a Manuel Hernández Hernández, funcionario del ayuntamiento de Misantla y aspirante a una diputación local por el Movimiento Regeneración Nacional (Morena).

Son cinco los caídos en la presente coyuntura electoral, aunque hubieran sido seis, pero regresó sano y salvo Adrián Mota Montoya, exfuncionario de la Secretaría de Educación de Veracruz (SEV) plagiado por un grupo delictivo el 25 de enero. Fue liberado el 6 de febrero.

Mota Montoya es compadre del extitular de la dependencia, Zenyazen Escobar y operaba el acarreo de maestros a los mítines de la zacatecana Rocío Nahle.

Sea por 'mala leche', por la experiencia en este tipo de delitos o por sus conocidos nexos con actividades oscuras, la apuesta era a que no sobreviviría al secuestro, pero lo hizo y fue una estadística menos.

Además hay que añadir que en julio del año pasado también asesinaron a Zayma Soraya Zamora García, una empresaria de Poza Rica que fue candidata a la alcaldía de ese lugar por el desaparecido partido local Unidad Ciudadana de la expanista Cinthya Lobato.

Zamora García al momento de su muerte era promotora de la precandidatura presidencial de Adán Augusto López, gobernador con licencia de Tabasco y exsecretario de Gobernación. O sea, operaba para el partido guinda.

EL VOTO DE LAS BALAS

Sin contar el último caso, de los cinco políticos victimados cuatro eran opositores al morenismo y uno adherido al mismo.

El marcador va uno a cuatro, pues.

Y la lectura de esos homicidios es que el crimen organizado está inmiscuido de lleno en el proceso electoral del estado.

Todos esos atentados llevan el sello de la mafia: las víctimas fueron atacadas a balazos por sicarios y aunque lo ha escondido la Fiscalía cuitlahuista, la versión es que al menos dos de ellas tenían el famoso 'tiro de gracia'.

¿Qué significa eso?

Que los querían rematados, que no se levantarán y que muerte sirvieran de mensaje para otros políticos.

Las balas ya están votando en Veracruz, sea a 'motu proprio', es decir por iniciativa propia de los delincuentes -algo poco creíble- o bajo pedido de terceros ya sean de los grupos de poder de cada región o de los antagonistas político-partidistas.

Por eso son mendaces y hasta burlones los dichos del gobernante en turno, Cuitláhuac García quien el viernes desde Pánuco, al norte de Veracruz, afirmó que "está garantizada la seguridad para las elecciones", que el proceso comicial está blindado y que en Veracruz se harán campañas y votará con tranquilidad. Ajá.

Vaya que es tardío el señor García pues ya están matando a los políticos y especialmente a los opositores.

Entonces, ¿cuál garantía de que no habrá balazos y sangre si estos ya resuenan y escurren?

García Jiménez además es indolente con los de su propia casa partidista pues ni siquiera hizo un pronunciamiento sobre el asesinato de Hernández Hernández, funcionario misanteco y aspirante a un cargo popular que fue el último acribillado a tiros.

Veracruz acapara el 15 por ciento de los 34 políticos que han sido asesinados en todo el país dentro del proceso electoral 2023-2024.

Acá van cinco y contando pues la violencia contra los participantes en el juego comicial se elevará al no haber autoridad que la contenga.

En muchos casos, esa misma autoridad tiene connivencia con los que votan a tiros.

*Envoyé depuis Paris, France.