Por Andrés Timoteo

ERRAMOS DE BLANCO

"Proclamarse optimista en tiempo de crisis parece una provocación. El pesimismo tiene sus ventajas: predecir lo peor y ante la menor señal de catástrofe, jactarse de haberlo visto venir (lo que) es fácil y redituable. El optimismo es más peligroso, puesto que requiere mirar hacia el horizonte. Y no existe contradicción entre ser optimista y, al mismo tiempo, escéptico".

Así reflexiona el filósofo y escritor Guy Sorman, una de las voces a escuchar en estos tiempos precisamente de crisis y miedo al porvenir.

Lo expone en su libro "Journal d'un optimiste" ("Diario de un optimista", 2013), un texto imperdible si se quiere entender el devenir económico-político del mundo frente a las necesidades e ilusiones de la gente, pobre en su mayoría.

Al francés Sorman algunos lo califican de pensador neoliberal sobre todo porque durante muchos años publicó sus artículos en el diario parisino Le Figaro, de corte derechista, pero eso es falso.

Él ha analizado los poderes y corrientes económicos y políticos de Francia y del resto del mundo con una opinión sobria que no deja de ser crítica.

Es, además, de los pocos intelectuales galos que se ha ocupado de América Latina. No es un pensador netamente europeísta.

La prensa francesa ha difundido en esta semana su artículo más reciente titulado "El peligro no es Trump, sino Musk" que analiza el segundo periodo de Donald Trump en la Casa Blanca.

En ella afirma que todos vemos a Trump como el demonio.

"Nos aterra, pero erramos el blanco: Trump es extravagante e imprevisible, pero no es verdaderamente peligroso, ni para la democracia, ni para Estados Unidos, ni para el resto del mundo. No es un desconocido. Habla mucho y alto: alardea, pero apenas actúa".
"Europa está preocupada, con razón, por las ambiciones imperialistas de Trump. Toda Latinoamérica ha reaccionado negativamente ante el proyecto que revive un siglo de imperialismo estadounidense. Pero nada de esto sucederá, y tampoco la conquista de Groenlandia y Panamá porque el Ejército estadounidense no aceptará órdenes ilegales".
"Por eso no comparto la ansiedad excesiva de los analistas de la izquierda que anuncian el fin de la democracia en Estados Unidos y, por contagio, el avance del iliberalismo en el resto del mundo a imagen del contramodelo húngaro o de las dictaduras china y rusa".

El escritor sostiene a Trump lo combatirán desde dentro, las mismas instituciones que le son contrapeso y sus cuatro años de gobierno serán una prueba máxima de la solidez de la democracia estadounidense.

"Profetizar el fin de la democracia en Estados Unidos es ignorar sus fundamentos, esencialmente la división de poderes que pretendían los Padres Fundadores, inspirados por filósofos ingleses como Locke o franceses como Montesquieu. Comprendieron que todo poder tiende al exceso a menos que esté sometido a controles y equilibrios. Así es la Constitución de Estados Unidos: resistirá a Trump número dos igual que resistió a Trump número uno".

INÚTILES CON PODER

No, el verdadero peligro es la plutocracia, el imperio de los mega-ricos, ahora rebautizada como "oligarquía tecnológica" que encabezan los dueños de las compañías más poderosas de la internet.

"Sí percibo, en cambio, otra amenaza para la democracia liberal con el ascenso al poder de las fuerzas del capital, una casta de nuevos ricos, impulsada por la globalización. Los multimillonarios en cuestión, en Estados Unidos o en cualquier otro lugar, tienen en común el no haber creado nada útil".
"No inventan nuevas máquinas o nuevos medicamentos; son artistas de las finanzas que saben situarse en la encrucijada de la creación y la empresa. Elon Musk, por ejemplo, símbolo de esta nueva casta de superricos, no inventó el coche eléctrico, pero sí supo adquirir, a plazos y en el momento oportuno, la empresa que lo había creado.
"A diferencia de Bill Gates -dueño de Microsoft-, a quien debemos los programas indispensables para nuestros ordenadores, Musk no ha inventado nada -tampoco Twitter, ahora X-; se ha beneficiado de los inventos de otros".
"Estos superricos han acumulado fortunas nunca vistas y también un poder que nunca tuvieron. Las redes sociales, que en un momento dado pensamos que equilibrarían el debate político, contribuyen, por el contrario, a radicalizarlo. Porque también pertenecen a superricos más interesados en el poder que en la verdad".
"Lo que los filósofos de la democracia liberal no habían imaginado es la aparición de un quinto poder, el de los superricos (que) está corroyendo a todos los demás mediante una especie de corrupción, insidiosa o manifiesta".
"Simplificando, Elon Musk, por lo que representa en cuanto a ambición desmedida e influencia, me parece infinitamente más peligroso que Trump. El enemigo no es Trump, que será encarrilado por las propias instituciones de Estados Unidos. El enemigo es Musk, no el señor Musk en particular sino Musk como metáfora de un monstruo antidemocrático nacido de las entrañas de una globalización desenfrenada".

Dados los tiempos que corren es urgente leer/escuchar a pensadores como Sorman que nos ayudan a clarificar nuestro entendimiento.

*Envoyé depuis Paris, France.