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TEXTO IRREVERENTE - | Hace dos semanas, el obispo de Chilpancingo, José de Jesús González reveló que a finales de diciembre se entrevistaron con jefes criminales para tratar de llegar a un acuerdo...

Es una versión antiquísima, data de los albores del siglo tercero y aparece en el llamado Credo de los Apóstoles, el cual dice que Jesús “fue crucificado, muerto y sepultado, y descendió a los infiernos”...

Por Andrés Timoteo

HABLAR CON EL DIABLO
Es una versión antiquísima, data de los albores del siglo tercero y aparece en el llamado Credo de los Apóstoles, el cual dice que Jesús “fue crucificado, muerto y sepultado, y descendió a los infiernos” antes de subir al Cielo.

Sin embargo, el Credo de Nicea, el oficial del catolicismo desde el año 325, no lo cita.


La referencia histórico-religiosa que alude al ‘tour’ de Jesucristo por el inframundo tras su muerte humana viene al caso por lo que están haciendo los obispos en varios estados del país: van a los infiernos y hablan con los diablos. Así de simple y así de complejo.

Los demonios en estos días son los capos del narcotráfico que tienen a gran parte del país convertido en un Hades.

Y no es una declaración de fe sino de realidad ya que el hampa es gobierno casi de facto en Guerrero, Michoacán, Colima, Sinaloa, Baja California, Sonora, Chiapas y Jalisco, toda la franja del Pacífico.

Más allá de la cuestión espiritual, el reinado de la delincuencia es muy mundano y muy político porque los criminales ayudan a determinados partidos a ganar gobiernos y después controlan a los representantes populares electos.

El resultado es la ingobernabilidad, el reguero de muertos, los desplazamientos forzados y el terror generalizado.

En este contexto, hay dos estados, Michoacán y Guerrero, donde la Iglesia Católica aplica el Credo de los Apóstoles porque sus obispos y sacerdotes se han aventurado a ir con los diablos, hablar con ellos y tratar de llegar a pactos para detener la ola de muerte y violencia.

Hace dos semanas, el obispo de Chilpancingo, José de Jesús González reveló que a finales de diciembre se entrevistaron con jefes criminales para tratar de llegar a un acuerdo, pero no fue posible. Años antes, eso mismo hizo su antecesor, Salvador Rangel, ahora obispo emérito.

En Michoacán igualmente lo han intentado con logros medianos. Por ejemplo, en la Semana Santa del 2021, el obispo de Apatzingán, Cristóbal Ascencio, logró la tregua de una semana en Aguililla para que el nuncio apostólico Franco Coppola fuera a celebrar las liturgias.

LA NUERA DE FIERRO

Fuera de eso, poco se ha avanzado. No obstante, en México dada la pasividad, permisividad y hasta connivencia del gobierno con el crimen organizado, la gestión de los obispos y sacerdotes es el único camino que se tiene para tratar de menguar la violencia y la masacre de la población.

Desde hace por lo menos tres años, la Iglesia Católica impulsa los Diálogos por la Paz, que es un intento para alcanzar la armonía social que contempla también combatir las adicciones y las seducción por la “vida narca” entre los jóvenes y, en un emplazamiento más extremo, buscar a los narcotraficantes para conseguir una tregua que salve vidas. Ir al infierno y hablar con los demonios, pues.

Eso ha sido muy complicado porque, como los mismos religiosos han expuesto, el narcotráfico está infiltrado en las cúpulas gubernamentales.

El ejemplo más crudo lo expuso el obispo guerrerense Rangel: la gobernadora morenista Evelyn Salgado fue nuera de Joaquín Alonso Piedra, “El Abulón”, también apodado “El Señor de los Fierros”.

iedra, asesinado hace una semana en Acapulco, fue operador del Cartel de los Beltrán Leyva.

“¿Así, cómo avanzamos contra eso?”, preguntó monseñor Rangel en una entrevista con Radio Fórmula.

BINOMIO INACEPTABLE

Lo que hace la Iglesia Católica en México no es algo nuevo, ya ese tipo de diálogos y encuentros los han impulsado en Colombia.

Empero, su intervención en labores de pacificación que corresponden a la autoridad es síntoma de gobiernos fallidos o cómplices de la mafia. Contra ellos bregan los obispos.

Además, los religiosos advierten que los cárteles del narcotráfico intervendrán -ya lo hacen, recuerden los ‘hashtags’: #NarcoPresidente y #NarcoCandidata- como nunca en los comicios para renovar la presidencia y gubernaturas.

Por eso, la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM) emitió una carta durísima sobre lo que se percibe.

“Debemos evitar que el crimen organizado intervenga en cualquier lugar y momento. La democracia electoral mezclada con la delincuencia es un binomio totalmente inaceptable, es un signo de la más deplorable corrupción que se debe evitar a toda costa. Por ningún motivo se puede justificar y mucho menos entrar en complicidad”.
“Requerimos que favorezcan el ejercicio del voto libre, informado y secreto, sin manipulaciones ni engaños, sin injerencias indebidas de las autoridades gubernamentales ni de cualquier índole. Lo decimos con toda claridad: ¡deseamos una elección en la que participemos todos! ¡evitemos cualquier retroceso democrático!”, expone la CEM.
En otra carta paralela, pide al pueblo mexicano que “SALGA A VOTAR (así en mayúsculas que es como gritar o suplicar) y elija dirigentes que busquen sinceramente el bien común (o sea, no elijan a pillos ni narcogobernantes)”.

Ojo, ayer la candidata oficialista, Claudia Sheinbaum sacó un documento descalificando el diagnostico de los obispos, algo muy elocuente y confirmativo.

Su carta paralela se llama “Sigamos dialogando” o sea que ella también anda platicona.

*Envoyé depuis Paris, France.