Por Andrés Timoteo

GOLPE DE REALIDAD

El registro de aspirantes a las candidatura de Morena a las municipales es un golpe de realidad: el 80 por ciento de los anotados no son fundadores de dicho partido y ni siquiera tienen vocación de izquierda.

Vienen del viejo régimen y son calamidades andantes. Muestras de la capitulación de los principios e ideales por el pragmatismo electoral.

Se excluyeron a los verdaderos y viejos luchadores sociales y de izquierda, los que fueron seguidores primigenios del movimiento iniciado por tabasqueño Andrés Manuel López Obrador.

El mejor ejemplo está en el municipio de Veracruz donde los tres aspirantes inscritos son de pura cepa fidelista: José Ruiz Carmona, Guadalupe Ingram y Rosa Hernández. Ninguno viene de la lucha social y ni siquiera son fundadores genuinos de Morena.

Siempre han sido aliados y serviles al poder en turno, además cargar acusaciones de corrupción.

Vaya, su pasado inmediato los inhabilitaría automáticamente de cualquier postulación si se cumpliera la exigencia de honestidad.

Ruiz Carmona es creación del innombrable, fue su diputado local, y está señalado del mayor saqueo al entonces Sistema de Agua y Saneamiento (SAS) del que fue director. Al tipo incluso lo acusan de la desaparición forzada de dos personas o sea un crimen de lesa humanidad.

Ingram apenas hace un año militaba en el PRI y lanzaba improperios contra los guindas. Bajo el priismo fue legisladora y funcionaria estatal y federal.

Hace unos días, la usuaria de Facebook, Rosa García, militante morenista, advertía a sus correligionarios reaccionado a una publicación de Ingram vistiendo el chaleco de los Servidores de la Nación en las colonias porteñas:

"Compañeras de partido, ¿acaso ya se les olvidó cuando Anilú estuvo en la Sedesol y no las apoyó?".

Y Rossy Martínez agregó:

"Recuerden las cinco guarderías fantasma", aludiendo los señalamientos de que ella y sus familiares operaban instancias infantiles inexistentes para cobrar el subsidio gubernamental cuando era delegada de la Sedesol.

La exreina del Carnaval tiene también tiene el sello del duartismo en la frente.

Ella misma se decía "cuata" de Javier Duarte a quien acompañaba a comer tacos en puestos callejeros durante la campaña del 2010 y luego fue integrante de su gabinete.

Con el innombrable también recibió prebendas, le consiguió trabajo a su progenitora y cuando le recontaron el sueldo, ella llamó al gobernante: "Viejo cabrón".

Ese era el nivel de confianza que se tenían.

Rosa Hernández, actual diputada federal, ni siquiera es del puerto sino de Comapa, municipio en la zona centro.

Ahora mismo ella paga gacetillas en la prensa para que le inventen una trayectoria de izquierda y hasta de "luchadora social" -risas-.

Está lejos de ser eso.

Tampoco es fundadora del PRD ni de Morena como se promociona.

Un tiempo trabajó en los medios informativos y todos en el gremio saben que desde allí operó para el priismo en el poder.

Hace unos meses, el periodista Miguel Novoa la acusó públicamente de recibir estipendios del chirinato cuando Miguel Ángel Yunes era secretario de Gobierno.

LOS "MUGROSOS" DE AYER

Pero su mayor servicio fue para el innombrable. En el 2006 junto con la exdiputada federal Socorro Aubry se encargó de las famosas redes ciudadanas a favor del movimiento de López Obrador, pero la información y los contactos se los vendió al innombrable. ¿Qué le dio a cambio? Adivinen.

También le operó mediáticamente al duartismo vía el entonces secretario de Gobierno, Gerardo Buganza cuando ella fungía como directiva de un periódico local en el puerto -que ya desapareció- y hasta llegó a espiar a otros periodistas que eran críticos del mandatario.

Esta señora de activista del periodismo tiene lo mismo que de astronauta. Más risas.

Hay una anécdota que dos reporteras porteñas - ambas de radio- cuentan desde hace años sobre Hernández: por allá en los años noventa cuando ellas entrevistaban a los líderes del PRD, la comapeña se reía y las criticaba por "perder el tiempo dándole voz a esos mugrosos sin futuro".

Y esos "mugrosos sin futuro" le dieron una regiduría en el ayuntamiento porteño sin ser perredista o sea sin merecerla, la obtuvo porque fue una cuota de la diputada Aubry quien inicialmente se la ofreció a la periodista Tere Arroyo, pero ella la rechazó.

Y esos mismos "mugrosos", ahora en Morena, la hicieron diputada federal y hoy quiere que la hagan candidata a la alcaldía.

En su momento, cuando fue regidora en el gobierno del panista Francisco Ávila, la reportera Lilia Baizabal publicó que la señora era una extorsionadora voraz que obligó a que le pagaran una cirugía maxilar para acomodarse los dientes postizos que costó a la tesorería municipal varios miles de pesos. Todo está en la hemeroteca.

Tampoco se olvide la red de familiares que esta señora acomodó en la delegación del Bienestar donde, en conjunto, cobran cientos de miles de pesos.

Por cierto, hay quienes aclaran que la famosa "flor del puerto" que apoya el senador Manuel Huerta no es la comapeña sino Ingram Vallines.

A Hernández la financia el actual delegado del Bienestar, Juan Gómez. Tal para cual.

*Envoyé depuis Paris, France.