
Por Andrés Timoteo
¡FUERON LOS 'PRIANISTAS'!
¡Ellos mataron a Benito! La muerte de un tiburón tigre en el Acuario de Veracruz parecería algo tangencial, pero no lo es.
Se trata de una metáfora sobre la destrucción que provoca la "cuarta transformación" cuando se apropia de proyectos que durante décadas fueron exitosos.
Y cuando llegan los señalamientos, esos 'cuatroteístas' culpan al pasado. Así sucede ahora con el caso del escualo fallecido hace más de un mes.
Los morenistas que controlan dicho centro acuático y la Procuraduría del Medio Ambiente (PMA) intentan responsabilizar a los que estuvieron antes.
No el antes inmediato sino a los 'prianistas', a los de las administraciones anteriores al cuitlahuismo.
Dicen que al tiburón lo mató un anzuelo que tenía alojado desde hace años en los intestinos y que casualmente hasta ahora le provocó una herida interna y la consecuente hemorragia.
¿Cómo es eso?, ¿por qué no lo detectaron hace tiempo pues se supone que ese artefacto de pesca se lo tragó cuando estaba en libertad, en el mar abierto?, ¿negligencia o excusa para sacudirse el escándalo?
Dicen que el anzuelo lo tenía desde antes del 2013 cuando llegó al Acuario y que por más que los "brillantes" veterinarios oficiales buscaron y rebuscaron no lo encontraron. Ajá sí.
Si fuera negligencia tienen responsabilidad los funcionarios de la administración cuitlahuista la cual en mayo del 2022 se apropió a la mala del Acuario y del fideicomiso que lo administraba.
Además no pueden culpar a los 'prianistas' porque antes de ese despojo los que manejaron por años el fideicomiso no eran funcionarios y este operaba independiente al gobierno estatal.
La sugerencia más bien suena a una fabricación para escurrirse del escándalo y traspasar la culpa a otros que no sean del régimen gobernante.
La simple retrospectiva basta: durante años el Acuario de Veracruz no tuvo incidentes de este tipo y eso que ya Benito -dicen- tenía atorado tal anzuelo imaginario.
Si leen con atención el comunicado de la PMA comprobarán que es un rosario de pretextos exculpatorios, aunque no tiene desperdició porque es también la prueba del desorden con el que los oficialistas manejan dicho centro acuático.
Un solo dato confirma lo anterior: el bochinche sobre la edad del tiburón. Nadie la conoce.
Los funcionarios son pésimos hasta para tejer mentiras pues las matemáticas los ponen en aprietos.
El boletín oficial dice que el animal tenía 26 años, pero en el 2015 se alardeaba que había sido roto un récord mundial por la longevidad de un escualo en cautiverio ya que Benito cumplió 13 años.
Si le suman la década acumulada, entonces su edad sería de 23 años, tres menos de lo que reporta la PMA.
Pero el 19 de junio del 2024, ya bajo la regenteo del mendocino Sergio Rodríguez Cortés, se informó que Benito tenía 10 años.
Así se lo dijo el biólogo Raúl Marín Osorno, jefe del Departamento de Galerías y Exhibiciones del mismo centro, a la 'youtuber' que se hace llamar LindaShark -el video esta en la web-.
¡Díez años apenas el año pasado! Entonces, El Beni murió a los 11 años, quince menos de la edad informada por la PMA.
¿El anzuelo de los 'prianistas' lo mató a los 10, a los 23 o a los 26 años? Nadie sabe, nadie supo.
Además si afirman que durante 11 años y seis meses vivió en la pecera -así lo señala el boletín-, por qué en el 2015 se informó que tenía 13 años y apenas en junio pasado que eran 10. Tienen un desbarajuste total.
LA PESTE GUINDA
Y a Benito hay que darle la categoría de víctima.
Lo es por la negligencia y el 'valemadrismo' de sus cuidadores.
¡Fue un tiburoncidio!, sentenciaría el Tremendo Juez de la Tremenda Corte. ¡Fue el Estado!, gritarían los activistas. Risas.
Si se recurre a los estudios científicos -los serios-, el tiburón Benito habría perecido a la mitad de su expectativa de vida.
Su mala suerte fue que a su pecera y a las de las otras especies les cayó una enfermedad aniquiladora: la peste guinda.
En mayo del año pasado, el diario digital Latinus informó que en el Acuario de Veracruz durante los dos primeros años bajo la administración estatal "se perdieron" mil 577 especímenes.
Así entre comillas porque no se sabe si murieron o los traficaron. Nunca se esclareció la falta de los animales.
De lo que sí hay evidencia es que a esa fauna la diezmó la plaga guida propiciada por el virus mortífero llamado Sergio Rodríguez que se combinó con la bacteria 'come-carne' -parece albur, aunque en este caso puede sustituirse por 'come-pescado' o 'come-marisco', risas otra vez- llamada Cuitláhuac García.
Y lo peor es que la peste guinda continúa con una nueva cepa, la nahlista que promete ser igual de infecciosa y letal.
Cierto, ahora todos están crucificando al nuevo titular de la PMA, Ángel Carrizales, aunque su responsabilidad en el asunto es meramente parcial, tal vez porque ocultó todo un mes la muerte del tiburón, pero en su descarga hay que decir que el tamaulipeco está lidiando con la herencia de Rodríguez Cortés.
Ellos, los del pasado inmediato que sigue medrando, son los verdaderos culpables.
Y aunque parezca chunga, bien valdría exigir que la muerte de Benito no quede impune.
*Envoyé depuis Paris, France.