Por Andrés Timoteo

EL VOTO JOVEN


Tratados los positivos en su precampaña ahora toca reparar en las taras que cometió el peroteño José Yunes Zorrilla.

La principal es su deficiente narrativa que le impide llegar a dos sectores prioritarios: los jóvenes y las víctimas.

El candidato sigue hablando con tono aburrido y necesita -como ya se había dicho- de un curso de 'toastmasters', esos que los denominan "learning by doing" (aprender para hacerlo) -un 'coacheo', pues - para perfeccionar su oratoria y hacerla menos soporífera.

Y especialmente que le sea útil para llamar la atención de los jóvenes.

En la entidad, de acuerdo con las estadísticas, hay casi 2 millones de electores entre 18 y 30 años de edad, y para los comicios de junio votarían por vez primera al menos 55 mil jóvenes.

Dos millones de votos hacen, por mucho, la diferencia. Con menos de eso se ganar de calle una elección.

En el 2018, el morenista Cuitláhuac García ganó con poco más de un millón 600 mil votos y en segundo lugar quedó el panista Miguel Ángel Yunes con un millón 400 mil y fracciones.

Entonces, el voto joven decidiría el resultado y más aún cuando apenas un mínimo porcentaje de ese universo está cautivo de las ayudas oficiales.

Es decir, no son muchos los que serán chantajeados para votar por Morena a cambio de mantener las becas.

Es certero el cálculo hecho por el peroteño de que si se suman los 1.4 millones de votos que el PAN obtuvo en la última elección por la gubernatura más los 500 mil del priismo -él mismo era el candidato – se ganaría con holgura la elección.

Sin embargo, la proyección no es suficiente ni tampoco garantista. Hay que bregar para hacerla posible.

Por eso, Yunes debe superar su parsimonia discursiva y hablarle al sector juvenil, incluyendo a los llamados 'millenials' (1980-1990), 'centennials' (1990-2010) e incluso a la 'Generación Alfa' (2010 y en curso) que si bien todavía no votarán, muchos están en la formación de su conciencia política.

Para eso necesita afinar su discurso en las redes sociales que son el vehículo comunicativo por excelencia de estas generaciones.

Ya son pocos los que ven televisión o escuchan la radio y los mensajes a través de estas vías no le son suficientes para llegar a este tipo de votantes. Debe elevar su presencia en el ciberespacio y la inmediatez digital.

NOCHES DE LA ANTIGÜEDAD

Hasta el momento ni la zacatecana Rocío Nahle cuyo discurso es mucho más aburrido ni el peroteño Yunes han logrado penetrar en los sectores juveniles.

Tienen descuidadas esas herramientas mediáticas y solo las ocupan para la estrategia viejísima de difundir bulos, infamias y 'fake news'.

No comunican ni atraen. Vaya, se quedaron en la era prehistórica.

Pero, ¿que se le puede pedir al candidato priista sobre estos menesteres si tiene como estratega al 'chavorruco' Oliver Olea salido de las atarjeas fidelistas-duartistas?

Le aconseja técnicas obsoletas, de cuanto le trabajaba al innombrable y a Javier Duarte.

Hasta fue asesor en mercadotecnia política de Héctor Yunes en el 2026 y ya ven como perdió. Risas.

Si se revisa su desempeño en esta precampaña, hizo lo mismo que cuando servía de vocero del exalcalde boqueño Francisco Gutiérrez de Velasco ¡hace 19 años!

Esté señor anda perdido en las 'Noches de la antigüedad', como diría el novelista Norman Mailer -lectura obligada, por cierto-.

¿Qué le aporta Olea al equipo yunista?

Lo de siempre, lo antiguo, la insidia y la intriga.

Difundir comunicados penosos, filtrar datos intencionados a columnistas, inundar las 'bandejas de entrada' de la correspondencia electrónica con información insulsa, alimentar bulos y nada más.

Yunes Zorrilla necesita hablarle a los electores jóvenes y para ello deberá reestructurar su equipo e incorporar a asesores-operadores eficientes, y sobre todo con buena fama y mejor estrategia.

Si no lo hace también se quedará extraviado en esas "noches antiguas".

A ELLAS Y POR ELLAS

Y así como debe adecuar su discurso para ganarse a los jóvenes también debe hacerlo con las víctimas tan despreciadas, ignoradas y hasta agredidas por el cuitlahuismo.

Las de los feminicidios, los desaparecidos, los enfermos de cáncer, los campesinos, los obreros, los presos políticos y los inocentes encarcelados 'fabricándoles' delitos.

Los migrantes, los ecologistas, los maestros chantajeados, los burócratas obligados a servir de matraqueros, las viudas y los huérfanos de quienes devoró la ola de violencia, los que viven en el terror por el reinado de los cárteles delictivos, los abusados o 'ejecutados' extrajudicialmente por la policía y muchísimas más.

No basta denunciar en lo general sino que es necesario dirigirse y sobre todo comprometerse en lo particular. A cada tipo de víctima hablarle y representarla.

La zacatecana Rocío Nahle no lo ha hecho y por supuesto que no lo hará.

Si lo hiciera se vería obligada a cuestionar al cuitlahuismo y al lopezobradorismo. Y por eso Yunes Zorrilla es la opción votable para miles de agraviados.

Si no les habla a las víctimas y no habla por ellas tampoco vale la pena como representante popular.

*Envoyé depuis Paris, France.