Por Andrés Timoteo

EL CHIPOTLERO


La jovencita Fátima Cristal González Platas lleva diez meses desaparecida. La vieron por última vez el 9 de diciembre del año pasado en Villa Aldama y desde entonces nada se sabe de ella. Sus familiares han realizado manifestaciones en Jalapa suplicando a la Fiscalía que la busque pero Verónica Hernández, la titular, ni los recibe ni avanza en la pesquisa.

Todos sospechan lo de siempre: nunca la buscaron.

Lo mismo se podría decir de otras 2 mil 500 mujeres que han desaparecido desde el inicio del sexenio estatal, a razón de 500 por año. Entre ellas Miriam Prado, originaria de Santa María Chilchotla, Oaxaca, que desapareció en Córdoba en agosto del 2021.

Ella sería una de las víctimas del llamado “Monstruo de las barverías”, Greek Román, detenido el año pasado tras plagiar y descuartizar a Viridiana Moreno en Cardel. Sin embargo, Miriam no aparece y sus padres se han cansado de pedirle a las autoridades veracruzanas que la busquen. La fiscala Hernández se negó a recibirlos y sus subalternos en la Fiscalía Regional los han discriminado por su origen étnico.

Los progenitores de Miriam ya agotaron los recursos para costear su traslado a Veracruz a fin de pedir por su hija. En esta misma semana se reportan al menos otras seis mujeres desaparecidas. Las cifras oscilan, unas dicen que en los primeros seis meses del año van 250 mujeres desaparecidas y 37 asesinadas, pero en julio la diputada Verónica Pulido informó en la tribuna legislativa que sumaban 39 feminicidios y 426 mujeres desaparecidas.

La semana pasada ya se hablaba de 500 desaparecidas y 55 feminicidios, aunque la Fiscalía solo reconoce 35. De acuerdo a las cifras oficiales que se han conocido, en los últimos tres años 345 mujeres fueron asesinadas en Veracruz, pero solo 160 son reconocidas como víctimas de feminicidios por la Fiscalía cuitlahuista.

Es decir, le siguen metiendo ‘tijera’ a los números para maquillar la tragedia pues el 53.6 por ciento de los asesinatos de mujeres se reclasifican como “homicidios dolosos”. Del 2021 a la fecha habrían desaparecido un total de 4 mil 500 personas , el 70 por ciento son varones, entonces serían -tan solo en estos casi tres años- más de 3 mil hombres desaparecidos.

Ocho de ellos son los chicos porteños dedicados a la construcción y que el 6 de septiembre, hace mes y medio, desaparecieron en Tres Valles. Para no variar, son sus familiares los que los buscan pues las autoridades se mantienen inmóviles.

Y qué decir de otras tragedias como las muertes por dengue. ¿Cuántas van? Se ha dicho que siete, pero solo dos ha reconocido el sector salud. Y suman casi 7 mil infectados. Todo como resultado de la negligencia oficial para realizar a tiempo la fumigación y destrucción de sitios de anidación del mosquito transmisor.

Además, algunos de los enfermos graves por fiebre hemorrágica han tenido que ser traslados a hospitales de otras entidades porque en Veracruz no se tienen medicamentos ni los tratamientos para atenderlos. De ese tamaño es el descuido en los servicios sanitarios de la entidad.


Todo este recuento -de una parte- de la calamidad viene al caso porque mientras los veracruzanos los padecen hay un gobierno ausente, frívolo e indolente. ¿Qué hace el gobernante en turno, Cuitláhuac García Jiménez cuando las penurias asolan? Cocina camarones enchipotlados. ¡Y lo presume en las redes sociales como si no tuviera cosas más importantes que atender!

¿AGASAJO PARA DEANTES?

La gente muere o desaparece mientras este señor enchila el camarón -sin ser albur- y es otra muestra de su liviandad y holgazanería. Por cierto, los internautas no perdonan nada y le criticaron a García Jiménez por no ocupar la espaciosa cocina de Casa Veracruz.

Lo fustigaron por usar una “cocina pedorra” y además sucia. Pero, ¿y si en realidad sí está guisando en Casa Veracruz?, opinaron algunos. Enseguida contestaron los insidiosos: “pues tiene un marranero en esa cocina carísima y súper-equipada con lo mejor, así se la dejó Javier Duarte y ya la puso como fogón de vecindad, con enchufes del tercer mundo y sartenes cochambrosas”. Risas y muchas. Estos no dejan pasar nada, se repite.

Otros más especularon que García Jiménez estaba afanado en el arte culinario -nuevamente sin ser albur – preparando la comilona para recibir a Gabriel Deantes una vez que fuera liberado del reclusorio Pacho Viejo donde solo pasó poco más de tres meses a pesar de que está acusado de robarse más de mil 580 millones de pesos de las arcas estatales.

Sorpréndanse todos -bueno, es un eufemismo porque las artimañas en el sistema judicial veracruzano no son nuevas ni causan mayor expectación-, el juez cuitlahuista que lleva el caso del exoficial mayor de la SEV y exsubsecretario de Finanzas en el duartismo le varió la sentencia a pesar de que está condenado a seis años de prisión, ¡y lo mandó a descansar a su ‘villa miona’!


Así le llaman a su mansión cerca del Club Britania en Jalapa que tiene nueve baños, elevadores internos y sala de cine. Le dictó prisión domiciliaria, caso contrario al del exfiscal Jorge Winckler a quien no le autorizaron la misma medida cautelar con el pretexto de que no hay recursos para comprar el brazalete electrónico. Y a Deantes ni brazalete le pusieron, pero sí le ofrecieron el ‘usted disculpe’ por las molestias en estos tres meses.

Nadie se debe extrañar por el buen trato a Deantes Ramos pues es del conocimiento público que en la campaña de Cuitláhuac García en el 2016 fue su enlace para transferir el financiamiento del duartismo. El mismo Deantes alardeaba que se “pegaron un poquito a Morena” con fondos y operación electoral. Lo mismo en el 2018.

El cuitlahuismo no podría maltratar tanto al operador de su financiamiento y aunque no pudo atajarle todo el proceso judicial, le paga bien al exfuncionario con menos de cuatro meses de cárcel. Y si Cuitláhuac García se ocupa en prepararle camarones enchipotlados a Deantes para celebrar su liberación, imagínense qué manjares cocinará cuando liberen a Duarte. ¡Echará la casa por la ventana!

*Envoyé depuis Paris, France.