Por Andrés Timoteo

DA PARA UNA CÁTEDRA
Es divertido oír y leer a los panegiristas de la zacatecana Rocío Nahle afirmar que en esta campaña electoral se tuvo la "guerra sucia" más atroz en la historia de Veracruz.

Consideran que el denuesto -ojo, que no "denostación", palabra forzada y de un español de baja calidad- y los "ataques de lodo y odio" no tuvieron precedentes.

Dicen que Nahle padeció misoginia, clasismo, racismo y hasta chovinismo.

La acometieron por ser mujer, por haber nacido en Zacatecas, por meterse a política y por invadir territorio machista -y yunista-.

Tales penurias, a la vista de sus apologistas, dan a la zacatecana casi un estatus de mártir, y lloran por ella.

Pero mienten y además sus lágrimas no son gratuitas ni surgen de un análisis periodístico.

Ya terminada la etapa proselitista y agotadas las estrategias y operatividad mediáticas es tiempo de la revisión comunicacional.

A Nahle no se le atacó por ser mujer sino corrupta.

No se le descalificó por ser aspiracionista sino avorazada.

Todos los señalamientos de su enriquecimiento súbito se sustentaron con documentos -escrituras, nóminas, depósitos bancarios, contratos y concesiones oficiales, informes de auditores, tabuladores, autorizaciones gubernamentales y hasta discusiones en los organismos reguladores-.

La documentación fue mostrada al público, hubo poca ficción y especulación.

Lo peculiar es que la aludida y su aparato de prensa -y sus voceros oficiosos- no pudieron refutar ninguno de los señalamientos ni con pruebas documentales ni con una retórica creíble.

Y Si se revisan las teorías políticas sobre la socorrida 'guerra sucia', los hechos mostrados sobre Nahle no pasan dicho tamiz pues no son injurias ni difamaciones ni denuesto.

Se trata de hechos, actuaciones publicas, acciones como funcionaria gubernamental de las que se exhibieron el respaldo documental.

Esas también pueden combatirse en los tribunales, pero Nahle no lo hizo.

¿Indicativo, no creen?

Lo único -tal vez- un poco cuestionable, pero no prohibido, fue apelar al chovinismo de los jarochos remarcando su origen zacatecano, aunque eso tampoco fue gratuito ni ocurrencia malévola ya que se basa en un precepto de la constitución local: solo los veracruzanos nacidos en el estado o hijos de padres veracruzanos pueden ser gobernadores.

Al pie de la letra, la ley estatal le impide a Nahle ser gobernadora, pero ella se brincó ese impedimento apelando a la constitución general y con una rendija legal fue candidata.

Tan sabía que violaba la constitución de Veracruz que se mandó hacer la ajada "Ley Nahle" para forzar su condición de veracruzana a través de la descendencia.

No prosperó la triquiñuela.

IGUAL A PACQUIAO

Paradójicamente, lo percudido de la contienda fue por los temas introducidos por la misma Nahle al abordar el entorno privado del peroteño y acusarlo de adultero.

Fue un golpe sucio -ese sí- que además se le revirtió.

Lo que se destaca ahora que terminó el periodo proselitista es el desastroso desempeño de su vocera y sus asesores mediáticos. Fatales.

No sirvieron para contrarrestar o responder a la ola de señalamientos de corrupción ni siquiera para enderezar acometidas contra el priista Yunes -no les funcionó una sola - o manejar una narrativa que atrajera a los electores.

Nahle no ofreció nada nuevo ni propio, su discurso fue el general de todos los candidatos morenistas apelando al presidente y al movimiento.

Nada local, ningún valor agregado y ninguna estrategia comunicacional eficaz.

¡Que manera de estropear un proyecto electoral!

Lo hecho por su vocería y sus "estrategas" mediáticos debería ser materia de estudio en las escuelas de periodismo, 'marketing' electoral y publicidad política. Y la cátedra debe llamarse:

¿Cómo arruinar una campaña electoral en sesenta días y desde adentro?

En fin y sintetizando, lo cierto: Nahle perdió la campaña. Lo incierto: no se sabe si perderá las elecciones.

Lo evidente: la tremenda tunda mediático-política que se llevó en la etapa proselitista.

Vaya, por hacer una comparación jocosa, ¿se acuerdan del épico noqueo de Juan Manuel Márquez a Manny Pacquiao hace como diez años?

Pues así, en la lona e inconsciente quedó la de Río Grande, Zacatecas.

Con un 'derechazo' Márquez mandó al suelo al filipino y con otro igual Yunes hizo que la zacatecana besara el suelo veracruzano.

2010 Y 2016

Para los desmemoriados que afirman que esta fue la campaña electoral más sucia, agresiva y difamatoria, solo recuerden las del 2010 y 2016 cuando las ofensas abiertas, invenciones y ataques a la vida personal y familiar del panista Miguel Ángel Yunes Linares fueron sin tregua.

Todo orquestado por el maestro del lodo, el innombrable, y repetido por Javier Duarte.

Vaya, el apodo más suave que le publicaban diariamente y por todos lados a Yunes era "el perro".

Entonces, la definición de "candidata de Zacatecas" que le dieron a Nahle fue hasta elegante.

En el 2010 y 2016 clonaron periódicos, imprimieron libros, resucitaron a políticos retirados, operatividad y atentados del crimen organizado, el régimen agredió y desapareció a opositores y periodistas.

Esas sí fueron lodazales.

*Envoyé depuis Paris, France.