Por Andrés Timoteo
DIEGO & THE N1
Hace década y media, en el 2009, asistí a la presentación en Jalapa del libro "Los 10 grandes del fútbol veracruzano" del periodista Diego Hernández Tejeda-una disculpa a por utilizar la primera persona, pero creo que la ocasión vale tal exceso-.
Desde entonces, Diego ha dado rienda suelta a la pluma y ya acumula cinco obras, cuatro de su creación directa y otra en coautoría.
Otras son "Golpes y patadas del Covid-19 al deporte" (2020), "El Diego y su conexión con México" que forma parte del compendio "El compañero Diego.
Origen, gloria y caída" del argentino Carlos Prigollini (2021) y "Momentos históricos del TRI en los Mundiales" (2022) y todas preceden a "Bob Ávila, The Number One" de este 2024.
No comentaré mucho sobre el mismo por razones suficientes, el deporte me es un terreno complicado, además de que aún no lo he leído.
Sin embargo, me baso en la reseña del periodista Jorge L.Ortega Couttolenc, de esta casa NOTIVER y que sabe mucho del Rey de los Deportes.
"No habla sobre la vida de Beto Ávila, habla de lo que fue la temporada 1954 cuando el veracruzano conquistó el título de bateo, y cuándo además los Indios de Cleveland fueron campeones y llegaron a la serie Mundial que lamentablemente no pudieron ganar", expone.
No es una biografía. No cuenta la vida sino la hazaña.
"Lo que fue esa temporada desde los entrenamientos, el arranque de la campaña aún lesionado, su participación en el juego de estrellas y desde luego la serie mundial", agrega Ortega y no da más 'spoilers' dejando el gancho para leerlo. Bien.
Y como el deporte es un terreno ajeno para este redactor -el de esta columna-, entonces hay que ocuparse del autor, del contexto y del impacto en amplio espectro.
A finales del 2011, me platicaba Javier Valdez, entonces compañero corresponsal de La Jornada en Culiacán, Sinaloa, que había temas y casos que no alcanzan para ser contados en una nota y ni siquiera en un reportaje.
Hay que escribir libros, me dijo, y todavía allí tienes que 'mochar' material para ajustar el tamaño.
Para ese entonces, Valdez ya había publicado "De azoteas y olvidos: crónicas del asfalto" (2006), "Miss Narco: belleza, poder y violencia" (2009), "Malayerba" (2010) y "Los morros del narco" (2011).
Luego escribió otros cinco libros, hubieran sido más, pero murió en el 2017. A Valdez no le alcanzaban los textos periodísticos y tuvo que recurrir a la literatura.
Lo mismo ha hecho Diego, pero desde su 'cancha', el deporte.
Cuenta historias y hazañas no para endiosar sino para conocer y motivar.
Y he ahí el amplio espectro, alguien se ha preguntado, ¿por qué son pocos los niños y jóvenes que hoy quieren ser beisbolistas?, ¿por qué solo unos cuantos saben quién fue Beto Ávila a pesar de que un estadio lleva su nombre?
Es debido a que no lo conocen, no se lo enseñan y porque pocos se ocupan de él.
Tales desidias son un pasivo histórico-cultural-deportivo.
Los héroes locales son necesarios para marcar ruta a los que vienen atrás.
Diego hace su parte para combatir esa desidias escribiendo libros como "Bob Ávila, The Number One", en el que enseña a conocer o a no olvidar.
¿POR QUÉ LOS NECESITAMOS?
No quiero abundar mucho en cuestiones filosóficas, es aburrido mezclar el deporte con temas sesudos por lo que solo recurro al artículo "Héroes para nuestra época" del profesor e historiador Peter H. Gibbon publicado en el invierno del 2002 poco después de la muerte de otro grande del beisbol, Ted Williams, héroe de muchas en Estados Unidos.
"Necesitamos modelos a seguir y héroes locales. Los héroes públicos o personas imperfectas de extraordinarios logros, coraje y grandeza de alma cuyo alcance es más amplio que el nuestro, nos enseñan a ir más allá de nosotros mismos y nuestros vecindarios en busca de modelos de excelencia.
Amplían nuestra imaginación, nos enseñan a pensar en grande y expanden nuestro sentido de lo posible.
Hacen nuestras vidas más interesantes.
Los héroes son fascinantes y desconcertantes.
Nos instruyen en la grandeza.
Nos animan a buscar nuestro mejor yo.
Los héroes triunfan pero a menudo fracasan, no son perfectos y aun conscientes de sus defectos, todavía los podemos admirar.
Podemos enseñar a nuestros hijos y nietos que el carácter es tan importante como el intelecto, que el idealismo es superior al cinismo, que la sabiduría es más importante que la información.
A ser realistas y a ver la vida no solo como es sino también como debería ser.
Los héroes son una respuesta a un impulso profundo y poderoso, la necesidad de emular e idealizar.
No puedo imaginar un mundo sin héroes, un mundo sin genio y nobleza, sin empresa exaltada, alto propósito y coraje trascendente, sin riesgo y sufrimiento.
Sería gris, plano y sin brillo.
¿Quién nos mostraría el camino o establecería la marca?
¿Quién nos inspiraría y consolaría?
¿Quién nos daría energía y nos alejaría de la oscuridad?" (El artículo completo y traducido: https://es.aft.org/ae/winter2002/gibbon).
Diego Hernández Tejeda es, pues, un narrador de héroes locales, de modelos a seguir y hazañas a no olvidar. Felicidades por eso y por 'The Number One'.
*Envoyé depuis Paris, France.
Editor86
