Por Andrés Timoteo
LA BRUJA
"¡Ay que bonito es volar/ a las dos de la mañana./ A las dos de la mañana,/ hay que bonito es volar, ay mamá!/ Me agarra la bruja y me lleva a su casa,/ me vuelve maceta y una calabaza./ Me agarra la bruja y lleva al cerrito,/ me vuelve maceta y un calabacito".
Desde hace mucho en Veracruz le hacen fiesta a las brujas. Para los jarochos no son seres malignos sino que las romantizan como criaturas divertidas. A las que les cantan son una mezcla de las 'tlahuelpuchis', las hechiceras precolombinas que pueden transformarse en animales, y las brujas europeas que vuelan en escobas.
"A la bruja me encontré/ que en el aire iba volando./ Que en el aire iba volando,/ a la bruja me encontré, ¡ay mamá!/ Escóndeme Chepa, escóndeme Juana/ que ahí anda la bruja/ debajo la cama./ Escóndeme Chepa, escóndeme Jova/ que ahí anda la bruja volando en su escoba".
Desde el México prehispánico, las brujas no se trepan en escobas para volar sino lo hacen en forma de bolas de fuego. ¿Quién que viva en las zonas rurales no las ha visto?
Esos orbes luminosos saltan de cerro en cerro y así llegan hasta los poblados para chuparles la sangre a los bebés, sobre todo a los recién nacidos que no están bautizados.
Pero más que la letra de la canción, lo representativo al danzar el son de La Bruja es que recrea su vuelo.
Las bailarinas se colocan una veladora encendida sobre la cabeza y deben danzar con ellas sin que se caiga.
Lo interesante no es el equilibrio -que si sorprende- sino la pareidolia, lo que parece.
El son se baila a media luz y entonces las veladoras encendidas simulan las bolas de fuego que bailotean por los aires durante las noches.
Así el prodigio visual se da: las llamas equilibradas se mueven y brincotean representando a las mismas brujas transformadas en bolas de fuego.
Esa es la esencia del bailable jarocho, mostrar el vuelo brujeril.
EL OCHAVARIO
Xantolo es la fiesta huasteca de los muertos que se ha puesto de moda en los últimos años casi en todo el estado.
Vaya, hasta el desocupado Cuitláhuac García se pone a zapatear huapangos con la cara pintada de Catrina.
El atractivo del festejo son los bailes por las calles con los danzantes disfrazados, por eso se ha popularizado, pero no es el único festejo antiguo y colorido.
Veracruz tiene una riqueza de jolgorios y rituales para festejar a los difuntos.
Los hay en cada región e incluso en cada municipio. Vaya, son como el mole que en cada zona le da un sazón distinto.
Por ejemplo, en Naolinco así como preparan el mole almendrado hacen La Cantada que comienza desde el 28 de octubre.
Consiste en ir "a traer" a los muertos a los cementerios animándolos con cantos para que se 'levanten' de sus tumbas y vayan a los que fueron sus hogares terrenales.
"¡Levántate alma cristiana!, ¡despierta si estás dormida!, los incitan.
La gente va por esos invitados y luego, cada noche hasta el 2 de noviembre, los acompañan cantando de casa en casa para que se reencuentren con los vivos.
En la sierra de Otontepec celebran el Ochavario para el cual colocan un camino con velas encendidas desde los cementerios y las entradas de los pueblos para guiar a los muertos que vienen de visita.
Y ocho días después también hacen lo mismo para encaminarlos de regreso.
Dicho ritual comienza el 2 de noviembre y termina el 10, y cada noche hay cánticos con banda de viento.
Al final de la ruta del día 10 se hace una 'sentada', es decir que la gente se sienta a comer tamales de palma, enchiladas de ajonjolí con carne seca, chabacanes -que son unas empanadas- té de masa y el tradicional zacahuil.
No olviden que Otontepec está en la Huasteca Baja y el zacahuil es la joya gastronómica.
LA VIEJADA
Cerca de ahí, en la Huasteca Media, por donde Pánuco y Tempoal, hacen La Viejada que es una danza en homenaje a los viejos y especialmente a los difuntos que murieron en edad avanzada.
La Viejada forma parte del Xantolo, pero es un rito muy especial en tierras veracruzanas.
Recuerden que el Xantolo no es exclusivo de Veracruz sino que se celebra en toda La Huasteca que incluye a Hidalgo, Tamaulipas, San Luis Potosí y Puebla.
La Viejada es una burla a la 'Calaca reseca y flaca' porque no se lo llevó antes y llegó a la plenitud de la vida.
Así los viejos con barba y bastón dancen alegremente riéndose de La Huesuda.
Es más, la tradición obliga a que vayan al cementerio y bailen sobre cada tumba de los que murieron ancianos, aunque actualmente ya casi no se hace y todo se reduce a zapatear sobre las calles o templetes de madera.
Ah y el Xantolo debe durar 63 días.
Por su intención 'comercial', la mayoría lo celebra durante apenas una semana, pero el original comienza el 29 de septiembre con una primera ofrenda para los que murieron por enfermedad y así se van repartiendo las fechas para cada forma de muerte.
Claro, pasa por los días más concurridos que son el 1 y 2 de noviembre, y concluye el 30 de ese mes con la fiesta de San Andrés Apóstol cuando se cierran las puertas de los cuatro cielos: el Tlalocan, el Omeyocan, el Mictlán y el Chichihualcuahco que no se vuelven a abrir hasta el día de San Miguel Arcángel del año siguiente.