Por Andrés Timoteo

IMPUSO LA AGENDA

Ya transcurrió la primera semana de las campañas formales en pos de la gubernatura y el tiempo siembre ayuda a emitir la mejor evaluación.

¿Qué se recuerda de los dos candidatos que disputan el primer cargo de gobierno en Veracruz?

Ojo, que el tercero inscrito, el expanista y hoy emecista, Hipólito Deschamps, ni cuenta ni figura.


De la zacatecana Rocío Nahle sigue hablándose del abucheo en el Café de la Parroquia y de sus pifias geográfico-toponímicas por cambiar los nombres de municipios y desconocer su ubicación.

Y, claro, de sus casotas de lujo adquiridas de forma inexplicable desde el tamiz legal.

Nadie se acuerda de sus “8 Ejes” y “80 compromisos” que recitó en el malecón porteño.

Todo gira sobre el escándalo inmobiliario detonado por el empresario sanrafaelino Arturo Castagné hace ya tres semanas y que los operadores nahlistas-morenistas no han podido detener ni contrarrestar.

El caso sigue imperando en la percepción colectiva..

En este contexto, si se revisa la conversación pública durante la primera semana de campaña se verificará que el candidato aliancista José Yunes Zorrilla le impuso la agenda a la zacatecana Rocío Nahle.

Su denuncia ante la FGR por enriquecimiento ilícito y lavado de dinero dominó la charla sobre el tópico electoral.

Dado el golpe, el peroteño se abocó a machacar sobre el mismo y solo de paso aprovechó las pifias de Nahle respecto a la geografía veracruzana para reforzar el señalamiento de que ella es ajena y está desarraigada de la entidad.

Así, Yunes Zorrilla fue quien marcó la ruta y el debate a su rival que infructuosamente ha tratado de defenderse del predicamento en que la metió el empresario sanrafaelino Arturo Castagné y que ahora judicializó el propio peroteño.

EL ARDID DEL GÉNERO

Esto es hilarante. Quién iba a decir que la desastrosa defensa que hizo inicialmente su vocera Adriana Muñoz sobre la casota de El Dorado y los improperios que lanzó contra el empresario Castagné - misógino, violentador, espía y discriminador de mujeres- se convirtieran en la estrategia formal para defenderse de la denuncia del peroteño.

Acorralada por la exhibición de sus haberes inmobiliarios y sin poder refutar con datos que acrediten que los obtuvo legalmente, Nahle ahora intenta desviar la atención pública instrumentalizando un tema tan delicado como doloroso: la violencia contra las mujeres.

“Se debe denunciar a los acosadores, difamadores y violentadores”, dijo la semana pasada tras anunciar que procederá legalmente contra Yunes Zorrilla y esa fue la pauta para que sus voceros oficiales y oficiosos tildarán al peroteño de misógino, violentador, acosador, abusador, difamador y otras linduras.

Vaya, igual que lo hicieron con Castagné.

Algunas acomedidas de Morena hasta convocaron a una marcha en Jalapa para defender a Nahle de lo que, dicen, es un ataque por ser mujer.

Pero no hay tal, la corrupción no tiene sexo y se debe denunciar y castigar por igual, la cometa un varón o una fémina.

Algunos colectivos feministas le corrigieron la plana a la zacatecana y además le piden ‘no colgarse’ del concepto de violencia de género pues es una burla que se quiera vestir de víctima cuando no lo es.

Cierto, y que le robe reflectores y atención a las verdaderas víctimas de estas agresiones.

IGUAL QUE DELFINA

¿Cuándo la señora Nahle se ha reunido con mujeres sobrevivientes de feminicidio o que perdieron una madre, una hija, una hermana, una vecina o una conocida por este crimen?

Nunca.

Y jamás ha condenado que el gobierno de Cuitláhuac García y su fiscala ‘rasuren’ las cifras sobre los feminicidios e ignoren y maltraten a las mujeres que denuncian todo tipo de violencias.

Lo anterior no solo es ser abusivo y oportunista sino también caradura.

Algunas activistas acusan “ignorancia” en la candidata y sus seguidoras por usar el concepto de violencia de género como arma electoral, pero no lo es.

No ignoran nada, saben lo que hacen y el tema lo utilizan sin empacho como un mero instrumento para defender honras indefendibles.

No les va a funcionar.

El 22 de febrero del 2023, la Sala Superior del Tribunal Electoral de la Federación (TEPJF) sentenció que las denuncias y su difusión por casos de corrupción cometidos por una mujer que haya ocupado cargos públicos no constituyen ni calumnias ni violencia de género.

Los magistrados respondieron así a la gobernadora del Estado de México, Delfina Gómez quien en su etapa de candidata, junto con algunas diputadas morenistas, interpuso denuncias contra los que la señalaban de actos de corrupción cuando se desempeñó como alcaldesa de Texcoco.

Ella alegó que la violentaron por ser mujer.

Por ello pidió castigo a los que, a su decir, la difamaban, acosaban y agredían por cuestión de género.

No prosperó el litigio como tampoco prosperará el ardid de la zacatecana Nahle que es exactamente el mismo usado por la mexiquense Delfina Gómez.

Hay antecedentes judiciales y jurisprudencia para tumbar la estratagema de la zacatecana Nahle quien pretende vestirse de víctima de violencia de género como antes se vistió de jarocha para tratar de engañar a los veracruzanos.

Aunque la mona se vista de seda...

*Envoyé depuis Paris, France.