Por Andrés Timoteo
CUENTOS DE NAVIDAD
La prestidigitación de los tiranos logra modificar hasta lo históricamente consuetudinario y obligar a la gente para creerlo.
Hoy en Venezuela ya llegó la Navidad, tres meses antes del tiempo litúrgico.
Cierto, en el cono sur del continente por la misma situación geográfica se trastocan las estaciones.
Ahora mismo en Venezuela es invierno -de mayo a noviembre- y en países más al sur es primavera y la Navidad cae en el llamado verano austral que inicia el 20 de diciembre.
Sin embargo, aun con esos argumentos meridionales no alcanza para apurar a los Santos Peregrinos, José y María, a ponerse en camino hacia Belén y adelantar el nacimiento de Jesús.
¿Lo harán por cesárea?, ¿el Santo Niño será sietemesino? ¡No se vale!
¡Hasta a Santa Claus lo ponen a correr! Lo bueno -y siendo odiosos- es que a los venezolanos tan los tienen en la miseria que pocos pueden permitirse regalos en la Nochebuena anticipada.
Pero sí, la Navidad llegó ese país por decreto del autócrata Nicolás Maduro y no es la primera vez que corretean a la Doncella de Nazaret pues ya con este 2024 son diez años que la hacen parir prematuramente.
En el 2015 se decretó la Nochebuena el 30 de octubre, en el 2016 fue el 28, en el 2017 el 31, en el 2018 el 29, en el 2019 el 31, en el 2020 el 29, el 2021 el 27, el 2022 el 30 y el 2023 el primero de septiembre.
O sea que en Venezuela ni siquiera el Salvador puede contradecir al dictador.
Nace cuando le plazca a Maduro o de lo contrario terminará en una mazmorra. Surrealista, ¿no es así?
Cada vez que hay indicios de inconformidad popular, el dictador ordena que el Niño Dios nazca prematuramente.
Y en este año es la Navidad madurista fue atípica pues se decretó para el primero de octubre, hace ya dos semanas.
Casi un mes de adelanto debido a que el régimen de la Revolución Bolivariana necesitaba, más que nunca, un distractor ante el desastre electoral.
Maduro se robó la elección presidencial a fin de reelegirse y el país comenzaba a arder.
La gente inconforme se lanzó a las calles, la opinión internacional lo acusa con dedo flamígero y entonces había que echar mano de una válvula de escape para impedir el estallido social.
La lógica de la dictadura es que mientras los venezolanos estén festejando el nacimiento prematuro de Cristo no se ocuparán de la cosa política y permitirán que el autócrata se mantenga en el poder a pesar de que fue rechazado en las urnas electorales.
Así de simple el distractor, aunque hay otro toque de perversidad en el mismo. Tras los comicios del 28 de julio, cuando comenzó la persecución de los que denunciaban el fraude descarado, el mismo Maduro cantaba en sus alocuciones: ¡Ding-dong...ding-dong, abre la puerta que llegó la Navidad!
Era una amenaza abierta contra el pueblo. Todo aquel que protestara por el fraude, la policía política de la dictadura iría por él a su casa, a tocarle el timbre para detenerlo.
La Navidad madurista no es armonía ni paz ni de gente de buena voluntad sino de represión, toletazos, cárcel, tortura y asesinatos.
Y ante la ola de críticas a nivel internacional por esa burda y grosera 'cortina de humo', Nicolás Maduro les responde a quienes se dicen sorprendidos por la misma: "¡Son unos imbéciles miserables!" Vaya que priva el espíritu navideño en ese gorila.
PAÑUELITO...PAÑUELITO
Pero nadie se burle de los venezolanos porque en México también se tragan gazapos de esa magnitud. Para empezar está eso de la "cuarta transformación" -el émulo de la Revolución Bolivariana- pues no hubo tal con el obradorismo y por lo tanto no hay "segundo piso de la transformación" con el claudismo.
Son puros cuentos como la Navidad madurista. Otro bulo fue cuando el tabasqueño Andrés Manuel López Obrador sacaba y ondeaba el pañuelito blanco decretando que se había acabado la corrupción en el país. Ajá sí.
O, si nos vamos en tópicos religiosos, cuando aseguró que una estampa del Sagrado Corazón de Jesús protegía de la Covid-19 y ¡se murieron 850 mil contagiados!
Un cuento más fue eso de los "abrazos, no balazos" para serenar al país.
Y así podemos seguir.
Todo el obradorato fue un enorme cuento de Navidad, pero de la mala, esa del estilo de Maduro para embobar al pueblo.
Y con Claudia Sheinbaum seguirán los bulos grotescos.
No sería sorpresa que también se decrete que el Niño Jesús deba nacer el día del cumpleaños del caudillo macuspano o que la policía toque la puerta de los opositores para apalearlos. Por ese rumbo va la nación.
SE LES ADELANTÓ
Hablando de adelantados, desde antes que los Yunes azules se volvieran morenos, uno de sus alfiles ya se había bronceado según se mastica en el panismo conurbado.
Es el alcalde de Boca del Río, Manuel Unanue, quien ha sido pura lisonja con los del gobierno estatal. Nada de oposición, ni para el disimulo.
En lo electoral, lo que se dice es que Unanue ya pactó con los guindas la entrega del ayuntamiento para el 2025, aun antes de que sus jefes políticos hicieran lo propio con su voto en el Senado.
A ocho meses de los comicios ya está bien apalabrado el rendimiento de la plaza. Vaya, el mustio edil terminó como un 'Enanue' moral, pero eso sí bien abusado.
*Envoyé depuis Paris, France.