Por Andrés Timoteo
FUE EL PROTOCOLO
Nadie los mató, se murieron solos, parece ser la tesis del gobierno cuitlahuista sobre la ejecución extrajudicial de los campesinos Jorge y Alberto Cortina en el poblado Totalco.
Perote, el pasado 20 de junio. Ayer, el todavía gobernante en turno, Cuitláhuac García adelantó lo que será el fallo de la Fiscalía estatal sobre ese crimen: no hay a quien castigar.
Todo fue culpa de "Código Rojo", un protocolo que, según García Jiménez, se activa automáticamente cuando las corporaciones policíacas perciben algún peligro superior y entonces los agentes están autorizados a disparar y matar a los que se les pongan enfrente.
No lo dijo así, pero así lo dio a entender en su habla casi afásica.
"Imagínense que ante un Código Rojo que amerita hacer un sobrevuelo por ejemplo (sic), esperen a que un alto mando dé la instrucción y transcurra el tiempo, no es así, se atiende a través de protocolos".
Traducción: la culpa fue del Código Rojo.
Y pese a que todo resultó en un desastre, asegura que el protocolo funciona a la perfección.
O sea que es bueno que se mate a la gente en caliente.
Además con esa diatriba cargada de palabras mochas y 'cantinfleo' se confirma que ni el comandante de la Fuerza Civil, Humberto Segura Barradas ni el secretario de Seguridad, Cuauhtémoc Zúñiga serán llevados ante los tribunales.
Y del mismo modo que no habrá castigo para los policías que dispararon a matar en Totalco tampoco habrá para los agentes que ayer por la madrugada balearon a dos jóvenes estudiantes tras perseguirlos y acorralarlos en un domicilio de Jalapa.
Estos abusivos son tan predecibles que resultan patéticos.
Para justificar el tiroteo contra los estudiantes, el gobernante los acusó de haberlos agredido embistiéndolos con su vehículo. Es decir, los culpables son ellos.
Es el mismo manual ocupado en Totalco cuando acusó, casi inmediatamente después del asesinato de los hermanos Cortina, que los lugareños pretendían secuestrar y linchar a los agentes policíacos, algo que nunca ocurrió ni hubo visos.
Fue un señalamiento inventado para justificar la ejecución extrajudicial y, ahora, culpar al Código Rojo.
Pero si el protocolo mata, entonces hay que cambiarlo, sería lo lógico desde el punto de vista legal y humanista, pero en cambio García Jiménez lo alaba y considera eficiente.
Por otro lado, parece que el gobernante describe a su policías como unos autómatas que no razonan sino ejecutan órdenes pero éstas, según él, no las generan personas sino los protocolos.
¿Cómo es eso?, ¿no hay quien mande en la corporación policíaca?, ¿las órdenes salen de la Inteligencia Artificial o qué?
Los balbuceos del gobernante pintan un escenario de caos en la Secretaría de Seguridad Pública cuyos integrantes matan sin que haya consecuencias.
Por supuesto que la tesis de García Jiménez no superar la prueba legal ni la administrativa ni la ética y pretende echar por tierra 200 años de ciencia criminalística.
En realidad son disparates de un ineficiente e ignorante que está acorralado por los acontecimientos por los cuales él mismo debería estar indiciado.
El cierre del sexenio estatal se antoja más caótico.
Ya está dando 'pintas', ahora la policía estatal es en realidad un escuadrón de la muerte.
Los uniformados matan por doquier y casi a destajo, si no son campesinos, son estudiantes o detenidos o al que se ponga enfrente.
Ah, y ayer la prensa jalapeña documentó que la delincuencia que viste uniforme y que tiroteó a los estudiantes universitarios prendía llevarse la camioneta en la que viajaban las víctimas, pero tuvieron que detenerse por las denuncias de redes sociales y la documentación gráfica de los fotorreporteros.
El vehículo no debió moverse hasta que no llegaran los peritos forenses, pero los policías tenían prisa para incautarlo y 'sembrarle' todo tipo de pruebas falsas -desde droga y armas hasta cosas peores-, para que el resultado fuese un par de culpables hechizos.
LA GALLITA
"Pa' los toros del Jaral, los caballos de allá mesmo", es una expresión campirana aplicable a lo que ahora se percibe en la Fiscalía estatal donde la tuxtleca Verónica Hernández salió a plantarle cara a la zacatecana Rocío Nahle restregándole que su permanencia en el cargo es hasta el 2029 y no depende de ella modificar eso.
Para eso la eligieron los legisladores, no la gobernante, fue el mensaje jactancioso y casi suicida de Hernández Giadáns.
La zacatecana acusó recibo a través del diputado sureño Lenin Guzmán quien le recordó a la fiscala que el sistema político es verticalista y será la próxima mandataria quien ratifique o la eche.
Por lo pronto, la tuxtleca le salió 'gallita' respondona a la de Río Grande, Zacatecas, a la que casi le dijo "¡aquí mando yo!" como cuando en el 2017 tomó por asalto las instalaciones de la Fiscalía General.
Empero, cuesta pensar que ella hable por sí misma.
Para nada, es tan solo es una caja de resonancia de Patrocinio Cisneros quien desde Yucatán se apresta a medir fuerzas y disputarle a su exmadrina política ese coto de poder que todavía conserva en Veracruz.
Será, sin duda, una disputa desigual pero -eso sí- entre cazurros.
*Envoyé depuis Paris, France.
Editor86
