Por Andrés Timoteo
EL DISCURSO
Durante dieciocho años el tabasqueño Andrés Manuel López Obrador pronunció un discurso necesario para la democracia y la justicia social.
No fue el único, hubo otros que en sus momentos tuvieron discursos necesarios para la misma causa: Cuauhtémoc Cárdenas, Heberto Castillo, Salvador Nava, Demetrio Vallejo, Rosario Ibarra, Vicente Lombardo, Lucio Cabañas, Manuel Gómez Morín, Carlos Castillo y vaya hasta el inefable Vicente Fox.
Hubo quienes honraron esos discursos con su vida, su desempeño público o el liderazgo político. Y hubo también quienes los traicionaron.
El panista Vicente Fox fue uno de ellos pues hizo todo lo contrario a lo que prometió.
Su sexenio fue un cambio frustrado y por eso le llaman "traidor de la democracia".
Su remedo actual es López Obrador quien también incumplió lo comprometido y traicionó las disertaciones opositoras, izquierdistas, liberales y progresistas que enarboló durante dos décadas.
En su gobierno, México retrocedió sesenta años en el reloj político-democrático y sigue en reversa porque si se impone la reforma judicial entonces el país regresará al siglo XIX.
Bajo su conducción, el país no es una democracia moderna ni progresista sino en pleno deterioro y en vías de ser una autocracia.
Ayer, en el zócalo de la Ciudad de México con su último informe de gobierno se pudo comprobar que su discurso dejó de ser necesario para la democracia y se convirtió en un discurso suficiente para la dictadura.
Los dictadores, en ciernes o consolidados, siempre mienten porque la falacia es ingrediente protagónico e infaltable de los regímenes autoritarios.
En su ensayo "Orígenes del totalitarismo", la filósofa alemana Hannah Arendt señala que los autócratas hacen "uso prosaico y cotidiano del engaño fáctico, que lo suyo es la mentira llana y la falsedad deliberada".
Mienten para encubrir sus fallas. Mienten para justificar sus derivas y crímenes.
Y mienten para conservar sus masas -"de seguidores ignorantes y adoctrinados", según Arendt-.
Eso se oyó ayer con la perorata de López Obrador. No se difama ni se especula, se analiza conforme a la teoría política.
Basta con reparar en unas cuantas de sus afirmaciones que intentó hacer pasar como "verdades de hechos" para comprobar que son "mentiras políticas", de acuerdo con lo propuesto por Arendt.
Dijo que "México no es un narco-Estado" como cuando el calderonismo, pero ahora mismo se están confirmando lo que antes era sospecha: los pactos del obradorato con el Cartel de Sinaloa/Los Chapitos.
Doce gobernadores de Morena, entre ellos todos los de la costa Pacífico, fueron impulsados por el crimen organizado y en el país hay regiones enteras bajo el dominio del crimen organizado.
A los narcos, el tabasqueño les prometió "abrazos, no balazos" y así catapultó su imperio que dio como resultado 196 mil muertos y los 115 desaparecidos.
Cifras de terror muy superiores a los sexenios del pasado.
RETÓRICA DE LOS SÁTRAPAS
Otra "mentira política" es que el IMSS-Bienestar es el mejor sistema de salud del mundo y muy superior al de Dinamarca.
También es una burla para 30 millones de pacientes que se quedaron en indefensión sanitaria tras eliminar el Seguro Popular, para que murieron de cáncer -decenas de niños entre ellos- por no haber quimioterapias ni medicamentos, y otros más que padecen el desabasto de medicinas, médicos y hospitales.
Tercera 'mentira política' y extendida al sexenio venidero es que Claudia Sheinbaum será una presidenta "experimentada, honesta y, sobre todo, de buenos sentimientos y buen corazón".
Tal vez tenga experiencia en la 'grilla' morenista, no se sostiene eso de tener "buenos sentimientos".
Solo hay que preguntarles a los familiares de los muertos en el accidente de la Línea 12 del metro a la que no le dio mantenimiento, y luego negó que se tratara de una tragedia tildándolo como un "incidente".
O a los padres de los 19 niños fallecidos en el Colegio Rébsamen que se derrumbó en el sismo del 2017 porque cuando ella era delegada en Tlalpan otorgó permisos de construcción ilegales que facilitaron el colapso del edificio.
O a los pacientes de Covid-19 sobre los que practicaron experimentos con un químico usado para matar piojos.
A ninguna de las víctimas les pidió perdón.
Es más, nunca admitió sus errores y todas siguen sin justicia.
Esa es la presidenta de "buen corazón" que alardea el tabasqueño como herencia a los mexicanos.
Finalmente, hacer que los acarreados al zócalo "votaran" a mano alzada por su reforma judicial es una ocurrencia grosera y atrevida, pero muy típica de los autócratas ¿No se acuerdan que eso hacen o hacían en sus alocuciones públicas Fidel Castro, Hugo Chávez, Nicolás Maduro, Daniel Ortega, Recep Erdoğan, Javier Milei, Evo Morales y Benito Mussolini?
Revisen la historia y los discursos de los sátrapas para corroborar que lo dicho ayer por López Obrador fue una retórica suficiente para la dictadura.
Su discurso no tiene calidad histórica ni política, es mero populismo plagado de embustes.
Ah, y así como a Fox lo llaman "traidor de la democracia" a López Obrador le endilgan "traidor de la esperanza" -además de "narco-presidente"-.
*Envoyé depuis Paris, France.